Shoganai

Capítulo 23. Vigilancia.

 

Nanami Kamenashi.

¿Nadie había notado que Kaito estaba un poco demasiado raro? ¿Yo era la única que lo veía?, desde hace tiempo lo había notado así, normalmente era distante, no le gusta juntarse mucho con los maestros, pero yo lo conocía, desde la preparatoria hasta el último grado de universidad, yo sabía casi todo de él, no sólo porque éramos amigos, sino también porque me gustaba -me gusta aun-.

No tenía sospechas, antes, pero ahora se estaba volviendo un poquito más obvio; sonreía más seguido y ya no hacía tantas bromas sarcásticas. Me preguntaba qué lo estaba ocasionando y una parte de mi -bueno, toda yo- se emocionó al pesar que se trataba de nuestras salidas los fines de semana, qué quizá por fin se estaba dando cuenta que me gustaba y quizá yo le gustaba también.

Estoy perdidamente enamorada de él. Y podía recordar la primera vez que lo sentí, y revivir cada momento a su lado sin ningún problema, todavía llegaba a casa por la noche y sonreía como boba, mi hermano ya me había dicho que no me aferrara, que ya eran años, pero yo estaba segura de que estaríamos juntos, más ahora.

Sin embargo, una parte de mi dudaba sobre su comportamiento, así que me ponía a espiarlo como una chica de secundaria, también ponía más atención a las alumnas, pues él causaba un alto interés entre las jóvenes y hablaban sobre lo que había estado haciendo durante el día, ahora no sólo ponía atención a sus conversaciones en el club de dibujo, sino también en los pasillos y el comedor, recababa la información importante.

Una conversación que escuché durante mi camino al aula de dibujo me dejó pensando bastante y fue el inicio de mi investigación.

—oye, ¿no has notado que el profesor Akiyama se encuentra muy cercano a Luján-san? —reduje la velocidad un poco para no causar sospechas, fruncí el ceño.

—Sí, es muy extraño, él siempre suele tomar distancia con los alumnos, ¿será que ella esté sobre él? —la otra chica dijo en voz alta, su amiga le calló y negó

—No, Luján-san no es una chica así, es muy fría y distante, el único que tiene una distancia buena con ella es Alex— le contestó —¿no ves cómo se tratan? Aunque si me parece curioso que Akiyama-sensei y Luján-san pasen tiempo juntos, Mei-chan va en su salón y dicen que no tienen una buena relación, que siempre se llevan la contraria o se ofenden.

—¡Vaya! Entonces, ¿no será que le pidieron de favor echarle un ojo?, porque también he visto que Alex-san tiene a Yamada-sensei pisándole los pies.

—Podría ser, pero no lo sabremos.

¿Luján-san y Kaito? A decir verdad, no lo había notado, pero si sabía que se llevaban un poco mal, desde la primera clase de inglés lo pude sentir y a veces ellos se ponían a discutir entre explicaciones que nos incomodaba a todos recalcándolo más. A mí mente llegaron aquellos recuerdos de la chica golpeada en la casa de Kaito, cuando ambos cuidamos de ella y si mis cuentas no estaban mal, desde ahí todo había estado raro, aunque, bueno, ambos estábamos muy preocupados por ella, debo admitir que suelo vigilarla en su clase de gimnasia y en los descansos para que no haya situaciones de ese tipo.

 

Otra de las anécdotas que tenía con ellos, fue lo que sucedió en el evento deportivo, cuando ambos se gritaron a más no poder en la enfermería, yo estaba afuera, por lo que no podían verme, me preocupaba lo que Kaito pudiera decirle a la chica y lo que ella pudiera contestarle a él, estaba tan absorta en la pelea que no vi cuando Kaito salió y dio un portazo, al verme a mitad del pasillo su rostro se relajó solo un poco y se disculpó, no me dejó hablarle, sólo se fue.

No toqué el tema los siguientes días, mucho menos el tiempo que pasamos juntos en vacaciones, quería disfrutar el momento y no reclamarle de nada, inclusive se me olvidó, eso pasaba siempre que lo tenía cerca e inhalaba su colonia y su voz me envolvía, no quería alejarme. Todas las vacaciones fue mi trabajo duro para que él se interesara en mí como algo más, le sacaba sonrisas, algunas pocas risas, me invitaba a pasar más tiempo con él e inclusive me había invitado a su casa a comer lo que el cocinaba.

—¿Cuándo volviste a la cocina? —pregunté curiosa al verlo frente a mí, pero de espaldas.

—Hace unos pocos días, vi a alguien hacerlo y recordé que hace tiempo no lo hago— respondió mientras servía los platos, sonreí de oreja a oreja mientras agradecía.

—Entonces, se puede decir que te inspiró— él asintió y comenzamos a comer el delicioso peperonchino* que preparó.

El regreso a clases me encontré más feliz y él también se veía más alegre, todo el primer día fue maravilloso, inclusive la clase de inglés se había pasado volando, sin embargo, no evité ver que Luján-san se encontraba rara, ausente a pesar de estar presente, miraba su celular de vez en cuando, quizá esperaba algo importante. Cuando terminó la clase, me quedé a hablar con Sayaka y también para esperar a Kaito, miré a Luján extraña, respiraba con dificultad.

—Eider, ¿estás bien? —preguntó Tanaka-san, pero ella simplemente salió corriendo del salón dejándonos con la incógnita, pero no sólo eso, dejándome a mí con la preocupación de lo que pudiera pasar. Me levanté dispuesta a seguirla, pero al llegar al marco de la puerta ella ya había desaparecido.

Después de que todos salieran del salón yo me quedé ahí, pregunté a Alex si sabía dónde estaba Luján, él con una sonrisa dijo que se había ido a casa ya, asentí y agradecí, todos ya estaban afuera, pero algo me tenía ligada al aula vacía, mi celular sonó sacándome de mis pensamientos.

—Nanami, ¿dónde estás? —era la voz de Sayaka.

—En el aula.

—Bueno, apúrate en venir, no te vamos a esperar por siempre, vamos a perder nuestra reservación — me di un zape mental, es verdad, durante el almuerzo, Sayaka y Akane me habían invitado a cenar.

—Sí, ya voy — dije comenzando a caminar por el pasillo rápidamente.




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