Desconocía completamente cómo había llegado aquí.
Estaba oscuro, frío y solo.
Lo sabía, aunque tuviera los ojos vendados.
No dejé que el pánico saliera de mí, eso haría las cosas peores, debía mantenerme tranquila y confiada, en mi mente comencé a recitar una canción para tenerme ocupada y no pensar en la situación. Callé en cuanto escuché un ruido, estaba muy lejos de mí, pero el silencio me hizo escucharlo perfectamente, intenté ponerme en guardia, aunque claro, era imposible porque estaba amarrada en una silla -muy incómoda, por cierto- y no veía nada.
Vamos Eider, sólo pon tu cara de desinteresada. Mi subconsciente me aconsejó. De nuevo escuché un ruido seguido ahora por pasos que se iban acercando a dónde yo estaba, puse mucha atención a lo que escuchaba por si tenía una manera de huir, entonces abrieron una puerta que crujió e igual hizo ese sonido chirriante que odiaba con todo mi ser. Los pasos se fueron acercando, era sólo una persona y por el sonido, parecía que llevaba tacones. La persona paró frente a mí y me tomó del rostro a la fuerza, sonreí.
—No la creía capaz de esto, Kamenashi-sensei.
…
Tres días antes
Los primeros exámenes pasaron, estábamos en los primeros días de febrero, el ambiente se había puesto más frío que incluso tuve que comprar una chamarra nueva más gruesa, las clases particulares me habían hecho bien, increíblemente aprendí demasiado rápido, mucho más de lo que pensé que sería, por lo que se podía decir que todo había vuelto a la normalidad.
Di mi primera clase de inglés en mucho tiempo, no mentiré, estaba nerviosa, pero conforme pasó el tiempo me fui sintiendo mejor, lo que en sí me ponía un poco nerviosa era la mirada de la profesora Kamenashi, me miraba potente, no demasiado pues su mirada es de esas que son suaves incluso cuando muestran enojo, podía leer su rostro, me escaneaba de arriba abajo y comprendí que lo hacía porque sentía algo familiar, su cerebro no lograba captar aun, pero yo sabía que necesitaba un poco más de tiempo para descubrir que era yo la chica que estaba en casa de Kaito aquella noche.
Aparentar era algo que se me daba bien después de años practicando, era fácil para mí dirigirle la palabra como si nada hubiera pasado, suponía que era eso lo que le hacía dudar, la razón por la que no lo descubría aún. Estaba haciendo mi mayor esfuerzo y pedí a todos los dioses que esperaran un poco, estaba a exactamente 3 meses de concluir esta travesía, todo saldría bien después, eso esperaba.
—¿Cómo van las cosas? —Preguntó Alex intrigado tomando un poco de su malteada.
—Todo bien, me acostumbré rápido a las clases de nuevo, logré hacer los exámenes y las clases de inglés van perfecto, creo que están mucho más animados de lo que yo recordaba. —sonreí, él hizo lo mismo, de pronto sentí algo extraño en mi cuerpo, fruncí el ceño, el rubio lo notó y al instante me preguntó con la mirada —Un sentimiento extraño— respondí —Como un mal presentimiento.
—¿Un mal presentimiento?, ¿de qué se trata?
—No lo sé —dije sincera —He sentido eso desde que volví a la escuela, no me gusta, tengo una idea, pero no quiero decirla —Alex me miró seriamente, con el ceño levemente fruncido —creo que es algo relacionado con Kamenashi-san.
Hace poco le había platicado al chico sobre lo que pasó en mi regreso, aún no me sentía preparada para decirle por qué me había ido, nadie sabía aún que había estado en México, seguían creyendo que me había perdido en alguna ciudad muy lejos de Saitama, como Hokkaido o Niigata, yo no había negado ni aceptado nada, simplemente los dejé continuar con ese pensamiento, porque si decía que había viajado de regreso a México, me preguntarían la razón y no me gustaba mentir. Bueno, le dije a Alex acerca del incidente con la profesora en casa de Akiyama-san, dónde ella parecía poseída, que no me había reconocido.
—Crees que ella te haya reconocido finalmente— no era una pregunta. Asentí, Alex imitó mi acción y ambos tomamos de nuestras respectivas bebidas.
…
Unas horas antes
Ese sentimiento no había desaparecido, de hecho, incluso me llegaban descargas de energía fuertes, odiaba eso, no podía pasar eso por alto, por supuesto que no, era definitivamente una señal.
Era viernes, justo las 6:45 pm, estaba en las clases de inglés, no pude con el sentimiento que me disculpé y salí un momento para ir por una lata de leche chocolatada que era lo que me hacía sentir mejor. No debía dejarme llevar por los sentimientos fuertes sino me daría un ataque de pánico y no quería que pasara lo mismo de la última vez, compré la lata y de regreso al aula me detuve en la pared de las escaleras y cerré los ojos un momento, respiré profundo mientras vaciaba mi mente. No te preocupes Eider, todo está bien, me dije calmándome un poco, una vez sentí que estaba bien, continué mi camino al aula.
Entré y me propuse a terminar la clase, últimamente notaba que los profesores ponían más atención a mi persona y sabía que era para saber si algo iba mal y poderme ayudar, es por ello que la mayor parte del tiempo estaba inmutable, sólo en pocas ocasiones me permitía reír o sonreír, lo hacía por mí. Leí una pequeña historia y les di preguntas para contestar además de identificar las palabras que más se repiten y su significado, terminaron justo a las 7 de la noche, recibí los trabajos y los despedí. Kaito se quedó ahí a propósito, me besó la frente, nos juntamos con Alex fuera del aula y comenzamos a caminar a la salida mientras hablábamos de cosas random, una vez fuera el rubio nos invitó al café, elevé una ceja curiosa pues creo que en la semana habíamos ido como 4 o 5 días y mi sospecha sobre el por qué me hacían sentir muy bien, no le negué aquello, se notaba que Kaito quería acompañarnos pero tenía algo importante que hacer por lo que sólo nos dejó en el establecimiento y se marchó.