Shockeada

Capítulo I: El despertar

"Si me cansé de dormir, fue porque al "sueño" no lo sueño dormido."


Un teléfono suena sin parar, la persona que llama realmente debe estar desesperada por hablar.

Ella lo escucha pero no sabe de dónde viene el sonido, no ve nada, intenta abrir los ojos pero no lo logra ¿Dónde está? ¿Estará dormida? ¿Es una de esas pesadillas donde uno no puede moverse? Quiere mover su cuerpo pero no le sale, comienza a preocuparse, no ve, no siente, no tiene el dominio de sí misma, pero sin embargo escucha, escucha hasta el más mínimo ruido, hasta el volar de una mosca, y aunque no haya demasiado para oír la repetición de algunos sonidos empiezan a fastidiarla.

El teléfono que sigue sonando, se escuchan ruidos, pitidos de alguna especie de máquina, porque claramente no son humanos los que los emiten, pero como si fuera el fondo de todo: vacío, un silencio descomunal, aturdidor, entristecedor, un silencio vacío, no es como si fuera ese tipo de silencio que te da paz, placentero de escuchar, natural, no, es falta de sonido, falta de vida, sí, ahí están las palabras, falta de vida es lo que escucha, o siente, o como sea. 

Ahora ya supera la preocupación para avanzar a una etapa aún peor: la desesperación. Así se siente en este momento en el que escucha la tristeza de la no-vida encerrada en una habitación mezclada con sonidos que no cesan, anti naturales, producidos por aparatos electrónicos que vaya uno a saber qué función cumplen y un teléfono que no deja de sonar ¡y nadie lo atiende! Y ella que no se puede mover, claro, esa era la peor parte y la clave de su desesperación.

¿Qué le está pasando? Quiere saber, quiere abrir sus ojos, ver a su alrededor, quiere dominar su cuerpo y no puede, se siente como si hubiese dormido por mucho tiempo y de a poco comenzara a despertar, entonces en su desesperación intenta con toda su fuerza y cuerpo (que por cierto en este momento no tiene fuerza alguna y no sabe siquiera si tiene cuerpo, porque de hecho no lo siente) moverse, pero no, no, no, y... paren todo, ¿le pareció haber movido el dedo de la mano derecha? Entonces tal vez ahora puede...

Y sin pensar más, y casi por inercia, intentó, y lo hizo: abrió los ojos.




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