Shield Force

Extra 1: El Soldado arrepentido

En una base militar de Wuhan, capital de Hubei en China, un coronel de nombre Yan Mui se apresura a sentarse sobre su escritorio mientras tres de sus hombres bloquean la puerta de aquella oficina. Otro de esos soldados prepara una cámara que enfoca al coronel y presiona el botón que enciende el aparato:

 

-¿Está encendida?-pregunta el coronel.

-Si, coronel. Ahora puede hablar. -responde el soldado.

-Soy el coronel Yan Mui, estoy...o bueno...estaba a cargo del destacamento en esta ciudad. Hago esta siguiente declaración para no solo sanar mi consciencia a apenas momentos de mí inminente muerte sino también para revelarle al mundo sobre la verdad absoluta. Aquel virus que nos asoló durante tres largos años llamado Covid y que misteriosamente se fusionó con el virus del ébola dando origen al virus Berserk. De naturaleza simple pero amenazante y de por sí, peligrosa para la humanidad.

 

Se quita el sombrero del ejército y continua:

 

-Muchos creen que este virus se originó en instalaciones de nuestra nación y la realidad es que nunca existió tal cosa. No existe en el mundo tecnología médica con esa capacidad. Por lo pronto solo diré que todo lo que hemos hecho ha sido en vano y esos esfuerzos fueron devorados por estas criaturas que sin que nos diéramos cuenta, evolucionan a velocidades alarmantes a pesar de su escasa inteligencia.

 

Mira hacia abajo a un cajón que abre y saca una pistola cargada.

La sostiene con muchos nervios y remordimiento:

 

-Perdimos todas las batallas y solo nos quedó proteger la base. Volvimos a equivocarnos porque arrasaron este lugar junto con 2.000 soldados y 30.000 refugiados. Solo cavamos nuestra tumba.

 

Saca de su bolsillo un cigarro a medio terminar, lo coloca en su boca y entre temblores toma el encendedor y le da fuego al oscuro extremo. Al mismo tiempo observa a sus hombres que desesperadamente luchan por una supervivencia inútil y en parte se siente culpable por haber sido parte de tal catástrofe de proporciones bíblicas:

 

-...-da una pitada al cigarro- Estamos rodeados. Sin municiones, sin hombres y con más de 100.000 infectados tratando de entrar a esta habitación. Solo quiero expresar mi más profundo arrepentimiento ante tal equivocación de mí gobierno y nosotros como humanidad. Humanidad que ha condenado a la nueva generación a no tener un futuro y solo aspirar a no morir devorados por estos caníbales.

 

Los soldados, que intentan contener la puerta, ven como los infectados hacen presión hasta que uno de ellos antepone su brazo con o sin intención, pero sus esfuerzos obligan a los oficiales a disparar lo poco que queda de balas en sus armas.

Mientras el coronel continúa con sus palabras pesimistas:

 

-Nunca imaginamos que algo así llegase a pasar. No hubo plan de contención ni indicio de que el virus debiese fusionarse con otro o evolucionar así mediante un fenómeno cósmico. Bueno, esas son más conjeturas que nuestros científicos más prestigiosos pudieron obtener.

 

La puerta cede finalmente. Los soldados caen al suelo y con ellos varios de los infectados, quienes los muerden en los brazos expuestos debido a que la puerta cayó sobre ellos.

El soldado que controlaba la cámara saca su pistola y dispara a la cabeza de forma certera a varios de los zombies, mientras tanto el coronel mira a la cámara y no dice nada. La situación lo desborda y elige tomar una decisión drástica.

Lo primero que haces es sacar su pistola que en cuyo cargador tiene solo 4 balas, dos eran para sus camaradas que protegían la puerta ahora imposible de salvar, una es para aquel que filmaba el mensaje del coronel. Entonces lo apunta con el arma y le dispara entremedio de la parte trasera de la cabeza.

Sin obstáculo, los infectados posen su atención en el coronal y a paso rápido corren hacia él:

 

-Esto es en parte mí culpa. -mira a la cámara- Todo también fue culpa del régimen...por favor...supervivientes...resuelvan con sabiduría, valor y humanidad la estupidez que ocasionamos. -se pone el arma en la boca y jala del gatillo, volando su cabeza con el remordimiento de no haber podido solucionar la situación y sus camaradas fallecidos por nada más que el capricho de poderosos que los obligaron a quedarse en la base y no evacuar como debían hacer.




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