Me habían llevado a una cabaña en las montañas. Allí me encontré con un hombre angustiosamente familiar.
MC- ...Supongo que tu consejo sobre el bosque era cierto. No puedo decir que no me lo advirtieron.
Kennyo- Bienvenida, sirena.
MC- Kennyo.
En la oscuridad, la cicatriz en su cara parecía dividir su sombría expresión en dos. Forcejeé contra mis amarras para luchar contra él, para huir, pero ni siquiera pude levantarme. Kennyo sonrió una cruel y retorcida sonrisa.
Kennyo- Así que, me recuerdas de esa noche. Me sorprendió saber que la mujer que conocí en el bosque era la amante de Nobunaga. No menos sorprendido que cuando supe que Shingen te separó de él.
(Eso no es totalmente correcto ni halagador, pero Kennyo sabe a quién secuestró, al menos.)
MC- Déjame ir, Kennyo. Ya has perdido.
Kennyo- No es tan simple. Eres mi rehén. Y una muy importante.
Su mirada era de ira. Sentí un escalofrío subiendo por mi espalda.
Kennyo- No sólo para Nobunaga, sino también para Shingen. Él te quiere mucho. Lo sé. Por eso te envió de vuelta al demonio cuando aún eras tan útil. Entiendo que eres la razón por la que Shingen se alió con su enemigo, Nobunaga. Esa cara inocente esconde una sirena malvada.
(¡El próximo que me llame vil o malvada va a aprender lo desagradable que puedo ser!)
MC- ¿Sabes qué empujó a Shingen a aliarse con Nobunaga? ¡Tú traición! Quería salvar vidas. No como tú.
A diferencia de la ira congelada de Kennyo, la mía era caliente y fresca.
Kennyo- No lo creo. El odio es un demonio que penetra profundamente en el corazón. No es tan fácil de desechar.
MC- ¡Tu bala en su espalda ayudó mucho! Tal vez deberías mirar tus propias maldades. Si piensas que el odio es algo que no puedes descartar, entonces piensa en todo el odio que estás dirigiendo hacia ti mismo.
Kennyo- ¿Crees que no me doy cuenta?
Kennyo permaneció impasible, como si su cara fuese una máscara.
(Nada de lo que estoy diciendo le está afectando, ¿verdad?)
Kennyo- Pero es tonto dejar que las emociones te dominen cuando estás tan cerca de tu meta. Si Shingen me odia, que así sea.
(Que cosa tan insensible ha dicho.)
MC- Shingen dijo que no sería como tú. Perderse por venganza y olvidar lo que es realmente importante.
Recordé lo triste que parecía Shingen.
MC- Las emociones de Shingen lo hacen fuerte. ¿Y sabes? Incluso después de lo que le hiciste, me pareció que no te odiaba.
Kennyo- ¡No tienes NI idea!
Kennyo dio un enfadado paso adelante. Me acurruqué defensivamente, hasta donde me dejaban las cuerdas.
Kennyo- Has arruinado mis planes. Ahora, ayudarás a compensar todo lo que me has costado.
MC- Buena suerte con eso. ¿Qué quieres que haga, de todos modos?
Kennyo- Le escribirás a Shingen y le rogarás que mate a Nobunaga. Incluso ese necio testarudo se moverá si la mujer de la que está enamorado le suplica.
(¡Nunca haré eso! Nobunaga y Shingen finalmente están trabajando juntos.)
Ahora mismo tenía miedo. La crueldad de Kennyo me asustó. Aun así, se lo dije.
MC- No vas a obtener esa carta. Ni una sola pincelada.
Kennyo- Sigues pensando que tienes opción en este asunto. No la tienes.
Kennyo me tocó la barbilla con la punta afilada de su bastón. Forzó mi mirada hacia la suya hasta que no pude apartar la mirada de vacío en sus ojos.
Kennyo- Hay tiempo de sobra. Tú me obedecerás.
(¡Tiempo es lo único que no tenemos!)
Kennyo- Volveré.
Kennyo me quitó su bastón de la garganta, se dio la vuelta y se fue.
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La coalición Oda-Uesugi-Takeda estaba teniendo un consejo de emergencia. Acaban de recibir noticias de uno de los hombres de Kennyo sobre la captura de MC.
Nobunaga- Según el mensaje de Kennyo, la matará si hacemos algún movimiento.
Shingen- Es bastante simple. Nos aseguramos de movernos de una manera que él no vea. Llevaremos a unos pocos, nos moveremos rápido, asaltaremos su campamento en medio de la noche y rescataremos a MC en la confusión.
Nobunaga- Ese es un plan peligroso.
La expresión de Shingen no mostró su ira, pero sus dedos se enrollaron fuertemente alrededor del mango de su gran espada.
Shingen- Me gustaría hacer un plan mejor, pero no me queda tiempo. Por eso yo mismo iré.
Yukimura- Lord Shingen, no es necesario. Yo...
Shingen- Yuki, déjame hacer esto.
Yukimura vio lo blancos que eran los nudillos de Shingen, y la forma en que la punta de la vaina de su espada se clavó en la suave tierra. La voz de Shingen estaba calmada, pero sus emociones apenas estaban contenidas. Yukimura aceptó en silencio.
Shingen- Formaremos un grupo de asalto alrededor de mis Mitsumono. A diferencia de las tropas ordinarias, pueden acercarse sin levantar sospechas.
Nobunaga- Entonces inclúyeme en el grupo de asalto.
Shingen no pudo ocultar su sorpresa ante la sugerencia de Nobunaga.
Shingen- ¿En qué estás pensando?
Los otros señores de la guerra de ambos bandos también miraron a Nobunaga para escuchar la respuesta.
Nobunaga- La moral es vital al enfrentar una fuerza menor contra una más grande. Soy un comandante. Si me ven allí, creerán erróneamente que mi ejército me sigue de cerca y tendrá miedo.