Shoganai

Capítulo 30. No creas que te irás.

Kamenashi Nanami

Así que, Eider está desaparecida.

Una sonrisa casi se me escapó de los labios y de verdad, les juro que casi me sentí mal por ello. Casi. Pero era una oportunidad que Dios me estaba dando para convencer a Kaito de estar conmigo, mi hermano ya me regañó varias veces, pero igualmente no lo escuché, simplemente lo ignoré, es decir, él ya tenía una novia de casi 12 años, los veo tan felices que me da envidia, se conocieron igual que Kaito y yo, puedo decir que inclusive mi hermano se comportaba igual que él, la diferencia fue que ellos lograron una relación mientras que yo sigo encerrada en una amistad.

Cuando Kaito me trajo a casa después de dormir en casa de Himura-san me sentí muy mal, una tristeza se instaló en mi sistema, miré por el retrovisor la parte de atrás en dónde Alex y Eider escuchaban música mientras miraban el teléfono, seguramente no habrán escuchado, pero por el repentino cambio de humor en el auto seguro notaron que algo no estaba bien, sobretodo la chica que, en estos meses de tratarla, era muy perceptiva y normalmente acertaba a una hipótesis.

Mi hermano me recibió afuera del edificio de departamentos, me abrazó porque yo ya no aguantaba las lágrimas, nos mantuvimos callados y después de que el auto se fue subimos a nuestro hogar, me sentó en el sofá y me hizo contarle todo, cuando lo hice me di cuenta que fue una idiotez lo que hice, ofenderme de esa manera y mi hermano me lo recalcó, simplemente está ocupado.

Después de ello intenté de nuevo el domingo y el lunes después de clases, pero el se negó, sin embargo, le vi en los ojos un sentimiento que no me gustó, un brillo que me encandiló y es que mientras yo hablaba con él, a unos metros se podía ver a Eider con sus amigos hablando, sí, pensé que era por mí, me enojé demasiado, quise reclamarle ahí mismo pero yo no era ese tipo de persona, no quería hundirlo a él, me importaba muchísimo, sólo me encargaría de hundirla a ella.

El miércoles me decidí a hablar con Eider al finalizar la clase de inglés, estaba convencida de poder con ella, aunque por dentro estaba temblando de nerviosismo y es que sus ojos verdes te miraban con una frialdad que daba miedo, el desinterés de su rostro solo te hacía balbucear, pero ya había practicado y estaba lista para enfrentarla. Una vez terminó la clase, y su mirada pasó de ser divertida a no ser nada, tomé aire y la llamé para hablar a solas. Ella me miró un segundo y asintió mientras terminaba de guardar sus cosas, cuando el salón se desocupó y estuvimos seguras de que no había nadie ahí decidí hablar primero.

—Luján-san, hay algo que me molesta que necesito hablar contigo— dije segura, pero en cuanto me convencí de mirarla a los ojos, tragué saliva, estaban tan fríos que el invierno se quedaba corto.

—Bien, la escucho. —su voz calmada y seria me puso aun más nerviosa, pero respiré y lo solté.

—Aléjate de Kaito— las palabras me salieron tan fuertes que me aplaudí a mi misma, esperé su reacción de sorpresa o burla, algo, pero no, mi orgullo de repente se desplomó, ambas nos quedamos calladas, ella subió una ceja.

—¿Y ya? —preguntó, aquello me molestó, ¿cómo no podía afectarle? Al parecer tiene un talento en leer mentes porque lo siguiente que dijo me tomó por sorpresa —Kamenashi-san, él es mi profesor y yo la de él, me da clase, le doy clase, no puedo alejarme mucho de él que digamos, si pudiera ya lo habría hecho. —la honestidad de sus palabras me impresionó, eso quería decir que ella no estaba interesada en él como algo más, es más, ni siquiera estaba interesada, pero por alguna razón, en vez de aliviarme me enojó, apreté los puños.

—No creas que soy tonta, Luján-san, los he visto juntos en un par de ocasiones —sólo 2, pero para meter presión, sin embargo, ninguna de sus facciones cambió.

—En la escuela— contestó y me dejó sin palabras, suspiró —Kamenashi-san, en la escuela es el entorno donde no puedo ignorarlo, lamentablemente, si le molesta tanto, entonces manténgalo lejos de mí, me haría un gran favor— dijo y se dio la vuelta para recoger su mochila, apreté más los puños, ¿cómo?, ¿cómo ella podía ser así?

—Luján, basta, él está interesado en ti, estoy harta, ¿qué le hiciste?, ¡¿sabes por cuanto tiempo he tratado que me ponga atención?!, ¡¿sabes cuánto he luchado?!, ¡NO VOY A PERMITIR QUE TU VENGAS AQUÍ A INSINUARME QUE NO SABES LO QUE PASA! —Estaba tan descontrolada que mi mano actuó por sí sola, casi golpeándola, pero ella rápidamente se volteó y la tomó con fuerza, sus ojos se oscurecieron mientras mi mano estaba siendo detenida por la suya, comencé a sentir dolor, mi rostro se deformó y ahora si un miedo se instaló en un sistema.

—No se atreva a tocarme, ya ha visto como sé pelear— siseó, lo sabía y por ello me dio más miedo. —mire señora— mi enojo se fue apagando mientras Eider hablaba —no es mi culpa que él no esté interesado en usted, seguramente ha de haber tenido un chingo de novias antes, ¿les ha reclamado a ellas?, porque siento que no, ¿entonces por que a mí?, ¿Por qué soy una alumna?, ¿extranjera?, debería darse cuenta que él no está interesado en usted, que nada de lo que haga lo va a hacer caer a sus pies, o haber ¿ya intentó decirle que lo quiere?, no venga a culparme a mí de lo que es SU culpa, ¿entendido? —ella me dejó ahí con la boca abierta, sus palabras me dolieron, antes de irse me dijo una cosa más —Yo no guardo rencores, pero tampoco lo pasaré por alto— y se fue.

Es por ello que me encontraba perfectamente, quizá sin su presencia podía hacer que Kaito ahora sí se centrara en mí, después de todo, aceptó salir conmigo, mi hermano de nuevo me gritó por ello, pero al final era para no hacer un mal tercio, siempre me sentía mal cuando invitaba a su novia a quedarse un rato con nosotros, digamos que me entraba la depresión.

Me maquillé siguiendo un tutorial de YouTube, al finalizar me felicité a mí misma por el resultado, no había salido tan mal, lo único que me fallaba era el delineado, nunca me delineaba porque no me salía, pero Eider, después de verla en la casa de Himura-san me hizo sentir como una idiota, es decir, se veía hermosa y el maquillaje que llevaba hacía imposible sacar la mirada de ella, me di cuenta que el delineado era el protagonista y desde entonces he estado practicando en mi habitación, me da vergüenza admitirlo, claro, nadie lo sabe y espero que no lo hagan.




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