Shingen Takeda

ROMANTIC ROUTE - CAPITULO 11 (6-10)

Nobunaga- Los Takeda también sufrieron muchas bajas. El Tigre de Kai recibió un balazo.

MC- ¡¿Le dispararon a Shingen?!

(Algo debió salir mal. ¿Quién habría disparado a ambos lados?Y aún más importante, ¿Shingen está a salvo?)

MC- ¿Estaba malherido?

Nobunaga- Creo que el disparo sólo le rozó. Me imagino que no está peor que yo.

(Estoy tan aliviada de escuchar eso.)

Sentí un alivio temporal.

(Pero las bajas de los Takeda... sólo puedo imaginar el dolor de Shingen ahora mismo.)

Junté las manos para mantenerlas quietas, luchando contra mi dolor por él.

MC- ¿Sabes quién dirigió el ataque?

Nobunaga- Aún no lo he confirmado, pero sólo hay un hombre que podría hacerlo...

Tragué, esperando a que Nobunaga hablara. En cuanto al suceso en cuestión, ocurrió poco después del mediodía... Shingen llegó a la vieja mina de oro, donde el túnel de entrada al cuartel estaba cerca. Mientras sus hombres reprimían los ataques que venían de los guardias a lo largo de las murallas exteriores, uno de sus zapadores vino a alertarlo.

Zapador- ¡Lord Shingen, hemos terminado!

Shingen- Muy bien. ¡Hombres, vamos!

Con un grito de confirmación, la mitad de sus fuerzas entraron en el túnel minero. La otra mitad permaneció afuera para proteger el túnel y mantener a los Oda distraídos. Después de dar unas pocas órdenes a sus tropas, Shingen se dirigió al líder de los zapadores.

Shingen- Hicieron un gran trabajo. Gracias por venir cuando los necesitaba.

Zapador- Por usted, Lord Shingen. Por supuesto. La minería de oro es un trabajo duro, con mucho peligro y poca paga. Pero usted reconoció nuestras habilidades en batalla y nos unió. Nos dejó probarnos en una lucha por nuestra patria y nos recompensó como guerreros. Nunca lo olvidaremos.

Shingen- Les agradezco a todos por su servicio. Ahora ve con tus trabajadores y vete a un lugar seguro. Nosotros nos encargaremos del resto. ¿Y cuando hayamos vuelto? Nos iremos todos juntos a casa a Kai.

El zapador principal se limpió los ojos antes de inclinarse y marcharse.

Shingen- Muy bien. Agarren a los tipos duros. Ese cuartel será nuestro dentro de poco.

Los Takeda respondieron con gritos edificantes mientras luchaban. En ese momento, hubo una conmoción en la entrada del túnel.

???- ¿Qué pasa con mi cuartel, Shingen?

Shingen- Nobunaga...!

Nobunaga- Parece que llegué en el momento perfecto. Tu sincronización fue tan obvia como tu estrategia.

Nobunaga se movió rápidamente, liderando el contingente de tropas contra el de Shingen. En el momento en que Shingen lo vio, la ira rugió en sus ojos como una llama.

Shingen- Gracias por venir. ¡No necesitaré tocar el cuartel si puedo arrancarte la cabeza! ¡A la carga!

Soldados Takeda- ¡Sí, mi lord!

Gritos tan penetrantes como el continuo ruido del acero llenaban el aire mientras los dos ejércitos luchaban.

Shingen- ¡Nobunaga! ¡Aquí es donde obtendrás lo que te mereces!

Cada golpe de la espada llevaba a Shingen varios hombres caídos más cerca de Nobunaga.

Nobunaga- ¡Enfréntate a mí, Shingen! Un tigre moribundo sigue siendo un tigre.

Shingen hizo caer su gran espada sobre la cabeza de Nobunaga, pero Nobunaga la detuvo con fuerza para contrarrestar la inmensa espada. Canalizando la fuerza desperdiciada, Shingen volvió a balancearse. Nobunaga se esforzó por detenerle. Cuando Shingen puso toda su fuerza detrás de su golpe, le pareció que podría partir a Nobunaga en dos. De no ser porque Nobunaga interpuso ágilmente su espada entre su cuerpo y el de Shingen. Los dos se separaron después del feroz enfrentamiento, juzgándose el uno al otro antes de volver a la contienda.

Shingen- Creí que Kennyo iba a retrasarte. Supongo que no pudo acertar con su hoja oculta.

Nobunaga- ¿Esa burla de monje? No lo he visto. Tal vez se asustó de las represalias de formar equipo con un cobarde como tú una vez más y huyó.

Shingen- ¿No lo has visto...?

Shingen supo inmediatamente que algo había salido mal. Ese pensamiento se vio reforzado por el sonido de las balas que atravesaban el aire.

Nobunaga- ¡Gh!

Nobunaga gruñó de dolor cuando una bala le alcanzó en el brazo. La segunda ronda de fuego llovió indiscriminadamente por ambos lados, llenando el campo de sangre y gritos.

Soldado 1- ¡Argh!

Soldado 2- ¿Qué está pasando? ¡¿Quién está disparando?!

Los ojos de Shingen se abrieron de par en par al darse cuenta.

Shingen- Kennyo... Me engañaste.

Apretando los dientes en frustración, Shingen llamó en voz alta a la retirada.

Shingen- ¡Retirada! ¡Váyanse, huyan, ahora!

La voz resonante de su líder arrastrando el caos, los Takeda huyeron.

Nobunaga- Nosotros también nos retiramos. ¡Síganme!

Sujetando su brazo ensangrentado, Nobunaga alejó a sus tropas. Disparos siguieron a los ejércitos en retirada, y más hombres cayeron en la emboscada.

Shingen- ¡Nn!

Una bala le dio a Shingen en la espalda con suficiente fuerza para enviarlo al suelo... Pero caer ahora significaría su muerte, por lo que se obligó a seguir moviéndose hasta que él y los demás hubiesen escapado.

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Desde su escondite en el barranco, Kennyo miró entre nubes del humo de armas que apestaban a fuego y muerte.




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