Control y confesiones.
16.
🖤
LILIT.
¿Me está pidiendo un beso?
Sus ojos parecen estar soportando mucha tensión para no cerrarse, el sudor resbala por su frente por toda la sangre que esta perdiendo. No sé si sus palabras han sido serias y sus deseos reales, pero no es el momento de pararme a preguntárselo. Su mano se agarra a la mía con fuerza y por lo tanto grito el nombre de Christian con desespero.
Christian entra y yo me quedo en una esquina observando. Parece que no es la primera vez que saca una bala, lo hace muy bien y con mucho cuidado, respetando los protocolos para hacerlo. Damen sigue débil, sus ojos permanecen cerrados pese a que ha intentado mantenerlos abiertos. Su cuerpo se retuerce; grita, sus ojos siguen cerrados y Christian le da un trozo de su camiseta para morder. De esta manera aguanta más el dolor.
— Ahora solo tiene que descansar. —dice en un tono muy serio y cortante.
— ¿Morirá?
— No eres muy positiva. —contesta manteniendo el tono.
— Solo quiero saberlo.
— No. Aún tiene que hacer mucho antes de morir. —rio. No puedo creer que en esta situación le preocupe la dichosa venganza.
— Su vida es importante, lo que tenga que hacer en este momento debe ir en segundo plano. —Christian mueve la cabeza, luciendo una sonrisa bastante inusual en una persona tan seria como él.
— Ha pasado once años planeando esto. Once largos años contándome en la celda cada detalle ¿Crees qué su vida le importa? ¿Por qué? ¿Por haberte conocido?
— No. Yo también quiero venganza. Estas confundido si piensas que quiero algo con él. —me sujeta la cara. — No me toques.
— No confío en ti. Pienso que eres innecesaria en todo esto y que en algún momento vas a traicionarnos.
Le aparto la mano. Christian es muy calculador, extraño y puedo asegurar que idolatra a Damen. No lo sé, quizás siente admiración o en los años que han pasado juntos le ha cogido cariño, pero a veces llega a parecer que tiene algo más en mente y que solo es un manipulador que trata de esconderse detrás de un asesino.
— No me interesa que confíes en mí. Quiero que Luca, Stefan y todos los que me han herido paguen, es la única razón por la que me alío con un asesino.
sonríe. Vuelve a acercarse e intento alejarme. — ¿Crees qué me trago el cuento?
— No sé de que me hablas.
— De tu acercamiento, de como lo miras —niego con la cabeza. Una vez más me agarra la cara y eso me hace sentir demasiado terror.
— Te he pedido que no me toques.
— Christian, aléjate de ella.
La voz de Damen detiene nuestra conversación y me hace sentir un gran alivio.
Le miro; su cara esta pálida y sus ojos lucen unas enormes ojeras. No tiene buen aspecto, parece que ni siquiera puede sostenerse en pie.
— No te levantes. —pido.
— No necesito enfermeras que me den ordenes. —responde tratando de ponerse la chaqueta.
— ¿Dónde vas? —pregunto interponiéndome en su camino y sus ojos se plasman sobre los míos.
— Lilit, estar aquí no te da poder para decidir o preguntar, solo mantente en silencio y quédate en tu habitación.
rio. — Y a ti tenerme aquí no te da poder sobre mí.
— Aparta.
— Morirás si cruzas esa puerta. —advierte Christian.
— Luca no puede ser asesinado por nadie. —sus ojos arden en rabia mirándolo. — Su miserable vida me pertenece. Su muerte es mía.
Lo sujeto. Su cuerpo no está bien, es débil y sus piernas flaquean, pero ni siquiera saberlo lo detiene. Parece que no quiere apartarme de mala manera, pero no quiere que siga tocándolo. Sus ojos se abren aún más furioso y agarra a Christian de mala manera. No entiendo que ha causado esta reacción de un momento a otro, solo camina en dirección al sofá en el que estaba tumbado.
— No he tenido más opción, el chico ya te había tumbado y tú estabas muy mal. —explica él, pero su explicación no lo calma.
— ¡Me podías poner en el suelo! —grita.
— ¿En este suelo lleno de roña y polvo? ¡Estás loco! Ya es demasiado peligroso haberte dejado en el sofá sucio. —digo, ganándome su mirada.— Creía que no dormías en mi cama porque no querías estar cerca, ni dormir conmigo ¿A qué se debe esto?
— No te importa.
— Me pides que seamos cómplices y no eres capaz de contarme nada, ni siquiera la razón por la que duermes en el suelo y no en la cama.
— Deja de creerte con derecho a pedir explicaciones ¡Limítate a callarte e irte con tu hermano! —me levanta la voz, bastante enfadado.
— ¿Sabes qué? Lárgate y ojalá mueras. —contesto furiosa. — No tengo porqué pedirte que sigas aquí.
Agarra su arma y con la mano sobre la venda que rodea su cintura, se marcha dando un fuerte portazo.
Que se muera. Que vaya a suicidarse a un lugar donde seguramente no llegue con vida y si llega no tardará en ser un cebo para todos los que quieren asesinar a Luca. Las razones de su venganza deben ser demasiado dolorosas para no dejar que los enemigos de Luca acaben con él de una vez por todas. Lo odia tanto o más que yo. Tal vez siempre tuvo razón y yo nunca seré una asesina sin conciencia como él.
Christian me lanza una mirada oscura y se marcha tras él.
— ¿Qué esta pasando? —pregunta mi hermano.
— No lo sé.
— Todo esto es demasiado extraño. Primero un tío me saca de la mansión y me hace mil preguntas sobre mi infancia, después llegas tú y ahora discutís. —alzo la ceja confusa.
— ¿Preguntas sobre tu infancia?
— Sí. Quería saber cuales son mis recuerdos, pero no entiendo porqué.
Mi mirada se desvía hasta la maleta de Damen que se encuentra en mitad de la sala. Busco dentro de ella pero ninguna de las fotografías ni los documentos se encuentran donde estaban. Es tan inteligente que sabía perfectamente cuales serían mis movimientos. Maldita sea. Siempre lo sabe todo.
— ¿Qué esta pasando? —pregunta. No sé que responderle.
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Editado: 23.07.2025