DAMEN.
Mientras espero, pienso en lo ocurrido y en que he estado apunto de perder el control. Casi mato a Stefan y no es así como quiero vengarme de él.
Quiero que sufra, cortarlo poco a poco hasta que se desangre. Estoy seguro de que tiene alguien que le importa en algún lugar y esa también será parte de mi venganza.
— Delko. —La voz de un hombre tras la puerta, llama mi atención. Casi olvido que en este lugar ese es mi nombre. — Luca quiere hablar contigo.
Abro la puerta. Él retrocede dos pasos precavido. — Dile que iré en unos minutos.
— No conoces a Luca. No puedes hacerlo esperar.
— ¿Te he preguntado cómo es? —Niega con la cabeza— Entonces ve y dile que iré en unos minutos.
— Creo que no estás entendiendo. —Me sujeta el brazo. Lo empujo con furia haciéndolo chocar con la pared.
— Eres tú el que no está entendiendo. Yo no soy un criado de Luca, soy el guardaespaldas de la chica y no me moveré hasta que ella esté lista.
Nos observan. Parece que estoy ganándome la fama en este lugar y no es exactamente como lo había imaginado. Christian aparece para una vez más persuadirme y recordarme para qué estoy en este lugar.
Tengo muy claro que quiero, pero en mis planes no está incluido permitir que me traten como un sirviente más.
— ¿Delko? —Pregunta Lilit. Christian se encarga del chico y lo convence de que mis intenciones solamente son cuidar de la chica.
Entro nuevamente en la habitación. Lilit se encuentra sentada en la cama con un vestido azul y el pelo recogido en un moño. Sigue algo nerviosa por lo ocurrido pero sabe disimularlo bien, dentro de ese carácter rancio que se gasta.
— Tengo que ir a hablar con Luca.
— ¿Sabe lo de Stefan? —Pregunta con preocupación.
— Posiblemente. —Respondo cruzándome de brazos— Tendré que ir para averiguarlo.
— Te matará. Stefan es como un hijo para él.
— Creo que Stefan es más bien su mejor sirviente. —Agarro mi pistola, la pongo en mi espalda y ella se pone en pie. — Te he dicho que dejes de preocuparte por la gente.
— No estoy preocupada por ti. Más bien estoy preocupada por mi bienestar ¿Qué pasa si te matan?
— Tendrás que agarrar la pistola y tener agallas de disparar a todo aquel que intente abusar de ti. Yo no estaré para defenderte todo el tiempo, tienes que ser suficientemente inteligente para matarlos y culpar a otros de su muerte. Nunca admitas que fuiste tú.
— No es tan fácil. Nadie engaña a Luca.
— Luca es inteligente, pero no más que una persona queriendo sobrevivir.
Me persigue. Quiere impedir que hable con Novak. De verdad piensa que puede llegar a asustarme, pero no es así. Ya nada puede causar el más mínimo miedo en mí.
— Quédate con Christian. — niega con la cabeza y frunce el ceño. — No te lo estoy pidiendo.
— No me des órdenes, trabajas para mí. —Rio.
— Yo no trabajo para nadie. Yo solo trabajo para mí propio beneficio.
— ¿Y en qué le beneficia cuidarme?
— Yo no la estoy cuidando, no confundas —Me pongo frente a ella.
La dejo mirándome con desprecio. Luca me espera sentado escribiendo en una libreta, cuando me ve me pide que me siente y espere a que termine. Entre sus cosas se puede apreciar un mapa y estoy seguro de que esta apunto de dar algún tipo de golpe contra alguien importante.
— Me han informado sobre el incidente con Stefan.
— Ningún incidente. He estado apunto de matarlo porque es un violador. —Levanta la mirada—. Ningún hombre por mucho poder que tenga, tiene el derecho de abusar de una mujer.
— Tienes principios.
— ¿Tú los tienes o solo envías violar a tu esposa cuándo se te acaban? —Pregunto haciendo que enfurezca y de un golpe en la mesa. — Dejé muy claro que no permitiré que la chica sea golpeada y muchísimo menos permitiré que bajo mi custodia alguien intente abusar de ella.
— Es mi mujer, no tienes ningún derecho ¡Y qué sea la última vez qué tocas a uno de mis hombres! Ellos tienen órdenes estrictas y no dudarán en dispararlo.
— Bien —Me pongo en pie— entonces dile a uno de ellos que trate de matarme y se lo enviaré en pedacitos.
Por sus gritos, dos de sus hombres abren la puerta para asegurar que todo esté en orden. Lilit me observa y le observa a él asustada. Giro la cabeza de nuevo para tener a Luca frente a frente y rio.
— ¿Por qué ríes? ¿Piensas qué estoy bromeando? —Me pone la pistola en la cabeza— Porque no es ningún juego. Deberías respetar y tener muy claro que a mí no me tiembla el pulso.
Pongo la mano sobre la pistola. — Ten claro tú que a mí no puedes asustarme.
Sonríe. Indica a sus guardias que se marchen y vuelve a sentarse.
Actúa como hace años cuando me conocí y supo que no podría hacer nada para aterrorizarme, porque el miedo para mí no existe. Si los asesinos tuviésemos miedo, no cometeríamos ningún crimen.
Él me lo enseñó. Hizo todo lo posible para arrancar de mi cualquier tipo de sentimiento que podría haberme hecho débil y me alegro de ello. Ahora puedo arrancarles los miembros sin ningún tipo de problema.
— ¿De dónde has salido? —Pregunta encendiéndose un puro.
— De un lugar oscuro. —Contesto. — ¿Quieres algo más?
— Deja de ser un simple guardaespaldas, y sé uno de mis sicarios. Ganarás mucho más y no tendrás que cuidar de nadie.
— He sido muchas cosas menos guardaespaldas. Ya es hora de tener un trabajo más relajado. —Digo sarcásticamente. Él abre un cajón y saca de el unas llaves.
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Editado: 27.06.2023