Shit, keep smiling (tú solo sonríe)

Parte en español

Estaba con cara de amargura, algo había pasado. Me acerque a abrazarla de inmediato, no podía soportar verla así, sentía que se me partía el alma.
-¿Estás bien? - dije preocupado
- Si... solo quiero irme a casa, estoy un poco cansada- respondió ella con una leve sonrisa
Sabía que ella no estaba bien, pero aun así se esforzó por ocultarlo, no sé cuándo entenderá que no necesita hacer eso.
- ¿Te llevo a la residencia? - Pregunté
-No, no es necesario. Tengo dinero para un taxi - Dijo con un tono amable y algo apresurado
-No voy a dejar que te vayas a casa sola, ven – le dije tirando suavemente de su brazo para guiarla hasta mi coche, ella no se resistió.
Ya en el vehículo al poco tiempo de arrancar el motor, ella puso música, estaba claro que no quería darme explicaciones y yo tampoco le preguntaría. El viaje fue corto ya que la fiesta estaba cerca del edificio al que íbamos. Al llegar se despidió amablemente y atravesó las puertas de la residencia.

Ya estaba de camino a mi apartamento cuando noté que ella había dejado su cartera en el asiento del copiloto. Vale, algo definitivamente le había pasado a ella ya que no era una persona muy olvidadiza. Decidí volver para dárselo, seguramente su teléfono estaba ahí adentro, o tal vez algo importante, ¿qué tienen las chicas en sus bolsos?
Al llegar estacioné mi auto cerca y entré a ese edificio, tomé el elevador hasta el tercer piso y llamé a su puerta. Escuché un golpe seco proveniente de la habitación, ojalá no haya se haya golpeado, después de un par de segundos vi que se abría la puerta. Tenía el maquillaje corrido, había círculos oscuros debajo de sus hermosos ojos marrones y estaba vestida en pijama. Definitivamente estubo llorando. Incluso con los ojos rojos se veía condenadamente hermosa, ¿cómo puede alguien ser tan hermosa y ni siquiera darse cuenta? Al verme, le tomó unos segundos reaccionar.
-Te has dejado tu…- Ni siquiera me dejó terminar la frase cuando de repente agarró su bolso y cerró la puerta, incluso pude oír que la cerraba con llave.
Esto era serio, sin duda ella se sentía mal y yo no sabía que hacer, pero no podía quedarme de brazos cruzados mientras ella estaba así de mal, no, tenía que hacer algo. Saqué mi teléfono y llamé a Paula, su mejor amiga; Ella debe saber algo o al menos decirme qué hacer.
-¿Hola? Soy yo Ethan, oye Pau, ella está muy mal – dije rápidamente
-¿Cómo estaba vestida? ¿Llevaba pijama? -  preguntó ella
-Sí, y también llevaba medias-
-¿Qué color? –
- Amarillo -
- ¿Con motas negras? –
-Sí -
- ¡Maldita sea, tienes que entrar allí ahora! – Dijo casi gritando.
-¿Cómo?, me cerró la puerta en la cara. –
- Tienes que entrar de alguna manera ¡ahora! –
Cortó la llamada y toqué la puerta con los nudillos, no obtuve respuesta así que volví a tocar, pero sin éxito. No quería hacer esto, pero no tenía otra opción, saqué la ganzúa de mi pantalón y comencé a forzar la cerradura, escuché un leve "clic" y la puerta se abrió. Lo que vi no me gusto nada. La vi, aunque estaba de espaldas supe que estaba llorando y que también sostenía un cuchillo de cocina, de esos para cortar la carne. No se dio cuenta de que yo había entrado y ella se estaba llevando el cuchillo a la garganta.
Corrí hacia ella y rápidamente saqué el cuchillo y lo deslicé por el suelo lejos de aquí. gritó porque  le causé un gran susto. La abracé, ella trató de alejarse. Forcejeamos un poco pero luego se dio cuenta de que era yo quien la estaba abrazando, seguro que me confundió con otra persona y esa parte me aterrorizó. Ella se quedó quieta y después de un momento me devolvió el abrazo y empezó a llorar, era un llanto muy amargo, como si no hubiera llorado en toda su vida y ahora lo estaba sacando todo. Me rompió el corazón el verla así, ella no merecía sufrir.Prometo que le daré su merecido al que le hizo esto a mi pobre ángel. Debe haber sido mucho para que ella quiciera terminar todo de esta manera.
Nos quedamos así, abrazándonos hasta que se calmó un poco más, no me importaba el tiempo que tuviera que pasar así o las veces que tuviera que hacer algo por ella, lo haría sin dudarlo siempre y cuando ella estuviera bien. La llevé a la cocina y la senté en el mostrador de la cocina, luego encontré un vaso y lo llené con agua, se lo di y agarré una manta que estaba tirada cerca en el sofá de la sala. Puse la manta alrededor de sus hombros. Agarré algunos pañuelos y le sequé las lágrimas. Mi hermoso ángel me miró desconcertado.
- ¿Por qué... por qué haces esto? – Preguntó después de sollozar.
-¿Por qué no? Haría esto y más, todo, absolutamente todo lo necesario para que mi hermoso ángel sonriera y se sintiera bien – dije viendo sus mejillas sonrojarse.



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En el texto hay: relatos corto

Editado: 10.05.2023

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