Entonces ese día con mis nervios a flote te pregunte.
—¿Me estas escuchando?
Le pregunté un tanto triste al saber que posiblemente no me estabas escuchando por estar muy concentrado en su teléfono.
—Lo siento amor, ¿que me decías?
Dijo mirando un momento, darme una pequeña sonrisa y volver otra vez a su teléfono
Suspire para relajarme, y como para toda mujer, la primera pregunta viene a la cabeza.
—¿Tienes a alguien más?
Entonces dejo de ver su teléfono, se acerco rápidamente para abrazar mi cintura y atraerme hacia él. Lo mire de forma preocupada y de tristeza si llegara a ser cierto de que tiene otra, pero beso mis mejillas riendo al segundo.
—Que cosas dices, Heyol. Claro que no
—¿Entonces por que no me prestabas atención?
Mi voz salió casi en susurro, mi pecho se contrajo al verle tomar de nuevo su teléfono. Y con la misma hermosa sonrisa me mostró su conversación.
—Estaba hablando con mi mejor amiga, sabes que no sabia de ella desde hace cinco años.
Y como no olvidarle, me acuerdo que fue un otoño donde empezamos hablar de nuestras amistades, él paso hablando de ella por un largo tiempo y que por desgracia tuvo que irse a estados unidos.
Había visto ese día el universo en sus ojos con tal detalle que habla de su amistad.
—Oh y ... ¿Como es....
Pero antes de terminar mi pregunta, el me abrazo con fuerza, mis nervios como desde aquel día al verle en mi puerta se alborotaron poniéndome un tanto rígida sintiendo mis mejillas calentarse.
—¡Esta aquí, Heyol!¡Estoy tan feliz, que iría ahora mismo a verle después de tanto tiempo!.
Me dijo sonriendo y achinando sus párpados al final de sus ojos. Se ve feliz, demasiado feliz. No sabía que esa chica cuyo nombre era Miyeon, fuera tan importante para él.
Tengo que admitirlo, me había puesto un poco celosa ese día.