Shadows

CAPÍTULO 12

Precedieron sueños desastrosos, pesadillas a aquel último encuentro con las sombras y con un Seth que se mostró en concordancia con ellas.

Mis sospechas con él cada vez eran más inciertas y temerarias, sobre todo por qué no sabía exactamente en qué punto de mis expectativas, colocarlo. A cada instante descubría algo nuevo de él, algo malo, algo peligroso que me dejaba sin aliento y con el deseo extraño de volver a verlo.

Era la primera persona que conocía que tenía la misma capacidad que yo para visualizar a esos entes oscuros. Su aura nos había invadido a ambos y como si fuese algo cósmico entre los dos; habíamos huido a gran velocidad de la escena.

Seth no volvió a dirigirme la palabra y tampoco yo deseé hacerlo. Estaba confundida, estrechamente tensa con lo que había sucedido. Pero por aquellos momentos sentía que la única forma de comprenderlo todo era hablando con alguien que también las veía.

La oscuridad que afloraba por conocerlo en profundidad persistía en mis pensamientos y aunque Axel en más de una ocasión me había advertido de él e instado que me mantuviera al margen; no conciliaba apartar mis pensamientos de él.

—Aquí estás —Lisa se sentó junto a mí en el campus, debajo de la sombra de un ciprés—. Es extraño sentarse aquí sin él, ¿no? ¿Cómo estás?

—Aturdida —resoplé—. Aquí se sentaba todos los días para fumar... casi puedo percibir el tabaco impregnado en el césped y en el cáncer de este árbol.

—También me siento extraña por estar aquí, me dan escalofríos —Lisa respiró hondamente y parpadeó varias veces intentando aplacar algunas lágrimas amenazadoras. Tomé su mano con firmeza—. Sabes que Ross jamás intentaría suicidarse, ¿no? Quiero que lo entiendas porque... aquí todos piensan en eso. Puedo escucharlos cuchichear sobre eso en los pasillos. Él sufrió tanto antes, mucho... y jamás pasó esa idea por su cabeza.

— ¿A qué te refieres?

—Su vida no fue sencilla con padres como los que tenía...

—Entiendo —quizás más de lo que ella suponía―. Intenté encontrarte para el entierro, pero no te vi.

Lisa inspiró hondamente y limpió de su mejilla la lágrima que reposaba rebelde.

―No resistí ese momento, lo siento. Sé que debí estar por él pero... me derrumbé.

―Hey tranquila, estoy segura que Ross lo entendió bien ―mi brazo estaba reposando sobre su espalda―. ¿Supiste algo sobre lo que se dijo que Viola lo acompañaba?

—La llamaron a testificar en la jefatura pero no tuvieron ninguna información relevante —resopló incrédula—. ¿Tú puedes creer que él haya salido a caminar con ella? Ross ni siquiera podía verla en fotos. Intenté explicárselo a la poli pero... ellos no escuchan.

—Lisa, no está bien dejar las cosas así, de esta forma. Quiero hacer algo por él, saber qué sucedió en sus últimos minutos con vida.

Lo había pensado durante toda la noche.

—También he estado pensando en eso, ¿sabes? En lo que dijo Ariadna...

―Ari tiene mucha imaginación en esa cabecita de detective ―interrumpí.

―No, pero me refiero a lo que dijo de que si ella realmente estuvo con él y discutieron o algo... Sel ellos se llevaban realmente mal, ¿entiendes? Algo sucedió y yo... quiero saberlo.

—Podríamos intentar hablar con Viola —sugerí. Lisa dejó escapar una sonrisa escéptica.

—Sí, seguramente ella querrá darnos información sobre eso.

—No, tal vez no, pero no perdemos nada con intentarlo. Tal vez sea más colaborativa esta vez si estoy a la altura de la situación.

—Espero que tengas razón, Selene. Ojalá esa maldita perra hable y nos cuente exactamente qué sucedió con Ross y por qué razón se fueron juntos del insti ―revisó su móvil y regresó su atención a mí―. Debo volver a clases, nos encontramos a la salida para hablar.

Regresé a clases con el aura apesadumbrada de la colectividad a mi alrededor.

Ariadna se sentó junto a mí durante la hora de clases y le hablé acerca de lo que Lisa y yo queríamos hacer. Ella estaba de acuerdo, sabiendo que todo había sido fundado a partir de sus especulaciones.

Al saberse la historia de la policía, alentando a los forenses con la absurda causa de muerte por una miocardiopatía, ambas comenzamos a sospechar. Ninguno explicaba la zona en donde Ross había aparecido ni el trayecto que había transcurrido solo después de clases.

Estaba en un lugar remoto, alejado de su casa y el instituto. Ross no salía a correr, tampoco merodeaba por esos lugares ni tenía conocidos cerca.

Cuando la hora finalizó me apresuré a abordarla por el corredor y me gané una mirada odiosa de su parte. Inspiré tranquilamente relajando mi rostro.

— ¿Podemos hablar un minuto?

—Si vas a indagar acerca de Seth, pelirroja, mejor piérdete.

—Quiero hablarte de Ross —Viola alzó las cejas—. Falleció ayer... Más bien, lo asesinaron ayer.

—Creí que había muerto súbitamente —aclaró la blonda con firmeza, sin detenerse siquiera a escucharme. Continué caminando junto a ella, despertando la curiosidad de mis compañeros.

Viola no tenía amigas, y sus relaciones en el insti se basaban sólo en chicos guapos que la acosaban por un poco de su atención.

—Eso es lo que dijo la policía, pero, me resulta extraño que lo hayan encontrado tan lejos de su casa, ¿a ti no?

Viola enarcó las cejas.

— ¿Parezco una persona que sabe dónde vivía?

—No, tal vez no, pero si pareces la última persona que estuvo con él antes de ese súbito ataque cardíaco —repliqué—. Dicen que saliste a caminar con él después de clases... ¿A dónde fueron realmente?




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