Por un momento dejé de respirar.
¿Había oído bien la pregunta? Lisa me observaba en completo silencio, expectante y parecía que sí, había hecho esa pregunta en concreto. Pero, ¿cómo sabía ella de esa habilidad de Seth? ¿También la tenía? ¿Habían hablado juntos? Siempre tuve la extraña sensación de que sólo yo podía entenderlo.
Pensar que sólo nosotros dos podíamos entendernos, como una especie de conexión que había, me hacía sentir tan estúpida en esos momentos.
Sus ojos castaños me escrutaban con rudeza, y la extraña vibra que tenía de ella ―puedo jurarlo― cambió en ese instante. Nunca había visto esa expresión en su rostro, parecía verse afectada luego de encontrarme con Seth y no podía entender el punto. Ella siempre se comportaba tan embelesada cuando lo veía.
Los murmullos de los estudiantes aún eran audibles por aquel tramo recorrido y aunque antes había estado interesada en Nancy, egoístamente ahora quería saber qué le ocurría a Lisa.
— ¿Y bien? —Insistió Lisa―. No es algo normal, Sel. Nada de lo que sucede en Ventura lo es y de eso puedes estar segura a estas alturas. Lo que me sorprende es que tú lo hayas notado ya. Para ser sincera yo... tardé demasiado tiempo en comprenderlo todo aquí.
— ¿Seth también te habla a ti de esa forma?
Lisa asintió.
—Lo hizo dos veces y fue durante una clase que compartíamos. Sé que puede hacerlo con todos los que desee.
¿Una conexión entre nosotros? Sí claro, mi estupidez no tenía límites.
—Pero... ¿cómo?
—Sel —su mano tomó la mía—, no por nada aquí los hechos sobrenaturales son tomados completamente en serio. Te advertimos que en Ventura las desapariciones son normales, las sombras, los suicidios, el bosque y... las personas como Seth.
— ¿Qué clase de persona es Seth? —Indagué temerosa.
—Sólo he investigado hasta donde sé, pero... —Lisa observó a su alrededor e hizo una mueca, irguiendo su espalda―... pero te aseguro que no es nada bueno de cualquier forma ―apretó sus labios y resopló―. Un ángel.
Retrocedí un par de pasos, inhalé hondo y exhalé. Repetí la acción y mi mente pareció vaciarse.
Un ángel.
Seth era un ángel.
¿Lo era? ¿Podía serlo?
— ¿Cómo...? ¿Cómo es que él...? ¿Tú cómo? —Balbuceaba, me sentía tan torpe en esos momentos. Lisa enarcó las cejas.
— ¿Cómo lo sé? Seth tiene la capacidad no sólo de hablarte en los pensamientos si no de saber interpretar lo que piensas. Puede adivinar en lo que piensas y actuar conforme a tus pensamientos. Capacidades que sólo pueden ser entregadas por alguien divino.
—Eso es...
— ¿Imposible? Repítelo varias veces en tu cabeza mientras él te habla sin mover sus labios siquiera.
— ¿Estás oyéndote? —Esbocé una mueca incrédula. Más por temor que por burla—. Él no puede ser un... no. Eso es imposible. ¡Lo es! Esas cosas no existen, lo divino no... eso no es...
—Ya te lo dije, Sel, las cosas aquí no son lo que parecen. Y las cosas imposibles resultan ser posibles en esta parte de California. Ross intentó advertirte acerca de él, no quería verte involucrada con eso.
— ¿Ross lo sabía?
—Claro que no. Pero los hechos son bien fundados eso dalo por seguro. Aquí todos sospechamos de todos. A nadie le gustó que indagaras en sus vidas para intentar salvarnos a todos. Pero es más de lo que cualquiera pudiese haberse atrevido.
—Es que aún yo... No puedo... Espera, ¿por qué intentarían advertirme de la presencia de un... eso? ¿No se supone que son gentiles y honestos? ―No iba a pronunciarlo, mi mente aún no afirmaba que creyera en eso.
Mi ritmo cardíaco había subido y sencillamente la escena me provocaba arritmia. No conciliaba concentración alguna.
―Dime una cosa, Sel ―Lisa se cruzó de brazos―, ¿te parece Seth un ángel gentil y honesto?
¿Honestamente? Seth parecía que había sido seleccionado para la casa de Slytherin por orden de Severus o peor... de Lord Voldemort.
Pero no debía ser así, ¿es que todos teníamos tan mal concepto de los ángeles? ¿No se suponía que protegían el bien? Tal vez todos estábamos equivocados con respecto a cómo eran realmente, tal vez Patch era un claro ejemplo de ello.
―Eso creí. Al principio pensé que estabas investigándolo sólo a él. Es decir, me preguntaste hace unos días qué eran tus dibujos. ¿Por qué querías saber lo que era un íncubo?
Demonio disfrazado de ángel. Mi yo interna soltó una risita nerviosa. Si Seth, siendo tan siniestro y petulante fuese un ángel, Axel encajaría a la perfección en el perfil de íncubos.
Aquello envió un escalofrío a mi espina. No quería pensar más en eso, al menos por ahora.
―Sólo sentía curiosidad ―Lisa no tenía por qué saber las cosas que yo podía ver entre las sombras.
―De todas formas, no te traje a hablar aquí de eso, Sel es más... importante... Es sobre Ariadna. Tú, no la has visto últimamente, ¿no es así?
Mis pies se clavaron a la tierra, todo mi peso de hecho parecía haberse enterrado en el césped del campo. Los ojos de Lisa parecían afligidos y preocupados y yo no podía conciliar una sola emoción en mi interior. O tal vez sí, terror.
—No la veo desde ayer, en la tarde cuando iba a la casa de Logan —mi voz sonó extraña, pesada, quebrada.
—Hace un rato, en deporte, el balón saltó la red del campo y se acercó lo suficiente a la entrada del bosque como para que nadie se atreviese a ir. Yo fui en su búsqueda y, —Lisa buscó en el bolsillo de sus vaqueros un objeto y lo dejó colgando de su mano—, hallé esto ahí.
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Editado: 16.05.2020