Hace tres años había conocido a Jeongguk o como a él le gustaba ser llamado, Jungkook. Recuerdo cuando lo vi por primera vez, yo iba saliendo de una tienda de convivencia a las dos de la mañana y el clima estaba espantoso. Lo más loco es que había salido en pleno temporal a salir a comprar un delicioso ramen que se había antojado a esa ahora. Cuando iba salido no me percate del tránsito, ya que estaba tan concentrada del paraguas que no se doblará que ni distingui que un auto venia hacia mi.
En pocas palabras, el auto casi me atropella por mi falta de atención, de la impresión y el susto había dejado caer mi paraguas junto a la bolsa de compra al mojado pavimento y dejándome de pie estática del miedo.
El muchacho que venia manejando, rápidamente se había bajado del auto para ayudarme, pero la torpeza al momento de levantar las cosas le pegue un cabezazo en su nariz.
Esa noche no pude comer mi ramen, pero conocí a la persona que hizo que mi corazón de acelerace siempre al estar a su lado. Esa fue la manera más extraña para haber conocido a mi actual y único novio.
Ese día se había comportado todo un caballero a pesar de estar herido, ya que también me había ido a dejar a mi hogar para luego curarle y regresar el favor.
Ante mis ojos, era el hombre soñado de las protagonistas en los libros, series y películas que había visto.
A los siguientes días de haber sido el "accidente", él fue a mi departamento y me sorprendió verlo en mi puerta. Pero lo más que me sorprendió, fue que en sus manos tenían un gran ramo de flores rojas y rosadas combinadas. Desde ese día hasta un año y medio fuimos amigos, para luego de unos meses más ser novios.
La confianza entre nosotros a lo largo de esos años había crecido demasiado, tanto que él fue mi primera vez. Es caballeroso, amoroso, cariñoso y coqueto. Habíamos llorado, reído y peleábamos. Lo típico de las parejas.
Todo era lindo, hasta que ella apareció.