Shade. (01)

Capítulo 3.

DAMEN.


 

Me encierro nuevamente en la habitación y me siento en el suelo. Llevo once años sin dormir en una cama, y no porque en la cárcel no hubiera, si no porque no he querido volver a dormir en una.

Digamos que es una de las formas que tengo de castigarme.


 

Prometí encontrarlo. Juré a mí mujer que encontraría a nuestro hijo y qué se quedaría conmigo, que nunca más lo separaría de mí ¿Pero es lo qué necesita? Su padre quiere matar, quiere cobrar venganza por lo que nos hicieron. Su padre no es mejor que el hombre que asesinó a su madre, posiblemente sea el peor monstruo que aparecerá en su vida.

Quizás el chico de la fotografía no es Theo. Tal vez es alguien que Luca esta usando para engañar a la gente que aún recuerda a Dulce.


 

— Damen. —Christan toca la puerta de mi habitación. Giro la cabeza, él sabe que si no le contesto debe esperar fuera. — Tenemos que hablar de cuáles son tus siguientes pasos.


 

Abro la puerta. — ¿Todavía no te ha quedado claro? Te conocí hace once años, te conté todo ¿Y todavía no sabes nada?


 

— He visto la expresión de tu cara al ver la fotografía de ese muchacho. —Explica evitando que cierre la puerta—. Se parece muchísimo a Dulce, pero. . . ¿La chica? Ella es idéntica.


 

— La chica no me importa. Quiero encontrar al niño que me arrebataron y que quizás haya sido criado en una mentira.


 

— La chica también es familiar de Dulce. —Me recuerda— Y también esta en manos de Luca.


 

— ¿Sabes? A veces no entiendo como no te pego un maldito tiro en la cabeza.


 

— ¿No entiendes? —Pregunta riendo— No me pegas un maldito tiro porque te soy útil. Parece que crees qué pienso que sientes aprecio por mí.


 

Cierro la puerta dejándolo con la palabra en la boca. La golpea furioso y me informa de la hora en la que las personas empezarán a venir.

Ignoro completamente lo que dice y vuelvo a sentarme en el suelo.


 

LILIT.


 

Me preparo para la cena al margen de mi familia. No quiero que noten lo que está ocurriendo y tampoco meterlos en esto. Necesito mantenerme fuerte, ser inteligente y no derrumbarme.

Quince minutos después, Stefan abre la puerta y me observa. Estoy segura de que moriría por hacerme lo que su jefe ha hecho conmigo.


 

— Están esperando. Luca me ha pedido que te informe de que hay un pequeño cambio de planes.


 

— ¿De qué se trata? —Pregunto, él ríe con maldad. — Stefan.


 

— Ha sido sensato, sabe que eres una mujer rebelde y que no puede fiarse de ti. Le he explicado como coqueteas con el chico de la limpieza y esta de acuerdo conmigo en qué no podéis seguir actuando como simples prometidos.


 

— Stefan, no quiero seguir jugando a las adivinanzas.  —Me agarra muy fuerte de la cara. —Suéltame.


 

— No importa que vayas a convertirte en la dueña de todo esto, a mí no vas a hablarme así.


 

— ¿Y quién se supone que eres tú?


 

— Alguien tan o más importante que Luca. —Rio.


 

— ¿De verdad? ¿Y por qué es él quién se casa conmigo y no tú? —Furioso, me suelta empujándome y se aparta dejándome camino.


 

Me persigue indicándome el camino por donde tengo que ir. Estaba segura de que nos dirigíamos a la fiesta que tanto tiempo lleva preparando Luca, pero sin embargo salimos fuera y subimos a un coche.

Mamá, junto a papá y mi hermano pequeño, suben a otro coche y nos persiguen. Tras media hora me doy cuenta de que estamos yendo hacía la nada y comienzo a ponerme muy nerviosa por ello.


 

— ¿Dónde vamos? —Pregunto a Stefan, que conduce en silencio.


 

— Vas a casarte ahora. —Contesta—. El señor sabe que no debe perder el tiempo, y qué ahora que eres completamente suya, le perteneces.


 

Observo el arma que cuelga en su bolsillo, miro a los lados inquieta y se la arrebato para amenazarlo con ella. Él no dice nada, solamente me observa desde el espejo sonriendo.


 

— Dispara.


 

— No es a ti a quien quiero matar. —Susurro. — Conduce, hazlo y no te detengas.


 

— Estas actuando mal, te equivocas si crees que podrás lograrlo fácilmente.


 

— ¿Crees qué puede hacerme más daño? ¡Me ha violado! —Grito— Ese infeliz, ha abusado de mí y ahora quiere obligarme a casarme.


 

— Ese infeliz es dueño de ti ahora, y no pienses que podrás atemorizarlo con una ridícula arma. Luca no le tiene miedo a nada, vive rodeado de asesinos que pueden matarlo en cualquier momento y ni siquiera duerme con seguridad en su puerta.


 

— ¿Ni siquiera al dueño de la habitación dónde nadie puede entrar? —Frena. — ¿Qué? ¿Pasa algo?


 

— Él esta muerto. Ya no puede hacer nada.


 

— ¿También tienes miedo de él? —Pregunto presionando la pistola en su cabeza— ¿Él te dejó tuerto?


 

Me quita la pistola de las manos y me apunta a la frente con ella. Parece que sí, que no es solamente Lucas el que vive atormentado con el chico de la fotografía, si no que él también teme su regreso. Porque a pesar de creer que está muerto, han vivido creyendo que en algún momento él volvería.


 

Que la sombra volvería.


 

De repente, Luca golpea el cristal del coche. Stefan me baja agarrándome del brazo y le cuenta lo sucedido, eso hace que él enfurezca.


 

— ¿Querías matarme? —Pregunta.


 

— Quiero matarte y lo haré, no sé como lo haré pero no lo dudaré un solo segundo. —Respondo mirándolo a los ojos— ¿¡Qué!? ¿De verdad creías qué te tengo miedo?


 

Sonríe. — Eres idéntica. —Desliza el dedo por mi barbilla. — Pero no cometeré el mismo error dos veces.




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