Shade. (01)

Capítulo 4.

DAMEN.


 

El camino hasta la mansión de Luca se hace interminable. Mis pensamientos me atropellan. Quiero mantenerme sereno, porque no quiero cometer una estupidez cuando tenga al asesino intelectual de mi esposa cara a cara.

Christian lo sabe todo. Él estuvo conmigo en la cárcel y conoce toda mi historia, pero su único defecto es que todavía siente lástima por los demás, y le entiendo. Él si cometió el delito por el que fue acusado y se arrepintió de ello, pero yo no.


 

Detiene el coche delante de una enorme puerta. — ¿Estás seguro?


 

— ¿Cuándo me has visto dudar? —Pregunto frío—. Llama al timbre y compórtate como si fueras mudo.


 

— Aún sigues pensando que voy a traicionarte.


 

— ¿Quieres qué baje del coche y llame yo mismo?


 

Baja la ventanilla y pulsa el timbre. Segundos después la puerta se abre y él avanza.

Esta todo justo como lo recordaba. Luca no ha sido capaz de cambiar ni un solo detalle, lo único es que todos han crecido y posiblemente han mejorado en su trabajo.

La chica sigue inconsciente, algo que me beneficia. Espero que despierte cuando esté encerrada y no antes, podría decir algo e incluso delatarme. Si lo hace no tendré más opción que matarla.


 

Camino con ella en brazos hasta el interior de la enorme mansión que construyó gracias a los beneficios que nosotros dábamos; matando a la gente más poderosa del país.

No tengo miedo. Siento rabia, cada segundo que pasa estoy más cerca de encontrarme con Luca y eso hace que mis manos por sí solas quieran agarrar la pistola, encontrar a Luca y meterle un tiro en la sien.


 

— Lilit. —Su voz hace que me sea mucho más difícil contener la rabia. Stefan es quién ha hablado, y mirarle es un gran desafío para mí. Pero he estado años entrenándome, mentalizándome para este momento. — Luca os espera en su despacho.


 

— ¿Dónde dejo a la chica? —Pregunto.


 

— En su despacho hay un sofá. —Responde abriendo la puerta. — Te recomiendo que no hagas ninguna tontería.


 

— ¿De verdad? —Lo miro fijamente. — ¿Por qué no debería?


 

— Porque estas rodeado de sicarios que darían su vida por Luca. —Explica riendo. — Intentar algo contra él solamente te llevaría a la muerte.


 

Sonrío. — Algún día todos moriremos.


 

Sigo avanzando hasta el despacho.

Al fin tengo a Luca cara a cara. Él permanece sentado en su gran sillón, fumándose uno de sus asquerosos puros con olor a madera. Me indica donde debo dejar a Lilit y después de hacerlo simplemente me siento frente a él.


 

— Habéis encontrado a mi mujer. Stefan os dará la recompensa.


 

— La chica es astuta —Muestro el rasguño provocado por el arma— ¿Qué te hace pensar que no la secuestrarán de nuevo? Es una chica hermosa, cualquiera hombre quedaría prendado e incluso se obsesionaría con ella.


 

— Espero que tú no seas ese hombre del que hablas, porque no comparto a mi mujer.


 

Desgraciado.

Después de que Lilit me contase lo que le hizo, sus palabras hacen hervir mi sangre por segundos.


 

Su intención es asustarme, pero al contrario que todos los demás, ni siquiera lo hizo cuando era un niño. Se sorprende por mi valentía, aunque en realidad es falta absoluta de algún tipo de emoción, realmente no siento nada. Por esa razón fui su arma favorita, porque matar para mí no significaba nada, era más fácil que montar a bicicleta.


 

Él abre uno de sus cajones y saca más dinero del que Stefan me debería dar por traer a la chica.


 

Oh Luca, te conozco. Sé que la mirada perdida que poseo desde que era un niño te ha llamado la atención.


 

— ¿Tienes trabajo? —Pregunta colocando su arma en la mesa. — Puedo ofrecerte algo que te hará ganar mucho dinero.


 

— No me hace falta el dinero. —Respondo— Pero me interesa oír su oferta.


 

— Mi mujer no está segura, porque aún con todos mis guardias custodiándola consiguieron llevársela. —Explica— Y parece que tú puedes servir de algo.


 

— ¿Por qué no vas al grano? Tengo mucho camino de regreso y no quiero perder el tiempo.


 

Ríe. — Quiero que trabajes para mí, como el guardaespaldas de mi mujer.


 

— ¿Dónde esta el truco? Dices ser un hombre celoso e incluso posesivo, tienes a muchos hombres trabajando para ti, pero prefieres contratar a un extraño para que cuide a tu mujer ¿Cuál es la razón? —Mueve la cabeza. Me doy cuenta de que sus verdaderas intenciones es tenerme cerca.


 

— Mis hombres tienen cosas mejores que hacer.


 

— No me interesa. —Digo poniéndome en pie.


 

Cuando me dispongo a salir, escucho el sonido de la pistola.


 

— No te lo estoy pidiendo. —Dice autoritario— Y no creo que sea buena idea cruzar esa puerta.


 

Empiezo a reír, lo que vuelve a sorprender a Luca.

Durante años me he esforzado en cambiarlo todo de mí e incluso la manera en la que hablo, pero aún me cuesta contener la rabia. Debo mantenerme fuerte, firme y no puedo perder la paciencia que he ido trabajando durante años.


 

Se acerca aún apuntándome con el arma. — ¿Crees qué puedes traer a mi mujer e irte así de fácil?


 

— ¿Por qué no? He traído algo que ninguno de tus hombres ha podido. Yo ya he terminado aquí.


 

— Te seré honesto —Pone el arma en mi cabeza— todos mis hombres están ocupados y quiero que algún imbécil cuide de mi esposa. Te estoy pagando más de lo que soñarías en toda tu vida ¿Por qué no aceptar?


 

— En primer lugar —Agarro el arma—, antes de llamar imbécil a una persona, asegúrate de que no sea un imbécil con nada que perder —Se la quito de las manos— y en segundo lugar, deja de intentar asustarme con jueguitos.




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