Shadaria

Capitulo 12 "Operación eclipse" Parte 2.

El segundero del reactor principal parpadeaba en rojo: 01:45. El aire en la base era pesado, cargado de ozono y desesperación. Maria abrazaba a Betty, mientras Shadow buscaba una salida entre los escombros.

​De repente, el techo del hangar estalló hacia afuera, pero no por una explosión, sino por granadas de choque de alta precisión. Desde helicópteros de combate negros, descendieron las fuerzas especiales lideradas por el mismísimo Jefe de GUN.

​—¡Aseguren el núcleo! ¡Desactiven la secuencia de Leo ahora! —rugió el Jefe de GUN mientras sus hombres se enfrentaban a los últimos mercenarios de Kass.

​En un despliegue de eficiencia militar, los técnicos de GUN lograron piratear el sistema de Leo. Con un último suspiro de alivio de todos los presentes, la pantalla mostró: SECUENCIA ABORTADA. La base estaba a salvo, pero la amenaza no había terminado.

​—¡Leo está escapando por el túnel de ventilación sur hacia los barrancos! —gritó un soldado.

​Shadow no esperó órdenes. Salió disparado, rompiendo la barrera del sonido, siguiendo el rastro de calor de Leo. Al llegar al borde de un barranco inmenso que rodeaba la base, lo vio.

​Leo estaba dentro de una cabina blindada, pero no era un vehículo normal. Era un robot cuadrúpedo masivo, con un cuerno de plasma brillante y patas hidráulicas que hacían temblar el suelo. Era el Iron Rhino.

​—¡Se acabó, Leo! —gritó Shadow, con sus ojos encendidos en fuego carmesí.

​—¡Apenas comienza, erizo! —respondió Leo a través de los altavoces—. Este robot está recubierto con aleación de Energía Caos negativa. ¡Tus ataques solo me hacen más fuerte!

​El rinoceronte cargó. El impacto fue tan fuerte que Shadow fue lanzado contra las rocas del barranco. Cada vez que Shadow intentaba un "Chaos Spear", la armadura del robot absorbía la energía y la usaba para disparar rayos láser desde su cuerno. Shadow estaba en problemas; la fatiga de la batalla anterior contra Metal Kass empezaba a notarse.

​A lo lejos, un vehículo de la base se acercaba a toda velocidad. Era Ronald, conduciendo de forma errática mientras Maria y Betty gritaban desde el asiento trasero (se habían colado para ayudar).

​—¡Shadow! ¡La armadura es un condensador! —gritó Ronald por un megáfono—. ¡Tienes que sobrecargarlo con energía pura, pero desde adentro!

​Ronald saltó del vehículo con un cañón portátil de partículas. Corrió cojeando hacia el flanco del Iron Rhino.

—¡Oye, chatarra! ¡Mira esto!

​Ronald disparó una ráfaga de energía inversa que desestabilizó el escudo del robot por un segundo. Fue una ventana de oportunidad mínima. Leo, enfurecido, giró el robot para aplastar a Ronald.

​—¡NO! —gritó Maria desde el auto.

​Ese grito fue la chispa que Shadow necesitaba. Al ver a Ronald arriesgarse y a Maria en peligro, Shadow liberó toda la energía que le quedaba. Su aura no era solo dorada, era blanca incandescente.

​—¡CHAOS... BLAST! —rugió Shadow.

​Pero no fue una explosión hacia afuera. Shadow concentró toda la onda de choque en su puño y se lanzó directamente contra el pecho del rinoceronte. El impacto fue sónico. El brazo de Shadow penetró la armadura y llegó al núcleo.

​El Iron Rhino empezó a colapsar desde adentro. Las explosiones internas hicieron que el robot perdiera el equilibrio en el borde del barranco. Leo, preso del pánico, intentó eyectar su cabina, pero el mecanismo se atascó.

​Con un último empujón de Shadow, el coloso de metal cayó al abismo, explotando en una bola de fuego antes de tocar el fondo.

​El silencio regresó a las montañas. Shadow aterrizó suavemente, respirando con dificultad. Ronald estaba en el suelo, cansado pero con una sonrisa de victoria. Maria corrió hacia Shadow y lo abrazó con tal fuerza que ambos cayeron al suelo.

​—Estás a salvo, Maria... Todos lo están —susurró Shadow, permitiéndose cerrar los ojos por un momento mientras sentía el calor del sol que finalmente salía por completo.

​Horas después, los empleados de la base trabajaban en las reparaciones. El Jefe de GUN se acercó a Gerald y Shadow.

—Leo no ha sido encontrado en el fondo del barranco. Solo encontramos restos del robot. Es probable que haya sobrevivido, pero el Equipo Kass ha sido desmantelado.

​Maria se acercó a Shadow, que estaba sentado en una valla mirando el horizonte.

—Gracias por salvarnos de nuevo, Shadow. Eres nuestro héroe.

​Shadow la miró y, por primera vez, no hubo una media sonrisa, sino una sonrisa completa, aunque pequeña.

—No lo hice solo. Ronald y tú... ustedes me dieron la fuerza.

​La paz había regresado a la base de GUN, pero todos sabían que allá afuera, en algún lugar, Leo seguía vivo, y la aventura de Shadaria apenas estaba entrando en una nueva etapa.

Fin del Capítulo




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