Shine

CAPÍTULO 12

Los meses se han pasado como el agua entre los dedos. Hemos trabajado mucho estos meses, componiendo, grabando, organizando, cantando en programas. Ahora son más personas las que me conocen, me ven en la calle y me piden fotos, o autógrafos, mi primer disco lleva muchas ventas, tantas que me sorprende, casi alcanzo a los chicos, en dos meses iremos a la alfombra roja más importante del año, es la entraga de premios y estoy nominada como mejor artista revelación y mejor canción inspiradora (por Shine), estoy muy emocionada, porque si no gano, al menos estuve nominada y con eso estoy satisfecha, sólo han pasado meses desde que entré a esto.

 

Pasamos navidad y año nuevo todos juntos, nos juntamos en casa de Shine para navidad y en casa de Harry para año nuevo, nuestras familias se conocieron y se quisieron (pensar que todo esto fue idea de Shine). Cenamos, converzamos, nuestras madres nos avergonzaron con historias de pequeños, etc.

 

Hoy es el primer aniversario de la muerte de Shine, estamos todos en su casa. Hice lo que me pidió, Harry me ayudó a encontrar las cartas y las trajimos. No hay nadie triste, nadie de negro y esto está lejos de ser un funeral o algo así, todos meten ruido, rien, comparten, todo el mundo está en familia y Shine pidió que fuera una celebración, que celebremos por la vida, por la familia y por lo que fue en vida, así que mis padrinos lo hicieron así. Todo es cálido, ruidoso y llenos de confianza, esto es estar en casa.

 

– Madrina, padrino. Harry y yo queremos entregarles algo – extiendo la carta – me dijo que se la entregara cuando se cumpliera un año.

 

– Muchas gracias hija, esto es muy importante para nosotros – nos abrazan y se van a leer la carta.

 

– ¿Ahora qué Clai?

 

– Este es el plan, tú le entregas la carta a Scott y yo a Ty.

 

– Perfecto, nos vemos al rato – Harry se va con la carta y yo subo a ver a mi hermano.

 

– Ty, ¿puedo pasar?

 

– Entra hermanita.

– ¿Por qué estás aquí?, todos estamos abajo.

 

– Porque no me gusta lo que hacen, celebrar, Shine está muerta y ustedes están celebrando su muerte.

 

– No cariño, no celebramos su muerte, estamos celebrando por la vida y por lo incríble que fué Shine estando viva, ella lo pidió.

 

– Nunca estuve de acuerdo con Shine, no voy a estarlo ahora.

 

– Ty, ¿no crees que es bueno que te desahogues?, haz guardado durante mucho tiempo esa tristeza, te escucho.

 

– La extraño – comienza a llorar – ¡ah! La extraño demasiado… siempre le hice la vida imposible, la regañaba mucho, la hostigaba y ella jamás me dijo nada malo, siempre me trató bien, me agradecía por ser así, me abrazaba, me quería y yo era un hermano terrible.

 

– Eras un hermano sobrepotector, no malo, ella estaba agradecida porque sabía que la querías y no querías perderla, eso le daba energías, te quería mucho Ty, jamás te vió como un mal hermano, tu eras su favorito… no se lo digas a Scott.

 

– ¿Cómo lo sabes?

 

– Cariño, fuí su mejor amiga, mi deber era saberlo todo – sonríe – te dejó esto Tyler – le entrego la carta – te la escribió a ti.

 

– Una carta… Claire – me abraza con fuerza – gracias.

 

– De nada, ahora ella te lo dirá, eso espero… tal vez ya dejas de ser tan sobrepotector y te das cuanta que Harry y todos los demás hombres que se me acercan o se le acercaron a Shine son grandes personas – beso su frente – te dejo para que leas la carta… Ty, te quiero mucho.

 

– Y yo a ti hermanita.

 

 

El resto del día todo fue tomando su lugar, definitivamente algo cambió en Tyler después de leer esa carta, a pesar de estar toda la tarde en su habitación, cuando bajó a la cena estaba más relajado, sonreía y eso era un gran progreso. Scott se emocoinó mucho con su carta, pero definitivamente alegró su día, mis padrinos pasaron por lo mismo. Le agradezco a Shine por pensar en eso, por darse el tiempo y de saber como subirle el ánimo a cualquiera, lo hizo conmigo, con Harry y ahora con su familia, todo está tomando su lugar y ella se sigue encargando de darnos lecciones de vida, la admiro, pensó en todo, lo calculó y armó de tal forma que es sorprendente.

 

– Carl llamó, dice que necesita una viedo conferencia urgente.

 

– ¿Qué pasó? – digo asustada.

 

– Dijo que no podía esperar, que nos tenía muy buenas noticias y que no podía decirme por teléfono.

 

– ¿Entonces?

 

– Creo que tenemos que irnos.

 

– ¿Ahora?

 

– Si, dijo urgente. No lo podemos decir que no.

 




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