Shaken

Capítulo 1

Los rayos de sol comenzaban a penetrar por la ventana de mi habitación, es imposible no darse cuenta cuando tu espalda comienza a subir su temperatura, en la universidad no tenía que sufrir de eso, ni siquiera del olor a desayuno grasoso, supongo que por un poco más de cuatro años me acostumbre a mantenerme solo con café, pero ahora era diferente. Me había graduado de la universidad en restauración de arte, para mi madre, la peor carrera que pude haber elegido, intenté demostrarle que estaba equivocada, pero todo fue en vano cuando me gradué con honores y sin ninguna oferta de trabajo, lo que me hizo regresar a casa sin poderme valer por mi misma.

Me levanté rápidamente de la cama para ir directo a darme una ducha, sabía que mi madre estaría a punto de entrar a mi habitación, sin tocar y gritando como toda una loca que debo de hacer algo de mi vida por el bien de “Dios”. No puedo admitir que tengo algo en contra de esa creencia, pero se vuelve algo patético cuando una persona se escude en una religión solo para volver a encontrarle sentido a su vida, al menos eso era lo que pensaba de mi madre, siempre hablaba de mi padre como si hubiese muerto y eso le dolía, cuenta una dramática historia de su disque muerte cuando conoce a alguien nuevo en la iglesia, la verdad no es esa, mi padre decidió abandonarla conmigo por una chica unos veinte años más joven que ella, supongo que eso suele pasar solo en las películas, pero estaba equivocada, realmente sucede en la vida real y es más nefasto de como te lo pintan.

- ¡Alana! – gritó mi madre mientras escuchaba como abría la puerta de mi habitación sin siquiera tocar –. Mas vale que estés despierta, tenemos que ir a la iglesia.

- Estoy terminando de bañarme – dije con resignación, al final de cuentas, su casa, sus reglas, no podía contradecirla en lo absoluto –. Me arreglo y bajo a desayunar.

- No vas a desayunar niña – dijo un poco molesta mientras escuchaba como abría y cerraba las puertas de mi armario, supongo que estaba buscando algo que me incriminara como toda una loca pecadora –. Hoy hay reunión después de la iglesia, así que apúrate a vestirte, te deje la ropa que quiero que te pongas encima de la cama.

Mi situación era un completo abuso, a mis veintiún años y ni siquiera podía escoger la ropa con la que quería ir a la iglesia, más bien, ni siquiera podía elegir si ir o no. Cuando salí del baño, un vestido color crema estampado con flores, que justamente era tan largo que me llegaría a la mitad de la pantorrilla, me esperaba sobre mi cama acompañado de los zapatos más extraños del mundo, juro que, si tuviera que verlos fuera de mi casa, serían idénticos a los que usan las monjas en los conventos.

Supongo que además de verme ridícula, lo peor de todo era caminar hasta la iglesia y cargar toda esa apestosa comida que mi madre solía hacer cada domingo, estoy cien por ciento segura que de todas sus amigas, ella siempre fue la más exagerada de todas, pero a pesar de eso, es mi madre, la quiero a mi manera, pero en momentos me pongo a pensar que solo me convertí en un estorbo para ella, una carga que le impidió que su vida fuera perfecta.

- ¡Alana, por Dios! – dijo mi madre un poco desesperada mientras apresuraba el paso dejándome un poco atrás –. Camina más rápido niña, que no llegaremos a tiempo como para agarrar lugar en la primera fila.

Sin decir una palabra, apuré el paso para ir acorde a mi madre, por suerte me evite un regaño, Iker, mi vecino y mejor amigo de toda la vida, se había tomado a la tarea, junto con su madre, en guardarnos un lugar en primera fila, supongo que me llenó de alegría, tenía mucho tiempo de no hablar con él, al menos desde que había entrado a la universidad y los tres meses que me la había pasado encerrada en casa cumpliendo las ordenanzas de mi madre.

- ¡Iker, Martha! – dijo mi madre emocionada mientras se acercaba a saludarlos –. ¿Podemos sentarnos?

- Por supuesto Gloria – dijo la madre de Iker con una sonrisa –. Iker y yo guardamos estos lugares especialmente para ustedes, sabía que no te perderías la fiesta de la iglesia por nada del mundo.

- Que lindo gesto de tu parte – dijo mi madre sentándose entre la señora y mi amigo dejándome libre el lugar alado de Iker –. ¿Cómo va todo?

No sabía que decir, en verdad tenía mucho tiempo de que no nos veíamos, pero supuse que una sonrisa era más que suficiente como para romper la tención entre nosotros. Nuestras madres siguieron charladas emocionadas y justo antes de que Iker o yo pudiésemos emitir una palabra, la misa dio inicio sin previo aviso.


“Algunos de nosotros somos soñadores de primera, anhelamos hacer tantas cosas que el disco duro de nuestro cerebro se queda full de tantos sueños que quisiéramos realizar, y la verdad soñar no es malo, es mas José era un soñador que vio cumplido cada uno de sus sueños.



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En el texto hay: amor, romancedrama, jefa

Editado: 01.06.2019

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