Shade. (01)

Capítulo 8.

8.

 

DAMEN.

 

De alguna manera consigue que las sospechas caigan sobre un individuo que dicen ver fuera de la casa. Luca pese a que no confía demasiado en sus palabras y muchísimo menos en mí, hace caso a las súplicas de Lilit. Puede que la haya subestimado demasiado. No es una chica estúpida, parece ser todo lo contrario. Pese a eso, cuando todos se marchan tras la orden de Luca, la encierro en la habitación, donde por si sola se acorrala en una esquina y me apunta con la pistola. No tiene miedo, solo está usando el consejo que yo mismo le di.

Camino por la habitación hasta llegar al baño, perseguido por el arma y cojo el botiquín.

 

– Siéntate. –Pido a distancia. – No me hagas repetirlo, Lilit.

 

– Quieres matarme. No voy a confiar en ti hasta que me prometas que no me harás daño.

 

– ¿Si uno de tus abusadores estuviera en mi lugar, y te prometiera que no te va a violar, le creerías? –Pregunto sacando el agua oxigenada del botiquín. – Parece que todavía no aprendes la lección más importante. Crees ser muy inteligente por despistar a Luca, pero de verdad me pides que con una simple promesa te haga creer que no puedo matarte, con la misma pistola con la que estás amenazandome.

 

– Se quien eres. Joder, sabes que podría habérselo dicho, pero te he cubierto las espaldas. No quiero estar con un arma cada vez que estoy cerca de ti. Solo necesito que me digas que no me matarás.

 

Dejo el botiquín tras coger lo necesario y me acerco a ella, que todavía me amenaza. Sus ojos analizan todos mis movimientos con desconfianza, pero erróneamente parece que tiene un poco de confianza en mí. Con un rápido movimiento le arrebato la pistola, la lanzo a la cama y detengo a Lilit antes de que trate de escapar de alguna manera. Sujeto su rostro con la mano izquierda, le aprieto la cara evitando que se mueva y le doy con la gasa en la herdida.

Permanece mirándome desafiante, seria y la hago sentarse en la cama.

 

– Lilit, si quisiera matarte, ya estarías muerta.

 

– Eres él.

 

– Prefiero que sigas llamándome Delko. Las paredes tienen oídos y a estas alturas no puedes confiar en nada. –Digo, y me mira con mucha atención. – Ahora dime ¿Cómo sabes quién es Damen?

 

Coge mi mano para apartarme de ella. – Hace meses entré en esa habitación y vi unas fotografías de Damen. Un anciano me dijo que el chico de la foto estaba muerto, pero que la sombra estaba viva y que buscaría venganza por todo el daño que le hicieron. Me dijo que fue el peor asesino, que carecía de sentimientos, por ello Luca lo amaba como un hijo y le enseñó todo lo que sabe. No quise creerle. No hasta que me mostró que era un monstruo.

 

Me sorprende como habla sin miedo. Sabe que soy peor que Luca. No tiene miedo y eso alimenta mi curiosidad. Dulce era diferente, ella era infinita bondad y no tenía odio por nadie, jamás lo tuvo. Reconozco que yo conocí a una Dulce pura, sin daños y me la llevé siendo la mujer buena que ahora recuerdo, eso fue lo que me hizo desear tanto la redención. No culpo a Lilit por ser lo que es ahora, ni por tener el alma envenenada y a veces pienso que ella es lo que Dulce habría sido si no la hubieran matado esa noche.

No puedo desviarme de mi propósito por mucho que se parezcan, porque ella no es, ni será jamás como  mi mujer.

 

Después de unos minutos en silencio, ella lo rompe con una pregunta.

 

– ¿Por qué quieres vengarte?

 

– Saber quién soy no te convierte en una persona que pueda saber mi pasado. –Contesto fríamente, manteniendo un tono de voz rudo y claro.

 

– ¿Tiene algo qué ver con el anillo que cuelga en tu cuello?

 

– Lo único que tienes que saber es que no debe salir de tu boca quien soy. Si decides traicionarme no seré quien te cure las heridas, seré quien te las provoque y te aseguro que no soy bueno con mis víctimas.

 

Una carcajada me sorprende ¿Está riendo? La miro con seriedad, pero ni siquiera haciéndolo consigo que deje de reír como una psicópata. Se pone en pie, camina hacia el espejo y se mira en él; donde también estoy reflejado. Pasa los dedos por su herdida y deja de sonreír para mirarme.

 

– Quiero acabar con Luca Novak. Deseo que suplique, que sangre, que rece por su vida, así como yo suplique que no lo hiciera más y le pedía a gritos mi muerte, mientras me volaba una vez tras otra. –Golpea el mueble en el que se apoya. – Intenté matarlo muchas veces. Me acostaba con él para ganarme su confianza, aceptaba que sus asquerosas manos me tocasen ¿Y sabes qué conseguí? Que creyese que podía hacerme lo que quisiera y cuando lo tenía delante, con la oportunidad de rajar su garganta, despertó –Ríe y varias lágrimas brotan de sus ojos. – después de esa noche, permitía que sus hombres abusaran de mí para castigarme. He intentado matarme muchas veces e incluso provoque que uno de ellos me golpeara tanto que estuve apunto de morir ¿Tienes idea de lo qué siento cuando me miro al espejo?

 

Seca sus lágrimas pasándose la mano por las mejillas. Su rostro pasa rápidamente de ser el de una victima, a pedir venganza a gritos. Su historia hace que todo lo que ocurrió aquella noche regrese a mis pensamientos como un flashback. La creo, por supuesto que la creo. Luca amaba a Dulce cuando la conocí, él la había comprado a una familia muy pobre y la tenía secuestrada bajo engaños y cuando supe que quería hacerle antes de casarse, me la llevé conmigo en contra de su voluntad. Tardé meses en ganarme su confianza, porque ella pensaba que Luca era su héroe, porque no tenía idea de que quería violarla antes de obligarla a casarse con él para que no tuviera elección, ni voz. Dulce se enamoró de mi y yo me enamoré de ella, pero Luca nunca se cansó y nos encontró.

Lilit solamente es la chica con la que está siguiendo la historia que pude detener. El parecido con Dulce es muy sorprendente y su mente enferma no la ve como quién es, la ve como Dulce cuando tenía su edad.




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