9.
DAMEN.
¿Podría confiar en ella?
Esta claro que todo lo que hace es para sobrevivir, porque desea vengarse tanto como yo y eso puede ser peligroso, a la vez también una distracción. No puedo correr ese riesgo.
Subestimar a Lilit es un error que podría llegar a cometer si sigue mirándome como lo hace. Asegura sentirse segura conmigo pero eso no tiene ningún sentido ¿Quién se sentiría segura con un asesino?
Deja el arma.
— ¿Crees qué no se que es una pésima idea confiar en alguien cómo tú? En otras circunstancias no lo tomaría como una opción, pero mírame —ríe y muestra las múltiples cicatrices de su cuerpo— me han usado, maltratado, han hecho mil cosas conmigo y no tengo más opciones, Delko.
— ¿Y cuál es tu gran idea? No eres capaz de matar y eso en este mundo es muy necesario.
— No, estas equivocado. Querías que matara a una persona que no me había hecho ningún daño. No voy a convertirme en lo que me hicieron a mí. —suelto una carcajada. — ¿Qué te hace tanta gracia?
— Eres una estúpida. —digo de forma directa y frunce el ceño. — Ninguno de los que están aquí son inocentes. Todos trabajan para Luca bajo unas órdenes ¿O piensas qué las personas inocentes merecen estar en un infierno como este?
— Yo era inocente. —aclara.
— Tus padres no, y a veces los hijos pagan por los pecados que no son suyos.
No puedo decirle quien es. No todavía. Ella está pagando por lo que Dulce escogió cuando se marchó conmigo, de lo contrario ella nunca habría caído en manos de Luca. Ella no sólo está pagando por los pecados del infeliz de su padre, también está pagando por romper el corazón de Luca.
— A veces intento entender porqué mi padre me vendió y me es más fácil pensar que no era mi verdadero padre. No quiero pensar que las personas que se suponen que más deben amarte en el mundo, sean capaces de enviarte a un infierno como este. —murmulla. Se sienta en la cama y deja la pistola sobre ella. — Él sabía el daño que me haría y no le importó.
— Hay personas que aman más el dinero que a sus propios hijos.
ríe. — Todos los que estáis aquí amáis el dinero de Luca. Disfrutáis de la vida que podéis tener siendo sus sicarios y no os tiembla el pulso para matar a nadie por dinero.
— Cuando maté por primera vez tenía ocho años y no estaba aquí. Lo hice porque eso soy. —confieso dejándola helada. — No lloré, no me arrepentí.
— Eres un psicópata. —dice con rabia.
— Puedes llamarlo como quieras. Me han llamado de muchas maneras a lo largo de mi vida antes de llegar aquí y te confieso que es lo menos duro que me han dicho.
— Con ocho años, Delko. Mataste a alguien cuando eras un niño que debió estar jugando ¿No lo ves?
— Ese niño debió jugar, pero a una templana edad lo hicieron desear la muerte, decidió ser verdugo y no la víctima. —confieso con la voz muy baja. Sus ojos me observan y me doy cuenta de que estoy hablando más de lo que debo.
— ¿Qué te hicieron?
— Eso no tiene importancia. Luca me trajo aquí y desde ese momento se dio cuenta de que podía hacer de mí lo que buscaba en los demás.
Se levanta. Esta saturada con toda la información que ahora tiene. Después de todo debe aceptar que durante mucho tiempo pensaba que el monstruo era un héroe que salvava niños abandonados, cuando realmente escogía a los más capaces y los demás desaparecían sin dejar rastro. Lo ha hecho desde siempre. Viajaba a los psiquiátricos más peligrosos del mundo, buscaba chicos con pasados traumaticos, fáciles de manipular y los traía aquí. Por esto todos le tiene tanto respeto. Para la mayoría él es su figura paterna y durante mucho tiempo, también lo fue para mí.
— Tienes una pistola, pero no sé si serás capaz de usarla para matar a alguien.
— Ya te he disparado antes.
— Sí, pero ¿Me habrías matado? —pregunto.
— No fui capaz de matar a esa persona porque... —calla al darse cuenta de que dirá lo mismo que antes. — Joder, eso no significa que no sea capaz.
— Prepárate —digo mirando por la ventana— vas a demostrarme cuál es la verdad.
Me mira con confusión.
— ¿Cómo pretendes que lo haga en este momento?
— Vendré a buscarte en diez minutos.
— No podemos salir sin que nos vean.
— Ponte cómoda y viste de negro, en diez minutos estaré aquí.
🖤
LILIT.
Bien. Definitivamente tengo que estar loca para creer a un asesino en serie, que ha matado a más personas de las que puedo contar. Estoy esperándolo, de verdad lo estoy haciendo sin pensar en que algo malo puede pasarme si confío en sus palabras.
Miro nerviosa por la ventana.
Tocan a la puerta y mi corazón da un vuelco.
— ¿Sí?
— Vamos. —la voz de Damen hace que mi respiración se entrecorte.
¿Vas a ir Lilit, de verdad irás?
Mi mente no deja de gritarme que es una mala idea, pero no importa, quiero hacerlo.
Lo persigo sorprendida porque no hay nadie vigilando y todo parece estar vacío ¿Qué ha hecho?
Me lleva hasta la parte de atrás, donde un coche con su amigo al volante nos espera. Damen se sienta de copiloto, lo hace sin mirarme como si yo no estuviera aquí, pero supongo que lo hace por alguna razón que desconozco. Durante el camino no pronuncian palabra, solo el sonido de una canción suena de fondo mientras miro por la ventana. Miro más de quince veces el reloj del coche. Ha pasado más de media hora desde que estamos yendo a ese lugar y los dos siguen manteniendo el silencio.
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Editado: 27.06.2023