Shiryu De Dragón

Capitulo 2 (Regalo Inesperado) [ShiryuXSeiya]

-¿Seiya…? ¿Qué estas haciendo?- La impresión y sorpresa en esa ronca voz se hace presente, por la maravillosa imagen que tiene delante.

-Bueno… Shiryu— Aquel castaño de cabellos alborotados y cortos, con las mejillas sonrojadas, muestra su camisa por completa abierta, con solo una prenda interior que cubre su hombría, desvía su mirada, estando de pie en aquella habitación qué no es un lugar extraño para ninguno -Lo he estado pensando por mucho tiempo… Desde que… Te empecé a amar y creo… Que es el momento perfecto para…- Su cuerpo se estremece, la respiración se agita, y decide que es el momento de ser valiente, a pesar de que su corazón late como loco –Ha… Cerlo… Estar con… Tigo…- Su voz tiembla, ya que lo que acaba de decir es sumamente vergonzoso, aunque posiblemente sea difícil de entender.

Aquella declaración, claramente la entiende el joven hombre de cabellera azabache y piel clara. Sus orbes verduzcos se abren de par en par, al igual que su boca.

La sorpresa es grata, tanto que su corazón comienza a palpitar desesperado y sus pies se encaminan hasta llegar al castaño qué ahora tiene los ojos cerrados por la vergüenza, y las manos cubriéndose el rostro.

-Seiya…- Lo llama con un toque coqueto y suave, mientras sus manos buscan alejar las ajenas de esa preciosa cara, quiere que esos ojos color chocolate lo miren directo. Acaricia gentilmente los laterales, mientras presenta un sonrojo, y también una mirada llena de lujuria y pasión qué guardo por mucho tiempo.

-Shiryu…- Su voz se vuelve un jadeo al tener a ese hombre tan cerca.

Debe creer que ese hombre lo considera ahora un sinvergüenza, por estar diciendo ese tipo de cosas, pero los ojos verduzcos lo tienen hipnotizado, y sus marrones orbes reflejan la timidez qué pocas veces siente.

-¿De verdad, lo quieres hacer?- Le pregunta, mientras se inclina y provoca qué su aliento caliente choque contra los labios del más bajo.

Aquella acción eriza la piel del castaño, probándole un leve estremecimiento, como una sensación extraña.

Su cuerpo reacciona ante la cercanía, pero es muy vergonzoso declararlo.

Sus pupilas se contraen y trata de ver para otro lado, sonrojado por su atrevimiento -Si, lo… Lo… quiero hacer… So-Solo contigo—Tiene qué decirlo, aunque no pueda superar la pena.

El pelinegro sonríe, un suspiro deja salir, a la vez que una de sus manos baja hasta la cintura del castaño -Por favor… Dímelo a la cara, quiero ver tus ojos al decirlo, por favor… Seiya– Su sonrisa es urgente, sus ojos proyectan un brillo lujurioso y desesperado qué necesita todo en orden para no cometer un error.

Seiya harto y apenado de decir algo así, pues no lo quiere repetir de nuevo, solo desea llegar con urgencia a la acción, lo encara, y decidido grita su anhelo -¡¡¡QUIERO HACER EL AMOR CONTIGO SHIRYU!!! ¡¡¡QUIERO SER TUYO!!! ¡¡¡ENTREGARME A TI!!! ¡¡¡QUÉ TU POSEAS MI CUERPO Y NO ME DEJES NUNCA MÁS!!! ¡¡¡¿ES TAN DIFÍCIL DE…?!!!- Su pregunta es callada rápidamente por un beso feroz y desesperado qué invade desde el primer instante su interior.

Esto provoca qué los marrones ojos se abran de par en par, y su cuerpo se caliente tan rápido, qué no puede resistir dejar escapar jadeos, entre las pequeñas pausas qué ese beso tiene al faltar el aire.

Shiryu, no puede perder más el tiempo, sabe que tiene luz verde ante su mayor deseo, devora esa boca qué siempre necesito, pero que se calmaba en hacer algún movimiento que incomodara a su novio desde la adolescencia.

Ahora, al fin es el momento… Podrá complacer al pie de la lera a su amad Seiya. Tienen ambos tantos deseos e ideas que van a materializar en esta noche… Aunque se trate de dos vírgenes qué apenas experimentan su vida sexual a plenitud.

La lengua del pelinegro invade la cavidad bucal del más joven, siente la lengua tímida del contrario, con la cual se enreda, explorando cada centímetro de él, para después ir mordiendo y succionando esos labios qué siempre lo tentaban a hacer algo más.

-Aaaaunm… Shiryu… Aaauhn- Seiya deja escapar sus gemidos que lo avergüenzan enormemente, mientras pronuncian el nombre de quien lo intimida con esas sensaciones qué le provoca.

Pero lejos de que el de cabellos largos y lacios se detenga, sus manos a capturan el cuerpo del castaño, rodeándolo de la cintura, haciéndolo caminar hacia atrás, para que choque contra la orilla de la cama y hacerlo caer sobre esta.

No lo dejara solo, también debe quedar en las mismas condiciones que su novio, para empezar un enorme deseo y placer qué siempre espero pacientemente.

Seiya, queda aturdido por aquel beso tan profundo qué le dedico el mayor, qué no sabe como reaccionar, y más por que al ver como su novio siempre ha sido así de atractivo, puede notar mejor lo que esa camisa ocultaba siempre, esos músculos bien trabajados y marcados, a la vez qué el abdomen qué varias veces ha tocado y sintiendo, es demasiado tentado para hacer tantas cosas obscenas, que lo hace un poco babear y perderse en ese cuerpo.

Lo mira atentamente, apreciando todo lo que disfrutará de su novio en esta noche.

Sin embargo a la hora que el pelinegro se quita el cinturón del pantalón, se inclina hacia el castaño y elevándole los brazos, le enreda aquella prenda de cuero en las muñecas para inmovilizarlo.

Seiya aun atontado admira esto, pero solo dedica una mirada confusa, pues sus palabras están atrapadas en su boca por el deliro de ese placer.

-Shi… ¿Shi… Ryu?- Confuso le desea interrogar.

-Seiya, quiero qué estés muy seguro de esto… Por que en cuanto cierre esto por completo… Ya no te dejaré ir- Su voz jadea, es ronca y lujuriosa, por poseer a su amado Pegaso -Si… Aun… No estas listo… Me detendré…. Pero dilo ahora… Sino…- Ese tono algo desesperado y triste se refleja, deseando que de verdad no se retracte.

Sin embargo, el castaño le sonríe con un jadeo y las marcas de esos besos en sus labios -Estoy listo… No huiré… No lo haré, Shiryu… Hagá… Moslo- Le susurra en la intimidad de la habitación, para sonreírle cálidamente y darle a entender lo muy seguro que se encuentra de todo, confía en el pelinegro, sabe que no lo dañara, y quiere volverse por completo suyo.




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