Serie Unidos1- Emma & Alan

20-Emma

Había tenido el sueño más caliente esta noche. Y el protagonista era Alan.

Alan.

¿Me amaba?

¿Yo lo amaba?

Sí.

Intento moverme para levantarme de la cama,cuando siento que algo me rodea la cintura. Miró en esa dirección y había un brazo, es ahí donde recuerdo la noche que pase con Alan y no un sueño.

Miro detenidamente su rostro y no podía negar lo hermoso que era.

Y me quería a mi.

Solo a mi.

Me levanto sin molestarlo y miro la hora. Tomó mi celular y veo las llamadas perdidas de mi socio.

Desde ayer estaba en el país y tenía que reunirme con el para ultimar los últimos contratos de compra de un laboratorio que teníamos que confirmar. Así que le mando un mensaje para confirmarle que se reuniera conmigo en una hora.

Entro al baño y empiezo a bañarme, es cuando siento unas manos en mi cuerpo.

-Hola, mi amor.-habla, seguido de unos besos en mi hombro derecho.

Me doy vuelta para ver a Alan, seguido de un beso de pura pasión. Nos empezamos a tocar por todo el cuerpo y es cuando siento lo húmeda que estoy por el.

-Estas lista para mi.-dice Alan.

-Siempre.

El me me toma en sus brazos y me pega a la pared del baño. Luego siento como entra en mi cuerpo muy lentamente.

-Ah si, Alan. Tomame más rápido.

-Lo que mi amada quiera.

El se impulsa más rápido saliendo y entrando en mi cuerpo, hasta que siento que ya estoy a punto de acabar.

-Si...Alan. Ya estoy cerca...no te detengas.

-Nuca.-dice roncamente-. Acaba en mi polla, Emma...así yo pueda terminar en ese coño tan apretado que tienes.

-Sii...-ya ni sabía lo que decía. Tal vez los orgasmos que me proporcionaba Alan, quemaban mis neuronas.

Cuando terminamos ese exquisito rapidito en el baño.

Nos vestimos para desayunar y ver a nuestros hijos.

Les doy de comer a los niños y después desayuno con Alan y mis muchachos en silencio. Cuando siento que alguien carraspea y todos miran a Alan.

-¿Siempre comes con ellos?-me pregunta serio.

Miro a los muchachos que siempre me cuidaron y considero mis amigos con una sonrisa en mi rostro.

-Ellos siempre desayunan conmigo, además de prepararlo. ¿Tienes algún problema?

-Puesto que ahora seremos una familia, los empleados no deben estar con nosotros.

Siento como los muchachos se levantan y se van dejándonos solos.

-Se me quito el apetito. Además tengo una reunión de trabajo en diez minutos.

-Emma, yo...

-Quiero dejarte algo en claro.-le corto-. Yo no cambiaré mi forma de vida. Además esos empleados como dices son mis amigos. Y por ende siempre que pueda compartiré con ellos una comida.

-Fuimos criados de manera muy diferente...

-Ellos siempre me cuidaron, ahora cuidan a mis hijos. Eso no cambiará. Cuando tu no estuviste con nosotros ellos nos cuidaron.

-Emma...comprende. Si viviremos juntos en ahora en adelante, me gustaría estar con mi familia comiendo en privado. No con unos desconocidos que además les ofreces un sueldo. A mi ver ellos comen contigo por obligación no porque quieran.-
Siento como mis ojos pican por esa verdad.

-Mi casa, mis reglas.-digo ocultando mis sentimientos.

-Amor, yo...

-Tengo que trabajar.-le corto-. Así me iré a preparar.

Dejó a Alan solo en la cocina y voy a mi despacho. Le mando un mensaje a Fred, para que traiga a mis hijos. Cuando llega con ellos, me acerco a mirarlos. Eran unos angelitos dormidos.

-Emma los chicos me dijeron...

-¿Tiene razón cierto?

-No...

-Lo veo en sus caras ¿sabes?-le corto-. Ahora en adelante comerán en su comedor. No los quiero en la casa principal si no es por trabajo. Y les subiré el sueldo por las molestias.

-No tienes que hacerlo.

-Lo haré. Soy la jefa. Si a alguien no le gusta, puede dejar su renuncia en mi escritorio.

En eso siento que suena el timbre.

-Puedes abrir la puerta a Marcos. ¿Por favor?

-Si jefa.-y sale a abrir la puerta.

Me siento en mi escritorio y miro la nada. Cuando siento voces que discuten.

Eran mis chicos. Mis empleados.

-Basta.-digo tranquilamente-. Se acataran las ordenes que le di a Fred, si no, en mi escritorio dejen su renuncia.-miro detenidamente a cada uno, hasta que miro solo a Fred-. ¿Quien toco el timbre? 

-Yo.-dice Marcos detras de los hombres.

-Hola. Pasemos a mi despacho, Marcos.

Me doy la vuelta y tomo el camino a mi despacho, sin detenerme si Marcos va detras mio. Cuando nos ubicamos en el despacho. El primero en hablar es Marcos.

-Pasare por alto tu recibiemiento, querida Emma. Pero lo que mas me intriga es el trato hacia "tus chicos".-lo ultimo lo dice haciendo comillas con sus dedos.

-Mis chicos como tu dices...no les gustan los cambios.

-A veces...los cambios pueden ser buenos o malos. ¿Hacertaste en este cambio?

-Hace mucho que debe haberlo hecho.-digo con pesar.

Marcos solo haciente. Y me sonrie dulcemente como siempre.

-Empecemos a lo que vine.

Marcos, nunca me desepcionaba con cursilerías.

 

 

 

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