Setenta y Tres Intentos

Capítulo 7: El Eco de un Beso que no Fue

Adrián

La música era un martilleo sordo contra mis sienes. Cada latido de la batería, cada risa estridente, era un recordatorio de lo fuera de lugar que estaba. Estaba ahí por ella. Siempre por ella. Por esa sonrisa que iluminaba hasta el rincón más oscuro de mi taller, por la forma en que su energía desbordante podía, por contraste, hacer sentir mi quietud como un refugio y no como una tara.

Pero esa noche, su energía me estaba arrastrando hacia un precipicio.

El tequila ardía en mi estómago como líquido pánico. Cada shot que Adria me obligaba a tomar era otro clavo en el ataúd de mi resistencia. La veía reír, bailar, brillar como solo ella sabía hacerlo, y un dolor agudo y familiar se apretaba en mi pecho. Ella era el sol, y yo, un planeta condenado a orbitarla a una distancia segura, condenado a quemarme si me acercaba más.

—¡Verdad o reto! —gritó, y su voz, tan llena de vida, sonó como una sentencia.

Sabía que llegaría a mí. Lo sentí en el nudo que se formó en mi garganta cuando la ronda se acercó. Cuando sus ojos, brillantes por el alcohol y la diversión, se posaron en mí, quise desaparecer.

"Verdad", dije. Era la opción segura. La que me permitía mantener mis secretos bajo llave, mis sentimientos a salvo detrás de respuestas evasivas o medias verdades.

Pero ella no quería seguro. Quería espectáculo. Quería incendiar la noche, y por alguna razón, había decidido que yo sería su yesca.

—¡Elige reto! ¡Vamos, vive un poco!

Vivir un poco. Para ella, eso significaba besarse con un extraño. Para mí, vivir era poder mirarla un segundo más sin que me partiera el alma. Pero no podía decirle eso. Nunca podría.

"Cale. Reto." La palabra salió de mis labios como un susurro de rendición. Ya estaba perdido. Solo quería que acabara pronto.

Su entusiasmo fue brutal. Miró alrededor, cazando presas para su juego. Y entonces, la señaló. A la chica de rojo. La que me había estado mirando. La que representaba todo lo que Adria creía que yo necesitaba y todo lo que yo no quería.

"¡Besarla! ¡Ese es tu reto!"

El mundo se detuvo. El ruido de la fiesta se apagó, replaced por un zumbido sordo en mis oídos. No. La palabra era un eco en mi mente, un grito silencioso que se ahogaba en mi garganta. No podía. No quería. El solo pensamiento de tocar a otra persona, de fingir un deseo que no sentía, de traicionar así, tan públicamente, todo lo que sentía por ella… me provocaba náuseas.

—No —logré decir, y mi voz sonó débil, quebrada, incluso para mis propios oídos—. Elige otro reto.

Pero ella no veía. No quería ver. Su insistencia era un cuchillo que giraba en la herida.

—¡Si sigues siendo tan tímido, nunca conseguirás novia!

Cada palabra era una gota de ácido. Novia. ¿Es que no lo entendía? ¿No veía que no quería a nadie más? ¿Que el solo concepto de "novia" estaba irremediablemente unido a su imagen, a su risa, a su desastre glorioso?

Clara intentó detenerla. Su voz, firme y lúcida, cortó el aire. "Adria, basta." Por un segundo, sentí un destello de esperanza. Clara lo sabía. Sabía mi secreto y estaba tratando de protegerme, de proteger esto, lo poco que tenía.

Pero Adria estaba ebria de tequila y de su propia necesidad de controlar, de arreglar vidas ajenas como si fueran planos desordenados. Me empujó. Físicamente. Empujándome hacia la chica, hacia el abismo.

Y entonces, me miró. Realmente me miró. Y en sus ojos, no vi diversión, ni cariño, ni siquiera la frustración de una amiga. Vi una indiferencia aterradora. Una falta total de comprensión de lo que estaba haciendo, de lo que estaba destruyendo.

La rabia, la impotencia, el dolor de cuatro años de silencio, de setenta y tres intentos fallidos, de domingos limpiando su caos por las migajas de su atención, estallaron en una pregunta que me salió desde un lugar oscuro y profundo que ni yo mismo conocía.

—¿De verdad quieres que lo haga? —pregunté, y mi voz ya no era débil. Era fría, cargada de una amargura que la hizo parpadear—. ¿De verdad quieres que me bese con otra persona?

Por un segundo, vi la duda en sus ojos. Un asomo de incomodidad. ¿Lo había logrado? ¿Había conseguido que por un milisegundo vislumbrara la verdad?

Pero fue solo un segundo. Su terquedad volvió, más fuerte. —Es…es solo un juego. Para… divertirse.

Divertirse. Mi corazón se hizo trizas. Para ella, mi ruina era entretenimiento.

La chica se acercó, tocó mi brazo. Su contacto me quemó. Me aparté bruscamente. Ya no podía más. El aire erapesado, envenenado. Cada risa a mi alrededor era una burla. Cada luz, una interrogante.

—No —dije, esta vez con una claridad que cortó la música, que silenció a nuestro pequeño círculo—. Me voy.

No miré atrás. No podía soportar ver su rostro, whether fuera de confusión o de indiferencia. Me abrí paso entre la multitud como un sonámbulo, ciego de dolor y de una rabia sorda que dirigía hacia ella y hacia mí mismo. Por ser tan cobarde. Por amar tanto. Por no ser capaz de gritarle la verdad allí mismo.

El aire frío de la noche me golpeó el rostro al salir, un contraste brutal con el calor sofocante del interior. Respiré hondo, pero el aire no llegaba a mis pulmones. Seguía ahogándome.

Caminé sin rumbo, las manos clavadas en los bolsillos de mi chaqueta, temblando. El eco de sus palabras resonaba en mi cráneo.

"¡Si sigues siendo tan tímido, nunca conseguirás novia!"

Una novia. Eso era todo lo que veía. La solución simple, mundana, para su "amigo" tímido. Nunca se le ocurriría que la solución, la única mujer que podría querer, estaba de pie frente a ella, rogando en silencio que dejara de intentar arreglar una vida que no estaba rota. Que solo estaba vacía de ella.

Llegué a mi taller, el único lugar que me pertenecía por completo. El olor a trementina y madera limpia me envolvió como un abrazo familiar. Aquí todo tenía un orden, una lógica. Aquí todo podía ser reparado, restaurado. Todo excepto mi corazón.



#3360 en Novela romántica
#1145 en Otros
#402 en Humor

En el texto hay: comedia romantica, mejoresamigos, amor humor

Editado: 16.09.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.