Al finalizar el examen, nos quedaba todavía 1 hora y media, los grupos se dividieron, Alex se movió al aula de al lado porque no quería que yo me molestara, este chico era un caballero en toda la palabra y después estaba yo, que era una maldita. No le dije nada, simplemente nombró a sus estudiantes y con ellos todos se fueron, Yamada-sensei estaba en su clase, así que, básicamente, el hombre se encontraba asustado por lo que el rubio pudiera hacerle.
Yo, había estado mirando a mi grupo en los próximos 2 minutos, tenía maestros que en mis pocas semanas había visto, ellos se presentaron ante mí, daban clases en grupos avanzados y menores, no eran demasiado, si acaso, solo contaba con 4.
Escribí mi nombre en el pizarrón, pude escuchar varias expresiones de sorpresa, al terminar me di la vuelta con una mueca, al ver mi cara, Kamenashi-san, una profesora que daba en grupo avanzado y creo el club de dibujo me respondió: —Su letra es muy bonita.
Miré de nuevo al pizarrón, madre decía que no lo era, que era muy pequeña y la cursiva hacía que no se entendiera nada. Las palabras Eider Luján junto a English estaban inclinadas y adornadas, me encogí de hombros para ya no seguir con ello. —Gracias supongo— agradecí y proseguí a sentarme en la mesa del escritorio, sus miradas llenas de sorpresa no pasaron desapercibidas por mí, me aclaré la garganta —Sí bueno, supongo que al igual que yo fueron obligados a hacer esto.
Algunos asintieron, otros simplemente me miraban, recorrí el aula con mi mirada hasta que una presencia me llamó la atención, el profesor Akiyama, ni aquí podía escapar de él, pero, esta vez yo lo haría sufrir, o ese era mi plan. Miré al techo un rato y regresé la mirada a ellos.
—Voy a hacer mi mayor esfuerzo, así que aprécienlo bastardos. —escuché a alguien susurrar “increíble”, bajé de la mesa y volví al pizarrón para escribir el abecedario en minúsculas y mayúsculas, comencé de la A – H y volteé a verlos —¿Se entiende mi letra? Díganme porque de eso se despende todo, puedo cambiarla sin problemas— al ver que su respuesta fue afirmativa seguí escribiendo mientras explicaba —El japonés tiene tres tipos de escritura usados en el día a día; hiragana, katakana y kanji, sin embargo, conocemos que también está el romanji que es el método de escritura para que los extranjeros podamos leerlo.
» Hiragana y katakana son conocidos como silabarios, es decir, que son compuestos por sílabas y no por letras individuales. En el inglés, al igual que en los demás idiomas que provienen del latín, tienen a lo que se llama abecedario, que son las letras en su estado individual.
Volteé a verlos una vez acabé de escribir todas las letras, había hecho un círculo en las vocales y las había escrito a parte, y las letras q, p, d y b estaban subrayadas, ellos habían sacado una libreta para escribir, pero los detuve.
—Primero les explico, luego escriben, les daré tiempo no se preocupen. Si escriben cuando explico no me prestarán atención y no sabrán que están escribiendo. —Dicho esto dejaron los bolígrafos y se acomodaron mejor, asentí —para comenzar, las vocales tienen un acomodo diferente de japonés; a, i, u, e, o. — les señalaba los círculos, ellos asintieron —alguien que me los lea acomodados.
Mamoru levantó la mano, le señalé para que lo hiciera —a, e, i, o, u.— le sonreí.
—Gracias Mamoru-san— dije —ahora, alguien me quiere decir a que se debe el acomodo, ¿tienen alguna idea?
El aula se sumió en el silencio absoluto, muchos susurraban las vocales para encontrarles una relación, pero no lo hacían, la mujer que estaba al frente levantaba y bajaba la mano varias veces, suponía que tenía alguna idea, pero la desechaba en cuanto la repasaba de nuevo, suspiré. —Es por la pronunciación— dije, — se comienza con la ‘a’ que para pronunciarla necesitas abrir la boca y termina con la ‘u’ que es la vocal que pronuncias con la boca más cerrada, si las pronuncian todas se darán cuenta que van cerrando la boca con cada una.
Posteriormente se escuchó un “ah” colectivo seguido de las vocales varias veces, no quería hacerlo, pero dejé salir una risilla mientras sonreía al verlos, no se era demasiado grande para aprender. La mirada penetrante se posó sobre mí por tercera vez en el día, miré en dirección a la ventana, de los últimos asientos donde se encontraba el profesor Akiyama, lo miré curiosa mientras él me miraba de una manera que no podía identificar, seguido de eso comenzó a escribir. Me había dado cuenta que estaba sentado en el que sería mi lugar en el aula, literalmente habíamos cambiado los papeles.
—Escriban en sus libretas, cuando terminen avísenme, tienen máximo 3 minutos— exclamé seguido de un aplauso, todos asintieron mientras algunos incluso mencionaban “Sí, Luján-sensei” que me hizo sorprenderme.
…
Explicaciones, ejercicios y uno que otro chiste fueron parte de la clase hasta que dieron las 7 en punto, me había divertido y no me parecía tan malo, todos recogieron sus cosas mientras seguían hablando sobre las vocales y letras, parecían muy interesados lo cual me resultaba un alivio. Todos comenzaron a salir, se despidieron de mí con un ademán, comencé a borrar todo lo que había escrito en el pizarrón cuando alguien detrás de mí habló.