Rumi
El tiempo estaba corriendo muy rápido, me encontraba a un lado de Eider en la camilla del hospital, llamé a unos policías, cuando llegaron y me preguntaron qué había sucedido y les platiqué lo principal ya habían sido enterados del incidente en aquella casa. Llamaron a dos investigadores, tomaron mi declaración y lograron mirar a Eider, quien seguía muy dormida, era suficiente con verle las heridas y la declaración del doctor con todos los procedimientos que le hicieron a la chica hizo que gastaran como 4 hojas de la libreta. Ambos concordaron de que eran pruebas indiscutibles, pero que de todas maneras necesitaban la versión de la historia de la chica porque era importante y entendía el por qué.
Uno de ellos se quedó cerca, mientras que el otro regresó a la estación, había sido algo muy fuerte, miré con mucha tristeza a la adolescente frente a mí, con miles de heridas en el rostro, cuello, pecho y el más importante, el del abdomen. El investigador llegó junto a mí, dijo que tenía algo importante qué decirme.
—Usted dijo que su novio se quedó allá porque es el hermano de la agresora— asentí —Mi compañero dice que hay noticias, al parecer él también fue atacado —llevé mis manos a la boca.
—¡¿Pero está bien?!— pregunté asustada, el me dedico un ademán para calmarme.
—Fue justo cuando llegaron los policías, cuando ya habían entrado a la casa, 4 de ellos fueron testigos de cómo ella le golpeó con una lámpara varias veces hasta dejarlo inconsciente, afortunadamente la pararon antes de que fuera peor, ya lo están trasladando hacía aquí.
—Dios mío— dije y las lágrimas comenzaron a agruparse en mis ojos. ¿Por qué?, Nanami se había salido de control, no me imaginaba que ella hiciera eso, jamás me lo hubiera imaginado, Eider sí que le había hecho sacar lo peor y lo que me causaba conflicto era que ni siquiera era culpa de ella. Me despedí del hombre y esperé en la habitación de Eider un rato hasta que el doctor me dijera que podía ir a visitar a Hiroto, la puerta se abrió y miré al hombre de cabello largo y castaño con los ojos bien abiertos, en shock. —Akiyama Kaito-san— pronuncié, el nombrado no lograba reaccionar.
—Eider…— susurró y se fue acercando lentamente, llegó al lado contrario de dónde yo me encontraba, sus ojos reflejaron una tristeza profunda, una tristeza de la que no había sido testigo nunca en mi vida —¿Qué sucedió?, ¿quién…?
Me costó mucho contarle lo que pasó, la razón principal era por Nanami, su mejor amiga, ¿quién creería que su amiga sería capaz de hacer algo como eso?, la verdad es que yo no, tacharía de loca a quién fuera que me lo dijera, sin embargo, la reacción de Akiyama-san me sorprendió, vi la decepción, más tristeza y un poco de enojo en su rostro, miró a Eider mientras terminaba de contar cómo nos encontramos a la chica en aquella casa con esas heridas, pronto, el doctor atravesó la puerta, nos saludó a ambos y me miró. —El señor Kamenashi está fuera de peligro, puede recibir visitas— se inclinó mientras yo asentía con la cabeza, volteé a ver al profesor del cabello castaño.
—Iré a ver a Hiroto, también resultó herido, ¿podrías cuidarla?, ¿ya comiste?
—Sí, sí, no te preocupes. —Su tono de voz era muy bajo, ambos de nuevo regresamos la mirada a Eider, quién se veía muy tranquila durmiendo, sonreí un poco.
—De acuerdo, nos vemos— abandoné la habitación, cerré la puerta lentamente mientras espiaba lo que hacía el profesor, lo miré sentarse en la silla a lado de la cama y tomar la mano de la chica dormida, le acarició la cabeza y lo último que alcancé a ver fue cómo susurró algo para después besar sus manos, cuando la puerta se cerró completamente sonreí feliz, y con ello me dirigí a la habitación de Hiroto.
Abrí la puerta cuidadosamente, el hombre estaba despierto y cuando sus orbes se posaron en mí me sonrió, sé que lo hacía para calmarme, era su manera de decir “estoy bien, cariño”, le sonreí igualmente, me acerqué lo suficiente y le di un beso en los labios, le tomé de la mano y me senté a su lado en la camilla. —¿Cómo te sientes? —pregunté en un susurro.
—Bastante adolorido, física y emocionalmente —frunció el ceño —pero bien. —Le examiné el rostro, tenía unos cuantos moretones, no parecían algo de qué preocuparse, pero verlos me causaba un pánico que no podía explicar, le acaricié los hematomas con mucho, mucho cuidado, después pasé a acariciarle el cabello mientras lágrimas aparecían en mis ojos, nos miramos directamente a los ojos, Hiroto dio una media sonrisa y me limpió las lágrimas que estaban a punto de caer. —No te preocupes, Rumi, todo va a estar bien.
—Ella está fuera de control— dije entre sollozos —casi mató a esa pobre chica, te iba a moler a golpes…
—No puedo justificar su comportamiento, pero tampoco quiero estar en contra de ella.
—¿Dónde está? —La sedaron y la llevaron a un centro psiquiátrico, cuando despierte me hablarán para que vaya yo y Eider…
—No. A ti no te puedo prohibir nada, pero no llevarás a Eider— negué con la cabeza rápidamente.
—Jamás le permitiría hacerle daño de nuevo, sólo quieren ver su reacción después de la medicación que recibió y si está apta para el interrogatorio de la policía— ambos suspiramos sabiendo que no seria sencillo lo siguiente, estábamos temiendo lo peor, por ahora estaba entre nosotros, pero pronto el círculo de Eider se enteraría y entre ellos estaban estudiantes de Nanami, lo cual haría el asunto más y más grande, es por ello que contacté a Akiyama-san primero, porque él nos conocía a todos y sabía qué hacer.
—No estoy muy segura— dije sincera.
—Yo tampoco, créeme— respondió, y la habitación se sumió en silencio, dieron de alta a Hiroto después de unas cuantas horas, el investigador tomó su declaración de cómo transcurrieron los hechos desde su perspectiva, estábamos en un café a una calle del hospital, yo en lo personal me encontraba admirando la preciosa vista del atardecer, el cielo se tiñó de rosa y naranja mientras el sol se escondía, de pronto mi celular comenzó a vibrar, lo contesté sin ver de quién se trataba.