Allen.
18.
DAMEN.
Sus ojos brillantes me observan con las pupilas dilatadas y la respiración agitada. Me encantaría saber lo que está pensando, porque su mente es tan peculiar que me crea fascinación.
Ya es demasiado tarde para retroceder. Desde que estoy aquí me he repetido muchas veces a mí mismo que no habrán más obsesiones, pero con ella es complicado. Cuando comencé a obsesionarme por Dulce solo la observaba, me enloquecía la profunda inocencia que había en ella y lo diferentes que éramos el uno del otro. Sabía que Lilit sería una victima más de mi mente, porque desde que la conocí me llamó la atención como esconde su lado oscuro detrás de esos ojos de cordero.
— Vete. —digo en un tono claro.
— ¿Por qué? —pregunta alzando las cejas— Te encanta confundirme ¿No es así? Primero me dices que me aleje de ti y ahora esto.
— Es tarde para explicaciones. Duerme, mañana regresaremos a la mansión.
Giro para regresar a la sala. Sujeta mi brazo impidiéndome continuar, aún con las dudas que obviamente son mi culpa pero no pienso contestar. Lo quiere saber todo, pero no debe saber nada. La miro, sus ojos permanecen fijos en los míos manteniéndome la mirada amenazadora que estoy lanzándole. Por esto me obsesiona Lilit, porque todas las demás me han retirado la mirada, en cambio ella me mira como si no le interesase y le diera igual lo que puedo hacerle.
— No voy a permitirte estos juegos mentales, Damen. —sonrío.
— ¿Y qué harás? —le aparto la mano, doy un paso hacia ella y no lo hace, no retrocede ni un solo centímetro. — ¿Qué piensas hacer?
— Provócame y lo verás. —contesta desafiándome.
— ¿Y si me apetece jugar contigo hasta obligarte a rendirte?
— Entonces los dos jugaremos el mismo juego. Ten claro que no te tengo miedo. —me dice, con la cabeza levantada, los ojos fijos en los míos y la respiración tranquila.
— Vas a despertar lo que no debes y cuando quieras huir será demasiado tarde. —advierto.
— ¿El qué? ¿Tu obsesión? —hace la pregunta y da un paso más. — ¿Y si quiero qué te obsesiones conmigo hasta el punto de matar por mí?
— ¿Por qué me arriesgaría a matar por ti?
— Porque vas a odiar la idea de que alguien que no seas tú me ponga un dedo encima. —de nuevo pone esa voz. La maldita voz de chica inocente.
— Ten claro algo, Lilit. —la señalo con un cuchillo— En el momento que tú seas mía, todo aquél que quiera, piense o desee tocarte se quedará sin manos.
— Damen, olvidas un detalle. —pone el dedo en la punta del cuchillo. Ahí está, ya ha salido la personalidad oscura que esconde. — Mi intención nunca será ser de nadie, solo quiero venganza.
empiezo a reír. — Me encantará oírte suplicar que mis manos rocen tu cuerpo. Acéptalo, conmigo dejas de tener miedo. Te sientes poderosa e imparable.
Ignora mis palabras y se marcha en dirección a su habitación, pero aunque cree que no me he dado cuenta, se que ha mirado al girar la esquina.
Regreso al suelo, me tumbo y trato de cerrar un poco los ojos para descansar.
El sonido de la puerta me hace abrir los ojos inmediatamente; Christian acaba de llegar. Me pongo la camiseta, observo que todo este correcto y me dirijo al único baño. La puerta esta rota, apenas cierra y solo queda encajada poniendo algo detrás, pero aún así queda un hueco de claridad. Lilit se encuentra dentro cambiándose de ropa. Al salir choca conmigo, sus ojos esta vez me miran con timidez y pasa por mi lado sin pronunciar palabra ¿Qué pretende?
🖤
LILIT.
Christian me mira como si hubiera encontrado al mismísimo demonio. Mi hermano hace varias horas que esta levantado y fuera, tratando de hacer algo que lo mantenga ocupado. Odia estar aquí, odia la presencia de Damen y no quiere estar cerca de él.
— ¿Habéis pasado buena noche? —pregunta Christian. Algo que me sorprende.
— Sí. Hemos pasado un poco de calor, pero por lo demás ha sido la noche más tranquila que he pasado en mucho tiempo. —contesto mientras saco el café que ha traído.
— Imagino.
— ¿Sabes algo de la mansión? ¿Alguna novedad?
— Luca te está esperando ansioso. Ha hecho varios tratos y Maxim sigue hospedado. Creo que estará varias semanas hasta que todo lo relacionado con los Salvatore se solucione. —explica. Por su cara parece que algo más le preocupa. — Tienes que irte lejos.
— ¿Tú también? No creo que te importe, así que no sigas con tus teatros. Que me quede o no te da exactamente igual.
— Eres una distracción.
— ¿Cuáles son tus verdaderas intenciones? —pregunto. Lo hago enfurecer al instante y deja su café dando un fuerte golpe.
Señala a una esquina de la cocina; había una cámara grabando. No sé si Damen sabe sobre esto, pero estoy segura que de haberlo sabido no habría permitido su comportamiento. Discretamente alargo la mano hasta agarrar uno de los cuchillos en uno de sus descuidos y frunzo el ceño.
— ¿Cuáles son las tuyas? —me pregunta— Vas de victima en apuros, pero cuando nadie te ve te conviertes en una serpiente.
— ¿Lo dices por el beso? —empiezo a reír después de mi pregunta— Yo no tengo que darte explicaciones a ti.
Me agarra el brazo con furia, aprieto el mango del cuchillo y mi mente solo grita una cosa: clavaselo.
— No estoy seguro de tus intenciones, pero no creo que sea buena idea lo que estás intentando hacer. No sé si eres realmente lo que quieres mostrar pero no sabes con quien estás jugando, Lilit, ni los limites que cruzará si se obsesiona contigo. —susurra. — No tiene corazón, nunca lo tendrá.
Damen aparece, Christian se aleja de mí y empieza a recogerlo todo. Sus palabras han sido muy parecidas a las que él me dijo en su momento, tanto así que me preocupa estar metiéndome en algo mucho más peligroso de lo que pensaba. Mi hermano entra tras ser llamado por él, agarra sus cosas y las mete en el coche.
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Editado: 23.07.2025