Shadows

CAPÍTULO 11

—Aquí tienes —Ariadna me trajo un café y se sentó junto a mí en el sofá―. Detesto la idea de que lo velen a cajón cerrado, me hubiese gustado verlo una última vez.

—Ross es Judío, velarlo a cajón abierto es exponer todos sus pecados y permitirle a otros enjuiciarlo injustamente —expliqué, obviando la respuesta—. Además es un insulto al honor del difunto. Tú sabes esas cosas, Ari.

Ariadna me observó detenidamente mientras bebía de su tazón.

— ¿Has contactado con tu madre?

Suspiré exhaustivamente amedrentando mis pensamientos con ese tipo de recuerdos. La verdad es que había evitado pensar en mi madre todo este tiempo; además de que sucedían demasiadas cosas a menudo como para reflexionar sobre ella.

—No, pero tal vez debería hacerlo, ¿no? Es que temo que llame a la policía si no sabe nada de mí después de tanto tiempo. ¿Tú qué crees?

―Quiero que escuches esto, vas a llamar a tu madre porque temes que te encuentre y no porque la extrañas. Es Eso no suena bien.

―Tienes razón ―resoplé.

―Hey, ―Ariadna acarició mi espalda―, ¿qué ocurre? Si es porque temes que tu familia te encuentre, sólo estás paranoica. Sabes que tus padres no confían en la poli en estos extremos. Es la suerte de tener padres devotos.

— Sí, supongo que sí ―resoplé nuevamente y bebí un poco de café―. Estoy algo paranoica por todo. ¿Qué hay de tus tíos, Ari? Aun no los conozco, ¿crees que estén de acuerdo con que nos quedemos en su edificio?

Ariadna enarcó una ceja y esbozó una mueca despreocupada.

—No hay problema, relájate. Por una vez en tu vida no pienses en todo demasiado. Estamos bien —apoyó su mano sobre mi hombro y ejerció algo de presión sobre él―, las cosas marchan bien con nosotras.

—Tal vez para ti ―reproché y de inmediato frunció el ceño para mí―, porque estás con Logan. Las cosas conmigo no están así de bien, ¿sabes? Aún tengo pesadillas en las noches, aún me escondo de las sombras de mi cuarto y pareciere que en este lugar se intensifican sus presencias. ―Ella enarcó las cejas en forma despectiva y abrió la boca para decir algo pero continué―. He vuelto a verlo. Sólo un par de veces pero estaba demasiado cerca de mí. Me encontró, Ari. Él está vigilándome nuevamente.

― ¿Por qué no me lo habías dicho antes? ¿Cuándo pasó?

―Hace algunos días atrás, él me observaba desde el bosque.

― ¿¡Volviste a entrar en el bosque!? ―Remarcó ella pero negué―. ¿Entonces?

―Estaba fuera y lo vi en la entrada del insti.

―No entiendo por qué no me lo habías dicho, Selene. Esto es demasiado como para que lo ocultes de esta forma ―su voz demostraba su enfado. Depositó la taza a un costado y se volvió hacia mí, colérica, disfrazando su expresión para no llamar la atención de los presentes―. Sabes que hemos hecho todo esto para alejarte de esa sombra en particular, hemos viajado kilómetros de distancia. Si él te encontró entonces esto significaría que ―buscó mis ojos― que está siguiéndote, Selene. Esto es contigo.

Asentí débilmente recordando a la sombra tornarse alta y quieta, tomando la forma humana de ese hombre en particular al que tanto temía. Su electricidad aún daba descargas en mis sueños.

»Empiezo a sospechar que no caímos en Ventura por azar del destino, Sel.

― ¿A qué te refieres?

―Quizás él te quería aquí ―se explicó mejor― con él. Piénsalo. Aquí las leyendas datan de sombras que se llevan el alma de los mortales. El pueblo cree en ellas y temen entrar a un bosque donde ellas habitan. Quizá no fue coincidencia, quizá, las señales estuvieron frente a nosotras todo este tiempo.

―Entonces, ¿qué sugieres? ―Me atreví a preguntar.

Estaba siendo egoísta al colocarla en esa posición. Se merecía tener una vida, merecía encontrar el amor y merecía ser tratada como una chica normal de instituto. Ariadna Simmons podría tener la vida normal que siempre había deseado si yo no formaba parte de esa vida.

Me sentía una carga para ella al dejarla cavilar acerca de nuestra próxima partida.

―No lo sé ―declaró; y mi sorpresa se sintió como un golpe certero en mi cabeza― ahora pienso que no tiene caso que volvamos a huir sabiendo que él te encontrará de todas formas. ¿Ha... ha vuelto a contactarte?

Mi pasmo no me permitió responder de inmediato. Aunque tuviese lógica su reflexión, estaba segura que no quería irse por Logan. Y aunque estaba siendo injusta, me molestaba que su relación no dejara espacio para un nosotras.

―No. No ha hablado conmigo aún.

― ¿A qué te refieres con aún? ¿Piensas que lo intentará después?

Me encogí de hombros y noté que Lisa se acercaba a nosotras con el rostro compungido. No había hablado con ella desde el campus cuando la noticia de la muerte de Ross era un escándalo entre pasillos.

― ¿Qué otro sentido tendría de vigilarme y no atreverse a contactarme?

Lisa llegó hasta nosotras y esbozó una mueca antes de abrazarme y dejarse caer en la silla contigua. Estaba devastada. Ross era su mejor amigo desde hacía años y podía comprenderla perfectamente. Si algo le sucediera a Ari mi vida acabaría en ese instante.

― ¿Cómo te encuentras? ―Inquirió Ariadna con suavidad.

Lisa se encogió de hombros y sorbió su nariz.

―Es el dolor más difícil que he atravesado ―explicó la morena en un suspiro―, Ross era como un hermano para mí. No puedo creerme toda esa mierda.

Rodeé sus hombros con mi brazo y suspiré pausadamente.

»Pero estoy aceptándolo, creo. ¿Cómo están ustedes?




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