Shade. (01)

Capítulo 24.

Despertando al diablo.

24.

🖤

LILIT.

No recibe respuesta, pero por la expresión llena de satisfacción de su cara me doy cuenta de que no es necesaria una respuesta. Él ya sabe que tenerlo cerca me debilita, que provoca sensaciones que nunca antes había experimentado y lo disfruta. Permanece frente a mí, y yo le miro con la boca abierta e incapaz de moverme, observando cada detalle: su mirada gris y fría, la rigidez de su mandíbula y como lentamente analiza cada una de las gotas de sudor que resbalan por mi cuello producidas por los nervios que me causa tenerle tan cerca.

— ¿Por qué has matado a ese hombre? —pregunto.

— No puedo permitir que los cabos sueltos de mi pasado se paseen por ahí hablando de mí. Le permití verme, yo mismo le conté que vendría y le di el beneficio de la duda, pero falló. —responde con tanta frialdad que pone mi piel de gallina. Realmente no le tiembla el pulso para quitarse del medio a cualquier persona que se convierta en un estorbo. — Déjame ver todo lo que te entregó.

Le entrego todo lo que el anciano me dio debajo de la puerta. Él lee la carta en silencio, puedo notar como el dolor se refleja en su cara pero trata de disimularlo a toda costa. Levanta la cabeza, actúa como si lo que acaba de leer no ha hecho regresar todos los recuerdos horribles que ha estado cargando todo este tiempo.

— Yo no quería indagar más sobre ti, pero él despertó la curiosidad. —me mira en silencio y escucha mis palabras atentamente. — Lo que Luca hizo... Se que él es capaz de hacer cosas horribles, a mí me hizo cosas espantosas... —sus ojos me incomodan un poco. — Solo necesito saber una cosa ¿Podrás contestarme?

— Depende, Lilit. Todavía no es el momento para muchas cosas.

— ¿Qué tengo que ver en todo esto? —mi pregunta lo incomoda tanto que comienza a rascarse la nuca. — No estoy ciega, puedo ver el parecido entre Dulce y yo.

— Tienes razón, todo lo que ha pasado contigo no es casualidad, pero sí un daño colateral que no habría sucedido si no hubiera huido con Dulce. —lo miro confundida.

— Ya veo que tu obsesión por mí tampoco es casualidad. —digo con los brazos cruzados.

— Lilit, mi obsesión por ti viene porque eres diferente a Dulce. Eres salvaje, poderosa —toca mis labios— cuando la sangre resbalaba por tus manos aquel día, mi único pensamiento era follarte, que fueras mía una y otra vez. —trago saliva. Él sonríe y yo relamo mis labios. — Eres un misterio para mí. Tienes una parte oscura que solo aparece estando conmigo y eso me encanta.

— Yo... —posiciona sus labios cerca de los míos. — Estas loco.

Recibe un mensaje que lo distrae, pese a que insisto en que me cuente, no me presta atención. De un momento a otro sale furioso de la habitación y me deja encerrada con llave para que no lo persiga ¿Por qué? ¿Qué ha recibido? Trato de abrir la puerta de todas las maneras posibles e incluso grito para que con suerte alguien me escuche y me deje salir, pero no tengo suerte.

Mi cabeza da vueltas, muchas vueltas. No puedo atacar cabos sin más información. Lo único que se me viene a la mente es el día en el que Luca me dijo que sería su esposa y me forzó, recuerdo que me llamó por otro nombre y aunque tengo ciertas lagunas, creo que me dijo Dulce.

Reviso las fotografías donde se la puede ver más de cerca, nuestro parecido es asombroso e inexplicable.

DAMEN.

Christian ha podido avisarme a tiempo.

Luca y Tomás se están apuntando a la cabeza. Por lo que Christian ha podido decirme en el mensaje parece que Tomás ha sido el causante de este enfrentamiento por culpa de sus impulsos. Los dos discuten en el jardín, frente a todos que lo observan dispuestos a acribillarlo si se atreve a apretar el gatillo. No puedo acercarme. Solo observo desde una distancia donde ellos no pueden verme. Tampoco puedo ayudar a Tomás o me delataría.

— ¡Ordenaste matar a mi hermano! —reclama Tomás.

— Sí. Nada se hace en mi mansión sin mi permiso. —admite. No lo dudaba, Luca no teme nada. — ¿Esa es la razón por la qué pones en peligro tu brillante vida?

— No te hizo nada, él ni siquiera quería ser parte de esto ¿Por qué? ¡Dime!

— No quiero gente que no me beneficie. Tu hermano era un blando que no servía para estar aquí. —baja la pistola. — ¿Crees qué alguno de los que duermen bajo mi techo no se han ganado todo lo que tienen?

— He matado para ti. Yo he hecho todo para que mis hermanos tuvieran un lugar.

— Todavía tienes un hermano, cuida de él. —sus palabras hacen enfurecer a Tomás, que termina golpeando a Luca con la pistola.

Stefan al instante lo apunta en la cabeza con su arma. Desea matarlo desde que llegó ¿Por qué es mi hijo?

— Stefan, baja la pistola. —ordena Luca.

— Quiere matarte.

— He dado una orden, obedece.

Novak limpia la sangre causada por el golpe con un pañuelo de tela que siempre lleva colgando en el bolsillo de su traje. No parece furioso, más bien creo que Tomás le ha dado un motivo más para estar orgulloso. No le aplaudirá por haberlo atacado, lo castigará, pero sabe que el chico tiene los pantalones bien puestos.

Sus gestos, su mirada, sus palabras, todo me hace recordar al joven que fui. La impulsividad que carga, a mí me hizo cometer muchas estupideces que pudieron matarme pero de las que pude salir con inteligencia. Me gané a pulso muchas de las noches que dormí en las caballerizas abandonadas, encadenado, desnudo y golpeado. Él posiblemente me quiso como su hijo, pero mi rebeldía lo desquiciaba e hizo todo para meterme en vereda pero nunca lo consiguió.

— Deja de lloriquear, Tomás. —pone la mano en el arma que Tomás aún sostiene en su mano. — Has sobrevivido a todas las cosas que Robert te hizo, puedes sobrevivir a una simple muerte. Tus seres queridos deben morir. En este negocio los sentimientos son vulnerabilidad y un asesino no debe permitirse tener corazón.

— Eres un traicionero, un maldito hijo de puta y lo disfrutas.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.