A la mañana siguiente...
(No dormí bien anoche.)
Shingen fue la causa. Hizo que mis pensamientos entraran en hipervelocidad.
(Voy a dar un paseo para despejar mi mente. Si hay una cosa que puedo decir sobre el castillo de Kenshin, es que tiene un bonito paisaje.)
Cuando doblé una esquina, vi a Yukimura en el pasillo. Parecía tan emocionado de verme como yo de verle a él.
Yukimura- Oh. MC, eres tú.
MC- Oh. Yukimura, buenos días.
Por los papeles en sus brazos, supuse que estaba en un encargo. De repente, extrañé mi trabajo como chatelaine. Y a mis amigos.
Yukimura- ¿Por qué esa mirada amarga en tu cara? ¿Tienes retortijones en el estómago?
MC- ¿Tienes la más mínima idea de cómo hablar con la gente?
Yukimura- ¿Qué? ¿Crees que hay algo malo en cómo le hablo a la gente?
(¿Por qué me siento arrastrada a pelear con Yukimura tan fácilmente? Por otro lado, es extrañamente satisfactorio desahogarse.)
Dejé ir su pregunta, y con ella, dejé ir mis preocupaciones.
Yukimura- ¿Has visto a Lord Shingen?
MC- No desde anoche.
Yukimura- ¿Anoche?
La cara de Yukimura se arrugó ante la sospecha.
Yukimura- ¿Estaba en tu habitación? ¿Intentó algo raro contigo?
(Entre Sasuke y Yukimura, estoy sintiendo que Shingen tiene una auténtica reputación.)
MC- ¡No, por supuesto que no!
(Yo no llamaría raros los eventos de anoche.)
Yukimura- ¿Intentaste algo raro con...?
MC- No.
Yukimura- ...¿hiciste algún hechizo...?
MC- ¡No empieces con eso de la vil hechicera otra vez!
Interrumpirlo parecía funcionar como un botón de reinicio. Yukimura parecía estar reevaluándome.
Yukimura- Muy bien. Si dices que no intentaste nada, te creo.
Lo miré con escepticismo.
MC- Eso es lo que dijiste la última vez.
Yukimura- No, esta vez te creo. Eres demasiado habladora para seducir a nadie. Ni siquiera la magia podría ayudar en eso.
(¡Es la última vez que tengo esperanzas con este!)
MC- No tienes ninguna amiga, ¿verdad?
Yukimura- No necesito ninguna. No soy Lord Shingen.
(Yukimura no oculta nada. Sólo dice lo que se le ocurre. Mientras que Shingen nunca dice lo que piensa. ¿Cómo sería Shingen si siguiera el ejemplo de Yukimura? No Shingen, supongo. En cierto modo, eso sería triste.)
Yukimura- Oye. ¿Qué pasa?
Levanté la vista para ver a Yukimura estudiándome.
Yukimura- Lo que sea que estuvieras pensando ahora mismo, te preocupa. Me di cuenta. Ni siquiera me dijiste esas palabras feas, cualesquiera que sean. ¿Adónde fue la chica que me dijo eso?
MC- ¿Por qué, la extrañas?
(Suena como si estuviera tratando de animarme. Yukimura puede tener un lado sensible.)
Le sonreí ligeramente.
Yukimura- No puedo entenderte cuando estás siendo tú misma. Pero si no eres tú, estoy en problemas. Y tú, no estabas siendo tú.
MC- Tal vez tengas razón.
(Yukimura es franco como un yunque, pero en realidad tiene buenas intenciones.)
MC- Gracias. No me di cuenta de que tenías una vena secreta pensativa.
Yukimura- No me refiero a eso. Cielos, no lo hagas raro.
MC- Tú eres el que lo hace raro. Raro.
(Si voy a pasar dos meses aquí, puedo ver que esto se está convirtiendo en un patrón. Pero esto podría ser divertido.)
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Shingen- ¿Te importaría hacer una apuesta? En dos meses, si puedo ganarme tu sonrisa, cuando seas feliz de verdad, me darás un beso.
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(...excepto por la apuesta, por supuesto. No puedo sonreír alrededor de Shingen.)
Y fue entonces, por supuesto, cuando escuché su voz. Maldita sea mi suerte.
Shingen- Vaya, pero si son MC y Yuki.
Esa voz de playboy recubierto de caramelo ya tenía mi corazón dando saltos.
Shingen- Buenos días, MC. Aunque sabrías que es un buen día, ya que eres lo que es bueno de este.
(Suena igual. Tan coqueto como siempre.)
MC- Buenos días.
(Entonces, ¿qué fue ese pequeño momento de intimidad que compartimos anoche?)
Shingen se detuvo ante Yukimura y ante mí.
Shingen- Yuki, han pasado horas. ¿Cuándo recibiré mi medicamento? Conoces mi condición. Moriré si no como algo dulce. Oh, me siento cada vez más débil...
Yukimura- No me venga con esa basura. Le dan un postre al día y decide que lo quiere para desayunar.
Shingen- Eso apenas puede calificarse como un regalo. Vamos, ¿realmente... me abandonarías ahora?
(Incluso para un hombre tan atractivo como Shingen, ese juego de palabras es imperdonable.)
¿Pero lo escuché bien? ¿Realmente un hombre en la posición de Shingen estaba mendigando por dulces?
MC- Shingen, ¿comes postre para desayunar?
(Y ahora echo de menos los waffles, las donas y los panes daneses. No soy quién para juzgar, claramente.)
Shingen- Siempre que pueda meterlo a hurtadillas. Lo único que me gusta más que el postre es una mujer tan dulce como tú.
Mis ojos amenazaron con volverse a poner en blanco. Les supliqué que se quedaran y me ayudaran a escapar de este seductor espolvoreado de azúcar.
MC- Aunque tenga un caparazón de caramelo, cómeme y te dará dolor de estómago.