Cuando desperté mis ojos recibieron la luz directamente, lo que me hizo quejarme y cerrarlos de nuevo, cuando lo hice, miles de pedazos de memoria comenzaron a encenderse en mi mente, una corriente eléctrica recorrió mi espina dorsal al recordar cada momento, entonces rápidamente comprendí que estaba en un hospital, sentí alguien apretar mi mano, ¿La novia de Hiroto no se había separado de mí en ningún momento? Abrí los ojos de nuevo, pero ahora con más cuidado, moví mi cabeza a la derecha para ver a la chica, sin embargo, me llevé una sorpresa.
—¿Akiyama-sensei? —pregunté en voz muy baja, el hombre me sonrió y las lágrimas se hicieron visibles en sus rasgados ojos, me abrazó como pudo y sin poder contenerme yo también lloré, porque había pasado una pesadilla, pudo haber sido 2 días, 1 día o 3 horas, pero quedarán marcadas de por vida, porque ese miedo no lo había sentido nunca.
Después de unos minutos, el profesor fue a buscar al doctor para que me revisara, el hombre con bata blanca cruzó la puerta junto a dos enfermeros -una chica y un chico- pero el de cabello largo y castaño no regresó, suponía que fue una recomendación del médico. Me hicieron una evaluación completa, el cómo reaccionaban mis pupilas, mis piernas, vieron con más detalle mis heridas de la cara y claro, pidieron que me levantara la bata que llevaba puesta para tener la visión de mi abdomen dónde me encajaron la navaja, temblé del recuerdo, el doctor se encontraba tocándolo con mucho cuidado mientras que los dos enfermeros estaban cerca de su nuca para poder ver también, me llegó un flashback de repente, en la casa del amigo de Kaito, cerré los ojos.
—Bueno, no veo ningún problema, todo parece en orden, ahora que estás bien quiero pedir unos estudios de rayos x, sólo para estar seguro— me dijo pausadamente en inglés y asentí.
—Hagan lo que tengan que hacer, está bien— respondí en japonés para que tuvieran más confianza, los tres dejaron salir un suspiro de alivio que me hizo sonreír, casi reír, eso al parecer les subió el ánimo, se despidió el médico y los dos chicos se quedaron a mi lado para darme de comer y explicarme un poco lo que tenía que hacer. Por la puerta aparecieron 4 personas, los tres volteamos para ver de quiénes se trataban, me costó un poco enfocar mi mirada, pero cuando por fin los reconocí -menos a un hombre mayor que los dos que ya conocía- sonreí amablemente para demostrarles que me encontraba mejor. Sin nada de miedo, Kaito se acercó a mí y me besó la frente, cosa que hizo sonreír a todos en la habitación.
—Es bueno verte de buen humor, Eider— dijo la chica acercándose también de la mano de su novio.
—Es lo único que queda— me encogí de hombros —¿Quiénes son ustedes? Además de mis salvadores —pregunté notablemente curiosa, el profesor se movió a un lado para dejarlos a mi vista, la chica me volvió a sonreír, ella era muy bonita, había un algo en ella que me hacía sentirme mejor, como algo maternal.
—Soy Rumi, soy la novia de él, nadie importante— me respondió y miró con amor al chico a su lado.
—Y yo soy Hiroto, soy el hermano mayor de Nanami, lamento mucho lo sucedido— acto seguido se inclinó y mi corazón brincó en miedo, pues aun no sabía cómo reaccionar al acto de inclinarse, estiré las manos en su dirección.
—Está bien, está bien, no es necesario— dije rápidamente, el chico se volvió a erguir y su mirada relejaba confusión —No es tu culpa, tú, ustedes, me salvaron de algo que pudo terminar muy mal, tienen mi eterno agradecimiento— les sonreí honesta.
Después de eso los enfermeros siguieron con su trabajo, el chico me daba de comer mientras la chica les explicaba mi estado de salud y los exámenes que me iban a realizar, mientras tanto, yo miraba entre curiosa y desconfiada al hombre que seguía aquí, repasé todos los rostros en mi memoria pero ninguno coincidía con él, entonces me dediqué a observarlo con mayor concentración, sólo así noté unos pequeños detalles que me dieron una pista de quién se trataba, o más bien, de qué trabajaba. Posterior a que la enfermera les explicó, ella y el chico dejaron la habitación, dejándome con los mayores, todos fueron testigos de cómo no separé en ningún momento la mirada de aquel hombre.
—Ah— se aclaró la garganta Hiroto —Eider, él es el señor Takahashi —lo presentó, el hombre se inclinó educadamente ante mí, estábamos a unos buenos metros de distancia.
—Takahashi Ito— repitió y agregó su nombre —soy…
—Un investigador policiaco, lo sé— interrumpí, todos abrieron los ojos con sorpresa ante lo dicho por mí, me hizo sentir bien, no había perdido mi toque. Hice una mueca de lado —Quiere que le dé mi declaración, el cómo sucedieron las cosas desde el principio.
—No sólo eso— dijo y me miró directamente a mis ojos, seriamente, noté una pizca de pena en ellos, pero era difícil decirlo —También quiero que me acompañe a ver a la señorita Kamenashi junto al señor Kamenashi— me hubiera reído por cómo había sonado eso, pero estaba impresionada, Kaito inmediatamente volteo a ver al hombre al igual que Rumi, parecían inconformes con eso, a punto de que ambos reclamaran elevé la voz.
—Está bien— pronuncié y ahora todos los ojos se centraron en mí —No hay problema, pero hay un favor que debo pedir, en privado con usted— me miró con el ceño fruncido, pero de todas maneras asintió.
—De acuerdo.
Acto seguido me dediqué a redactar los hechos mientras el hombre escribía los detalles en una pequeña libreta que traía consigo, los demás escuchaban atentamente mientras sus rostros cambiaban conforme iba avanzando con la historia, mis mente se fue perdiendo en los recuerdos al igual que mis ojos en un punto muerto, comencé a revivir todo, no dejé pasar ningún detalle, fui lo más específica posible, llegando a la parte de los golpes, la forma en la que me perdí en mis pensamientos, la manera en la que manejé mi miedo cuando veía los ojos hambrientos de la profesora Kamenashi, creo que tomé a todos por sorpresa al ver la manera en la que desenvolvía tan sencillo, la manera en la que entraba en detalles sin que me temblara la voz, todo era en voz plana, todo era cómo si no me hubiera afectado, cuando la realidad es que estaba muerta de miedo y estaba intentando ser la chica de personalidad inmutable.