Shingen Takeda

CAPITULO 1 (6-10)

Kenshin- Esta batalla me aburre. Aquí. Me estoy poniendo en desventaja. Ahora, ¿alguien dará pelea?

Nobunaga miró el acto de locura de Kenshin con diversión.

Nobunaga- Así que, es verdad lo que dicen sobre la sed de Kenshin por la batalla.

(¡Creo que está deseando tener una espada en el pecho! ¿Se está poniendo en riesgo porque está aburrido?)

Kenshin- Shingen, tu batalla es aburrida y toma demasiado tiempo. Podría matarte por traerme a este festival de ronquidos.

Shingen- ¡Ya sabes lo que dicen de los hombres que roncan, Kenshin!

Shingen sonrió irónicamente antes de saltar suavemente de su caballo.

Kenshin- ¿Qué crees que estás haciendo?

Shingen- Yo diría que te estoy impidiendo que alardees y te robes toda la diversión para ti.

Espalda tras espalda con Kenshin, Shingen levantó una gran espada casi tan alta como él. Pero de alguna manera, cuando la empuñaba, parecía cada vez más alto, incluso más grande.

Shingen- ¿Alguien interesado en perder la vida hoy? Entonces, acérquese.

Kenshin- Cualquier idiota puede ir y ser asesinado por Shingen. Quiero luchar contra los hábiles y valientes.

Soldado Oda- ¡Derríbenlos y llévense la gloria a casa! ¡Ataquen!

Soldado Takeda- ¡No te acercarás! ¡Vayan, protejan a nuestro lord!

Shingen- ¡No interfieras por mí! Concéntrate en tus propios enemigos.

Su voz aterciopelada se elevaba incluso sobre la fuerte ráfaga de viento que venía con cada golpe de su monstruosa espada.

(Él es... lo diré. Él es algo así como wow.)

Shingen pudo derribar a tres soldados con un golpe bien calculado. Espadas y hombres cayeron al suelo ante él.

Tras Shingen, la espada de Kenshin destelló, dejando muertos a su paso.

Nobunaga- El tigre y el dragón. Sus colmillos están tan afilados como siempre. Su alianza puede ser más problemática de lo que pensaba.

Los profundos ojos de cornalina de Nobunaga parecían capturar cada momento de la lucha de Shingen y Kenshin.

Soldado Oda- Mi lord, ¡debe volver! ¡Es demasiado peligroso aquí!

Uno de los hombres de Nobunaga vino cabalgando hacia nosotros, gritando esa advertencia. Eso, por supuesto, llamó la atención de Shingen. Pero esos ojos humeantes pasaron sobre Nobunaga. Se detuvieron sobre mí. Se quedaron conmigo. Si los ojos pudieran susurrar, me susurrarían- Hola, preciosa. Con toda la confianza del mundo, Shingen me guiñó un ojo. Mi corazón chisporroteó y se detuvo por un momento.

(...me guiñó un ojo...)

Kenshin- Shingen, ¿tres a la vez? Deja de ser derrochador y guarda algo para mí.

Shingen- Lo haría, pero ya sabes de mi terrible aflicción. Tengo que presumir delante de una mujer hermosa.

Kenshin- ...¿una mujer? ¿Hay una mujer aquí?

La mirada de Kenshin atravesó la multitud con la misma crueldad que su espada. Me vio.

(ESO no era un guiño. Era un resplandor mortal.)

Pero se desvaneció cuando los ojos de Kenshin se abrieron de par en par en una especie de shock. Me miró un segundo como si no pudiera creer lo que estaba viendo. Entonces esos ojos heterocromáticos notaron a Nobunaga y Kenshin se puso escalofriantemente contento.

Kenshin- Nobunaga... has salido.

Nobunaga- Kenshin, seré tu oponente.

(Realmente no quiero estar en el caballo de Nobunaga mientras lucha contra el asesino en un duelo.)

Pero el duelo no ocurrió.

Shingen- Vamos a dejarlo, Kenshin. Ya hemos hecho suficiente por hoy. Recuerda, no estamos aquí para matar a Nobunaga. Todavía no.

Sorprendentemente, la voz tranquilizadora de Shingen era la canción para calmar el salvajismo de Kenshin.

Kenshin- No juegues conmigo, Shingen. No me iré cuando la presa final se ofrezca a mí.

Shingen- Me parece justo. ¿Pero realmente vas a disfrutar matando a un hombre cuando su mujer está allí, aferrándose a su espalda? Creí que te gustaba pelear con tus oponentes cuando están en las mejores condiciones posibles.

Kenshin- ...¿por qué debes arruinarlo todo, Shingen?

Los finos rasgos de Kenshin se retorcieron en un malhumorado ceño fruncido.

Kenshin- Estoy decepcionado, Nobunaga. ¿Te has convertido en el tipo de noble corrupto que se acurruca con su concubina en el campo de batalla? Tal vez una buena cabeza te enderezaría. O mejor aún, matarte.

Nobunaga- Y tal vez la próxima vez que regreses del infierno, puedas volver con más sentido que sed de sangre.

Shingen- Tranquilo, Kenshin. Lo mataremos a tiempo. Pero el escenario aún no está listo.

Había una frialdad en la expresión de Shingen que no se había ido cuando se volvió hacia mí.

Shingen- Lamento asustarla con esta exhibición, Princesa-Chatelaine de Azuchi.

(...él sabía quién era yo todo el tiempo.)

Shingen- Nos hemos visto tres veces. Capricho, inevitabilidad, y finalmente destino. ¿Estás anticipando nuestro cuarto encuentro tanto como yo? ¿Estás anticipando nuestro cuarto encuentro tanto como yo? Cuando suceda, te haré mía.

MC- ¿Me harás tuya? ¿En serio? ¿Qué quieres decir con eso?

Shingen- Buenas preguntas. ¿Puedo asumir que estás emocionada por escuchar las respuestas en nuestra próxima reunión? ¡Genial! Es una promesa.

Me quedé boquiabierta ante esa sonrisa tan familiar y peligrosamente encantadora. Shingen era el enemigo de Nobunaga. Posiblemente el mío. Sin embargo, la idea de volver a verlo era casi emocionante.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.