Diana pasó la noche en vela, rodeada de los restos de su propia memoria. Había vaciado una caja de viejos diarios y fotografías en el suelo de su sala, buscando desesperadamente una conexión entre los eventos recientes y su infancia. La hoja con su escritura infantil seguía sobre la mesa, como un recordatorio silencioso de que algo profundamente enterrado estaba emergiendo.
Una fotografía en particular llamó su atención: ella, con unos ocho años, y Clara, su mejor amiga de entonces, sentadas en el jardín de su antigua casa. Clara sostenía una pulsera de cuentas de colores que Diana reconocía vagamente. El recuerdo de ese objeto hizo que un escalofrío le recorriera el cuerpo, pero no logró ubicar por qué.
En su diario infantil, encontró una entrada escrita pocos días antes de la desaparición de Clara:
"Hoy Clara me dijo que tiene un secreto. Dice que si lo cuento, algo malo pasará. No entiendo qué quiso decir, pero prometí no decir nada. Espero que no sea grave."
Diana sintió un nudo en el estómago. La imagen de Matías frente a su antigua casa en el sobre anterior volvía a su mente. Necesitaba respuestas, pero no sabía dónde encontrarlas.
El tercer sobre
A la mañana siguiente, Diana abrió la puerta de su apartamento para recoger el periódico y encontró un tercer sobre. Este era más grueso que los anteriores, y su corazón comenzó a latir con fuerza mientras lo abría. Dentro había dos cosas: una fotografía de Matías, mucho más joven, parado frente a la casa donde ella había crecido, y una copia de un informe policial sobre la desaparición de Clara.
El informe detallaba que la última vez que alguien había visto a Clara fue en el jardín de los padres de Diana. Decía también que no había pruebas concluyentes y que el caso había quedado archivado. Diana no recordaba que la policía hubiese interrogado a su familia, pero había bloqueado tantas cosas que ya no confiaba en su memoria.
El rostro de Matías en la foto la perturbaba profundamente. No era solo que estuviera relacionado con su casa; era la forma en que parecía mirarla directamente desde la fotografía, como si hubiera sabido que algún día ella encontraría esa imagen.
Confrontación
Diana llegó al consultorio de Matías sin una cita. Tocó la puerta con insistencia hasta que él apareció.
—Diana, no tenía programada una sesión contigo hoy —dijo con calma, pero había una ligera tensión en su voz.
—Necesito respuestas —dijo ella, entrando sin esperar invitación.— ¿Por qué apareces en esta foto? ¿Cómo estás relacionado con mi pasado?
Le lanzó la fotografía sobre el escritorio. Matías la miró en silencio durante unos segundos antes de recogerla. Luego, una sonrisa extraña cruzó su rostro.
—Sabía que tarde o temprano llegarías aquí.
—¿Qué quieres decir? ¿Tienes algo que ver con la desaparición de Clara?
Matías no respondió de inmediato. Se levantó de su asiento y caminó hacia la ventana, observando la calle.
—Hay cosas que tu mente ha bloqueado, Diana. Cosas que no estás lista para recordar.
—¿Bloqueado? Eso no explica por qué estás en esta foto. ¡Dime la verdad!
Matías se giró para enfrentarla. Por primera vez, su mirada perdía la calma habitual y mostraba algo más oscuro.
—Tú querías olvidar, Diana. Pero los recuerdos reprimidos tienen una forma de salir a la superficie cuando menos lo esperas. Yo solo estoy aquí para ayudarte a enfrentarlos.
Antes de que Diana pudiera responder, su mirada se desvió hacia un archivador en la esquina del consultorio. Algo en su interior le decía que allí había respuestas. Mientras Matías hablaba, ella se acercó sigilosamente y abrió uno de los cajones. Dentro había un archivo con su nombre.
Lo sacó y comenzó a hojearlo. Había notas sobre sus sesiones, pero también fotografías antiguas de su infancia y un dibujo que ella había hecho cuando era niña. Era el mismo dibujo que Clara había hecho el día que desapareció: una casa rodeada de árboles y una figura oscura al fondo.
—¿Por qué tienes esto? ¡Explícate!—exigió, sosteniendo los papeles frente a él.
Matías dio un paso hacia ella, pero Diana retrocedió. Su respiración era rápida y descontrolada.
—Diana, todo esto es para ayudarte. No entiendes lo que realmente sucedió aquel día… pero estás cerca de descubrirlo.
Diana no esperó a escuchar más. Con el archivo bajo el brazo, salió del consultorio corriendo, dejando atrás a Matías, quien simplemente la observó con una expresión indescifrable.
La figura en la sombra
Esa noche, mientras revisaba el archivo en la seguridad de su apartamento, Diana encontró una última hoja que había pasado por alto. Era una nota escrita a mano, aparentemente por Matías:
"La verdad está en el árbol del fondo. Pero ¿estás lista para verla?"
La mención del árbol la hizo recordar el viejo roble que había en el patio trasero de su antigua casa. Algo había sucedido allí, algo que su mente se había negado a procesar. Pero ahora sabía que no podía evitarlo por más tiempo. Tendría que regresar al lugar donde todo comenzó.