Shoganai

Capítulo 39. Feliz año nuevo

Quise quedarme más tiempo con Kaito, la verdad es que sentía que aún no estaba preparada para regresar con mi familia, pero el profesor tenía que irse a Niigata para pasar año nuevo con su familia, pues ya se los había prometido y se suponía que llegaría antes, algo que no pasó gracias a mí. Ofreció su casa para quedarme, pero, aunque era un lindo gesto de su parte, tarde o temprano tenía que regresar a casa, y ya lo había atrasado 3 días.

Kaito me llevó a casa, él ya tenía sus maletas en el auto, ya que después de dejarme en mi casa arrancaría directo a Niigata, y con un poco de suerte él estaría a tiempo allá. Le agradecí y él me sonrió besando mi cabeza, repitió una y otra vez que todo estaría bien y que si había algún problema lo llamara y vendría lo más rápido posible, reí ante su comentario y asentí.

Abandoné su auto y poco a poco me fui acercando a la entrada de mi casa, mi respiración estaba agitada, pero debía controlarme, era Eider, una chica que no expresaba sentimientos en mi rostro, ¿Cuándo había perdido eso?, quería creer que fue por la situación en México, pero algo dentro de mi me dijo que había desaparecido desde antes, no importaba ahora, debía comportarme como la antigua Eider para decirles que no había pasado nada, porque claro, no se los diría, o por lo menos aun no, si no estaba preparada para volver, mucho menos para decírselos.

Saqué las llaves del portón y visualicé como Kaito encendió su auto para partir, tomé una bocanada de aire, como si fuera a hundirme en el agua al nadar, puse las llaves en la cerradura, abrí la puerta principal, eran las 3 de la tarde, la hora en la que todos están abajo. Me quité los zapatos, caminé un poco hasta tener una vista de la sala donde vi a mi familia sentada viendo la televisión, un arrebato de adrenalina se hizo presente en mi cuerpo, quise huir, pero me quedé plantada ahí, sin decir nada, sin moverme, simplemente, me quedé ahí mirando, mamá sonrió y volteo hacia conmigo, abrió los ojos con sorpresa, se llevó las manos a la boca y creo que iba a llorar, le sonreí para calmarla un poco, ella se levantó y se fue acercando lentamente.

—Eider— dijo lo suficientemente alto para que todos escucháramos, papá y Kento inmediatamente dirigieron sus cabezas en mi dirección, mamá me sostuvo entre sus brazos, la abracé también mientras le sobaba la espalda.

Tadaima— dije dejándoles en claro que había regresado a casa, papá y Kento se unieron al abrazo mientras me contestaban.

okaeri— me dieron la bienvenida de nuevo y parecía que todo iba a estar bien.

No pasó mucho tiempo cuando ya tenía a la familia de Alex, mis amigos y algunos conocidos en casa para darme la bienvenida. El rubio no me quería soltar, me regañó por meterle un susto y nunca contestarle los mensajes, me enseñó un video de lo que habían hecho en mi cumpleaños y claro que agradecí a todos por ese gran detalle. Obviamente me preguntaron en dónde había estado, les dije que no me sentía cómoda para hablar de eso, elogiaron mi ahora cabello corto y me cantaron las mañanitas* ahora que ya estaba aquí.

Mis amigos, conocidos y la familia de Alex se fueron tan pronto como vinieron para saber si era verdad que había regresado, el rubio se quedó más tiempo conmigo, así que subimos a mi habitación, comenzamos por hablar del tiempo en que lo dejé, cómo le había ido con las clases a los profesores, si les había dicho, también me disculpé mucho.

—Lamento todo lo que ocasioné— él me sonrió cálidamente.

—No tienes porqué, debió ser algo importante para que hicieras eso, está bien, princesa— sonreí, hacía mucho tiempo que ya no me llamaba así, lo había extrañado, a decir verdad. —¿todo está bien?

—No, no todo está bien— dije sinceramente, Alex me miró preocupado.

—¿Eider?

—No puedo decírtelo, aun no me siento lista, aun trato de asimilarlo— el rubio comenzó a acariciar mi espalda.

—No te preocupes, seguiré aquí a tú lado y si en algún momento me lo quieres decir estaré aquí para ti al igual si no me lo quieres decir, y si tenemos que llorar juntos, lo haremos ¿de acuerdo? —lo miré a los ojos y de verdad agradecí tener un amigo como lo es Alex, lo abracé y de la nada, lagrimas comenzaron a salir de mis ojos, lágrimas que se habían tardado en salir y la razón era porque estas estaban esperando a la persona correcta con la cual derramarlas.

Estuve llorando en silencio con Alex durante al menos 30 minutos, estaba sacándolo todo, y cuando terminé me sentí aliviada, ligera, una carga que no sabía que existía se había instalado en mi sistema y por fin la había liberado, le agradecí al rubio por todo y volví a disculparme por haberlo abandonado, Alex, con una sonrisa me acarició el cabello y sus siguientes palabras me hicieron sonreír —Lo que sea para la princesa.

Comenzaron los planes y preparativos para la reunión de año nuevo, la familia de Alex y la mía se reunirían para pasarla juntos, el convivio sería en casa de los Tachibana porque tenían un comedor más grande, el vestuario debía ser semiformal porque es una festividad que marcaba el inicio de algo nuevo, se pusieron de acuerdo para ver qué llevarían para comer y me recalcaron que no volviera a desaparecer, lo único que hice fue reírme y prometer que no pasaría de nuevo.

Entonces, por ahí de las 4 de la tarde, papá y Kento se fueron en el auto para recoger los platillos que habían apartado en los restaurantes, mientras tanto, mamá hacía una pasta italiana que le habían pedido y yo fui al conbini por las bebidas, aun no sabía qué me iba a poner, pero no me causaba mucho problema escoger, mientras caminaba de regreso iba contestando los mensajes del profesor quien ya me había dicho que ya estaba en Niigata con su familia, a veces se me olvidaba que Kaito era mi profesor y era por esa razón que me decidía más a llamarle “profesor” cuando no lo veía que por su nombre, porque así podía recordar su papel y el mío, no quería que todo fuera raro regresando a clases llamándole por su nombre.




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