Shadows

CAPÍTULO 22

Habíamos ido juntos a cenar pizzas a la ciudad. Por muy difícil que me fue mantenerme callada ante la conversación que habíamos tenido Axel y yo en la playa; lo hice. Al menos eso quería pensar.

Sentía que él llevaba la llave a todas mis incógnitas, todas aquellas cosas que no comprendía de ese lugar desde que llegué. Y obtener su atención podría considerarse una ventaja. Pero Seth me había hecho temerle a la atención que llamaba.

Había aprendido a entrever entre él muchas de sus facetas que me desconcertaban. Una de ellas era el Axel galante que me seducía y jugaba con mi cabello intentando imponer cercanías peligrosas. Mi sed crecía a cada paso que daba hacia mí. Se volvía incontrolable.

Y luego estaba esa faceta oscura, casi siniestra en la que soltaba su carácter más brusco y peligroso; ese que podía enfrentarse a Seth con ira y encerrar para interrogar a Viola y discutir tan fervientemente la muerte de alguien. Era perturbador a veces.

Conservaba demasiadas dudas con respecto a la conversación de Viola y él; es decir, ¿qué era la primera fase de un trance? ¿Por qué Viola sabía efectuarla de todas formas y de qué le servía emplearla en Mark?

No tuve oportunidades para debatir en tranquilidad las diferentes personalidades entrañables de Axel. A cada instante, un beso rápido, una caricia o una sonrisa por su parte parecían inundar mis especulaciones en el silencio.

Al menos así lo sentí durante la cena que compartimos.

Era perspicaz, locuaz pero sobretodo traicionero. Y debía mantenerme al margen de las emociones confusas.

— ¿Asustada, roja? —Axel enlazó su brazo alrededor de mis hombros. Una brisa ligera propia de temporada mecía sus cabellos.

—Alguien recuérdeme por qué estamos aquí —aulló Ariadna, acercándose a paso lento junto a Logan.

—Porque estamos probando una teoría conspiradora a favor de las especulaciones de nuestra amiga aquí presente.

—Yo sólo dije, Axel —expliqué adelantándome un poco—, que un bosque de sombras provocando suicidios no es algo verídico.

— ¿Tú qué piensas que sucede? —Intervino Logan.

—Sí, roja —convino Axel—, ilumínanos.

La actitud de Axel ahora me parecía sospechosa. Es decir, él mismo había delatado que existía alguno tipo de monstruos en Ventura.

— ¿Alguno de ustedes ha entrado en el bosque?

—Está prohibido —repuso Logan.

— ¿Prohibido?

—Sí, Ariadna —expuso el rubio en una mueca—. La policía busca evitar que siga creciendo el número de suicidios y creen que prohibiendo el ingreso al bosque esa brecha mermará.

—Tiene que ser una broma.

—Lo creas o no, Selene, aquí las cosas están así.

— ¿Qué hay de Mark? —Continuó la pelirroja—. Mark Thompson no ingresó en el bosque y aun así se quitó la vida públicamente.

—Si no me equivoco es el primer suicidio público de la comunidad, ¿no es así?

—Sí, Ari, el único —abaló su compañero más cercano—. Y no tiene explicación aun.

Escruté a Axel, quien se hallaba a un par de pasos de distancia. Quería que dijese algo, que confesara algún tipo de secreto que guardaba. No sabía qué, pero él sabía muchas cosas.

—Sel está investigando los suicidios —comentó Ariadna, llamando la atención de todos.

Un silencio alarmante se instaló entre nosotros.

—Parece que la curiosidad puede más que los terrores nocturnos, ¿no es así, Sel? ―Reparó Axel. Fruncí el ceño―. ¿Y qué has averiguado sobre todos nosotros? Porque nos has investigado a todos, ¿no? Dinos qué sabes de los suicidios, el bosque y... las sombras.

—Sólo estoy intentando entender cómo son las cosas aquí, Axel ―sus ojos sobre los míos―. Porque sé que hay algo oculto en ese bosque que lastima a los jóvenes del condado, pero que no afecta a todos, al parecer.

— ¿No afecta a todos? ¿Cómo lo sabes? —Continuó el rubio.

—Ella ha estado ahí —alardeó Ariadna—. ¿O no, Sel?

El semblante de Axel era de sorpresa. Logan también parecía verse afectado pero su comprensión estaba lejos de asemejarse a la del rubio. Oteé a mi compañera con enfado.

— ¿Has estado ahí? —Inquirió con tranquilidad Axel, aunque su rostro no acompañaba sus emociones—. Tú, ¿entraste sola en el bosque de las sombras?

—Sí —mentí conociendo la reacción de Axel si hablaba de Seth—. Y nada me sucedió, ¿no es así? No he tenido pensamientos suicidas ni me he enfrentado a mis amigos o algo por el estilo. No son suicidios, chicos, es algo más y sé que ustedes también lo piensan.

Ariadna me observaba, meditando su respuesta. Sabía que ella no estaba de acuerdo con mi engaño, pero necesitaba de su silencio cómplice por un momento.

Ambos hombres intercambiaron miradas.

— ¿Por qué no entramos ahora?

—Logan.

—Vamos, Axel, somos cuatro. Y Selene no correrá peligro si ya entró una vez ahí, ¿no es así? Nos la apañaremos con el resto de las cosas.

—No —continuó Axel, tajante—. Nadie entra en el bosque y tú, roja, deberías comprenderlo mejor que nadie.

— ¿Por qué debería comprenderlo mejor?

—Creo que has vivido aquí lo suficiente como para comprenderlo.

— ¿Saben? —Repuso Ariadna con diversión—. Esto no se resolverá hasta que alguno de nosotros lo intente.

―Ari...

—Oh, vamos, Sel, ¿tú también nos dirás qué hacer?

—No —repuse—, yo también creo que es una buena idea hacerlo.

—Con Logan iremos adelante —convino el rubio—, pero no avanzaremos mucho. La noche se vuelve oscura en el interior y el camino puede volverse confuso.




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