Shingen- Yo también te amo, MC. No puedo negarlo ni ocultarlo más.
Shingen se acercó, y de repente fui consciente de la calidez de sus labios. Me susurró una promesa y una oferta que hizo que mi corazón palpitara.
Shingen- No habrá más juegos por mi parte. Di la palabra, y te daré todo lo que tengo para dar.
(Quiero esto. Y esta vez, con la verdad entre nosotros, estoy lista para ello.)
MC- No necesito diez segundos esta vez. Sí, Shingen. Mi respuesta es sí.
(No sé qué pruebas vendrán después de esta noche...)
Tomé sus manos y lo miré a los ojos. Él era hábil leyendo a las personas, así que supe que mi cuerpo le estaba diciendo lo que quería.
Y la mirada en los ojos de Shingen mientras él entendía cada señal perfectamente? Los libros matarían por ser leídos de la manera en que él me leía.
(Solo sé que ahora mismo, quiero estar con él y compartirlo todo.)
No había necesidad de esperar. Brazos y piernas se entrelazaron rápidamente con los míos, nos deslizamos juntos a su futón. Dejé que Shingen tomara la iniciativa, viendo cómo su sonrisa se desplegaba mientras me miraba fijamente.
Shingen- No esperaba llevarte al campo de batalla.
MC- Lo que le falta de romance al entorno, tú lo compensas con creces. Quiero esto. Te quiero a ti.
Ya me sentía tan íntimamente unida a él, en nuestros corazones, en nuestras mentes. Estaba lista para más. Tan lista.
MC- No me importa dónde estemos, siempre y cuando estés conmigo.
Shingen- ¿Me estás halagando ahora?
MC- Digo lo que pienso. O eso me dijo una vez un tipo realmente atractivo.
Shingen- Yo también te quiero, MC. Y esta noche, aunque no tenemos mucho tiempo, estamos juntos. Estamos aquí, juntos, y te deseo muchísimo.
Shingen deslizó su brazo bajo mi cuello, sus dedos acariciando mi cabello. Nos besamos, y sentí los latidos de su corazón haciendo eco de los míos, rápidos y profundos. Ambos jadeamos en aquel glorioso beso mientras nos entrelazábamos. Él me prodigó besos en la boca como si estuviera susurrando oraciones a un dios, cada una de sus ofrendas agitando el placer dentro de mí.
(Ya estoy perdida en lo increíble que es esto.)
Shingen deslizó una mano por mi kimono, y jadeé mientras lo sentía contra mi espalda, luego mi muslo, luego... Me arqueé contra su mano, mi cuerpo una montaña rusa de ternura, tensión y liberación. Cuando esa lengua de plata se deslizó, yo estaba agarrando su cabello y acercándolo más. Dejé que mis dedos se relajaran en esos suaves mechones para que el divino implemento de Shingen pudiera continuar llenando mi boca de calor.
(Dios, nunca me habían besado así.)
Si la vista de él podía derretir mi cerebro, saborear sus besos, experimentar su toque, me tenía apenas conteniéndome. Mientras nuestro profundo beso terminaba, él me miró con tanto amor.
Shingen- Esa expresión en tu cara ahora mismo, esa es la expresión que anhelaba ver. ¿Me mostrarás más, mi princesa?
MC- Sí... tomemos lo que ambos necesitamos—
Mis labios estaban hinchados y mi mente se había ido, cuando me besó en la oreja y me sumergió de nuevo en la dicha.
(Acabamos de empezar y ya estoy al borde.)
El estremecimiento emocionante en lo más profundo de mí me advirtió que podría no ser el último que sentiría esta noche.
MC- ¿Cómo es... para ti?
Shingen- Te ahorraré las palabras y dejaré que sientas—
Shingen llevó mi mano a su pecho. Mis dedos se deleitaron con la sensación de ese cuerpo esculpido antes de posarse en su corazón.
(Está latiendo muy rápido.)
El ritmo de su corazón era amor y dolor, y amor que superaba el dolor. Shingen desató mi obi, dejándome al descubierto, pero sus ojos nunca dejaron los míos. Mi bata se cayó mientras me movía sobre su regazo y lo abrazaba con fuerza por los hombros. Sus manos encontraron mis pechos y los adoraron. Perdí de vista a Shingen mientras mi cuello se arqueaba de placer.
Shingen- Eres tan hermosa. Mi diosa. Mi ángel. Quiero mirarte para siempre.
MC- Siento lo mismo por ti, Shingen.
Sintiéndolo dentro de mí, luché contra el impulso de retorcerme y simplemente dejé que esos ojos sensuales y de párpados caídos mapearan mi cuerpo.
Shingen- Pero no podemos mirarnos el uno al otro toda la noche. No estaría satisfecho sin besarte más, tocarte y darte todo el placer del que soy capaz.
MC- Sobre eso... ¡Ohh!
Me chupó la nuca, tan dulcemente. Y sus manos. Yo había visto esas manos trabajar la madera con casi envidia... Ahora mi propio cuerpo era suyo para usar, y él sabía cómo sacar placer de él como sabía cómo hacer las cosas hermosas.
(Eres un regalo para mí, Shingen... Ni siquiera puedo mantener mis pensamientos, ¡me siento tan bien!)
MC- Shingen, siento que estoy perdiendo la cabeza...
Shingen nos giró, poniéndose encima de mí, mis brazos y piernas aún envueltos en los suyos. Besó mis labios con un suave y reconfortante suspiro.
Shingen- Está bien. Déjate llevar. Recordaré todo lo que tú olvides. Recordaré esa mirada en tus ojos, el sonido de tu voz... Nunca olvidaré esta noche. Siempre recordaré esto.
MC- No, tú—
Shingen- ¿No?
Tuve que parar, sin aliento, apretando mis dedos en los suyos mientras alcanzaba la cima de esa ola de placer derretido.
MC- No estarás solo. Yo también recordaré...
(Aunque esto sea todo lo que tenemos, recordaré todo. Te amo.)
Shingen me sonrió, leyendo mis emociones en mis jadeos de placer.
Shingen- Mi ángel...
(¡Dios mío...)