El roble seguía allí, firme y majestuoso, como si el tiempo no hubiera pasado. Diana regresó meses después al lugar donde todo había comenzado, esta vez con una paz que nunca pensó recuperar. Había pasado mucho desde aquella confrontación final: Matías cumplió su promesa de asumir las consecuencias, confesando todo a las autoridades. Aunque los jueces entendieron que el accidente de Clara no fue premeditado, el encubrimiento fue algo que no podía ignorarse.
El vecino encapuchado, que había observado todo en silencio durante años, también enfrentó su destino. Su rabia contenida y sus acciones extremas lo llevaron a recibir un castigo severo, pero Diana no podía evitar sentir una punzada de tristeza por lo que esa obsesión había causado. Nadie había salido indemne de esta historia.
Con los papeles legales resueltos y la caja con los recuerdos de Clara ahora en sus manos, Diana decidió dar un paso hacia adelante. En honor a su hermana, organizó una pequeña ceremonia bajo el roble, donde enterró la caja con sus pertenencias junto a una placa conmemorativa: "Clara: luz eterna entre las sombras". Era su manera de cerrar el ciclo, de devolverle a Clara un lugar donde pudiera descansar en paz.
Al levantarse del suelo, Diana sintió el viento jugar con su cabello. Miró al cielo y permitió que una sonrisa se dibujara en su rostro. Por primera vez en mucho tiempo, sintió que podía respirar sin el peso del pasado aplastándola.
En los días que siguieron, vendió la casa de su infancia y se mudó a una ciudad diferente. Queriía un nuevo comienzo, un lugar donde pudiera redefinirse sin las sombras de lo que había ocurrido. A veces, por la noche, sacaba la copia de la fotografía donde Clara sonreía, y en su corazón sabía que su hermana también había encontrado paz.
El roble, testigo mudo de tantos secretos, seguiría creciendo, sus raíces extendiéndose hacia lo profundo de la tierra. Para Diana, ese árbol no solo simbolizaba un pasado doloroso, sino también la fortaleza para seguir adelante. En sus ramas, ahora veía una promesa: que incluso en los momentos más oscuros, la vida podía encontrar una manera de florecer.