Shine

CAPÍTULO 6

Esa noche estuve arreglando todo, los pasajes, el hotel, todo. Harry estuvo a mi lado todo el tiempo ayudándome en todo lo que necesité. Varias veces tuve que detenerme, porque simplemente necesitaba llorar, era frustrante, me agotaba, pero no podía detenerme, necesitaba sacar todo eso que me estaba ahogando. Harry me refugiaba en sus brazos y acariciaba mi espalda con paciencia y ternura. No dije mucho durante la noche, él tampoco, pero fue especial en todos los sentidos. Me sentí segura y apoyada, sabía que, aunque no habláramos él estaba para mí de todas las formas posibles.

 

– Shine… ¿qué pasa?, no sueles llamarme tan tarde, ¿todo está en orden?

 

– La hora está cerca Clary.

 

– ¿De qué estas…?  – escucho un sollozo leve en el teléfono y eso hace que mis ojos comiencen a lagrimear; Harry sostiene mi mano con fuerza – … dime que no es cierto, por favor dime que es una broma.

 

– No llores, tranquila, no es una broma, Pat lo confirmó con los análisis de hoy – su llanto se hacía notar y mi corazón se apretaba más y más; Harry me aferraba a él con todo el amor posible. – Aun tenemos un poco de tiempo ¿sí?, ya arreglé todo, tu vuelo sale mañana, el mio también, nos encontraremos en Londres y haremos muchas cosas, no te preocupes por mí, estoy bien, estoy tranquila, así que tienes que ser fuerte, por mí, por todos, ¿recuerdas?, somos las que sostenemos a los demás, desde pequeñas, siempre una sonrisa querida. Se fuerte, hasta mañana, por favor descansa, te quiero.

 

– Te quiero… y Shi, vuelve a casa pronto, te extraño…

 

Me quedé sentada en el alfeizar de la ventana aferrada al pecho de Harry hasta que amaneció. Al cabo de un rato Harry salió por la puerta sin decir mucho.

 En el transcurso de la madrugada escribí algunas cartas que me ayudarían a concretar mi plan. Miro como el mundo sigue su curso, como no tiene lástima de nadie, como a pesar de todo sigue, corriendo a toda prisa.

Tenía los ojos hinchados, el pelo desordenado, el maquillaje corrido y la piel pálida, ni en mis tiempos de enferma me veía tan deprimente; suena el timbre.

 

– Volviste – digo cansada. – ¿Dónde fuiste?

 

– Lo hice – extiende su brazo derecho. Ahí estaban los tatuajes. En su muñeca se encontraba un destello de luz mediano y en la mano las iniciales CS, lo hizo, por mí.

 

– Gracias. – acaricio su mejilla – esto significa mucho para mí.

 

– ¿Cuánto falta para que salga tu vuelo? – miro mi reloj.

 

– Dos horas y un par de minutos.

 

– ¿Lograste dormiste algo? – niego con la cabeza.

 

– No, tenía muchas cosas que hacer para dormir, ya tendré tiempo suficiente para hacerlo – agacha la cabeza con dolor – pasa, tengo que hablar contigo – se sienta en el sillón. Voy a la mesa donde tengo todas las cartas, tomo la indicada y me siento a su lado.

 

– ¿Qué es esto?, ¿carta de despedida? – niego.

 

– Tengo un plan, no te lo voy a contar, pero lo sabrás pasado el tiempo. Esta carta no es para ti, es para alguien más… Es para ella, para Claire, no soy capaz de hacerlo yo misma. No tienes que ir a ningún sitio, en su determinado tiempo ella vendrá a ti, debes llevarla siempre contigo, ni yo sé cuándo irá por ti – odio tener que mentirle, se exactamente cuándo irá, así lo planeé, será el día de su cumpleaños, es dentro de tres meses, lo busqué en internet, encontré muchas cosas, compré por adelantado las entradas, estará en Los Ángeles, en un concierto, resulta  fácil conseguir las cosas cuando estás muriendo, ¿ya se los he dicho?. Tengo todo listo, solo falta que pase, espero que todo resulte bien.

 

– Está bien, la cuidaré hasta que ella llegué a buscarla, lo prometo.

– Gracias, valoro mucho todo lo que haces, hoy son tres días desde que me conociste y aun así estás aquí, gracias.

 

– Moviste mi mundo Shine, es lo menos que puedo hacer.

 

– Tu moviste el mío. – acaricio su mejilla – jamás podré olvidarme de ti Harry.

 

Preparé mis cosas para poder viajar, Harry como ya se había vuelto habitual me ayudó en todo, pacientemente.

 

– Dime algo Shine – dice entrando al ascensor.

 

– ¿Qué pasa?

 

– ¿Volveré a verte? – lo miro profundamente a los ojos.

 

– No lo sé Harry – toma mi mano.

 

– Sé que esto es extraño, pero me gustaría que volvieras después de Londres. – frunzo el ceño.

 

– ¿Por qué?

 




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