Al día siguiente regresé a casa, mis padres y hermano me abrazaron preocupados, pues aún tenía cicatrices y debían cuidar de mi herida, ya que el médico me acompañó a casa, obviamente se alarmaron al saberlo todo, todos estuvimos de acuerdo que no diríamos quién fue la culpable de ello, después regresé a la escuela y todo fue lo más normal posible, aunque todos se preguntaban en dónde se había metido Kamenashi-san.
De vez en cuando me encontraba con el profesor Akiyama en los pasillos e intercambiábamos miradas que se decían todo, ambos seguíamos preocupados por la profesora, pero ninguno de los dos tenía permitido ir a verla. Hiroto y Rumi vendrían de visita después de clases para contarnos qué pasaría ahora, teníamos que discutirlo seriamente porque todos sabíamos que no permanecería en secreto por mucho tiempo, así que me encontraba nerviosa y a la expectativa del futuro.
El día pasó lo más normal que se pudo, poniendo atención en clase, yendo a comer con los chicos, dar la clase, etcétera, dejamos a los demás irse, entonces, dos figuras aparecieron en el pasillo. El profesor Akiyama y yo nos movimos al primer piso, justo en las escaleras para que no subieran, todos tomamos asiento en los escalones, mirábamos a un punto muerto frente a nosotros, lo único que pude hacer fue quedarme en silencio y esperar, obtener respuestas, una pista de qué debía de hacer ahora.
—Fuimos a verla por la tarde, se veía igual que la última vez— dijo Hiroto mirándome —Se ve normal, pero cada vez que dice el nombre de Eider, cambia, se enoja, se ríe, llora o las tres cosas al mismo tiempo.
—No creo que sea conveniente que vayas a verla, Akiyama-san— dijo Rumi —sinceramente, creo que complicaría las cosas. Además…— algo en su mirada cambió, y aunque no teníamos mucha luz para verle completamente, creo que los tres sabíamos que era algo serio —mi instinto me dice que tiene algo andando y creo que esta vez se irá al extremo.
—Rumi, por favor, ¿cómo crees que…? —interrumpí a Hiroto.
—No, déjala, tiene razón. Yo también sentí lo mismo cuando nos encontramos —comenté, los adultos me voltearon a ver, mientras tanto yo miré al techo y después al frente, perdiéndome en la oscuridad de la pared — Ella le dirá a la escuela que yo y Akiyama-san tenemos algo, eso quiere decir que alguien “trabaja” con ella, sino, en cuanto pisó el psiquiátrico se hubiera calmado y llorado en cuanto nos miró pasar, pero se ve confiada y en busca de venganza que alguien le prometió.
—¿Eider? —la suave voz de Akiyama-san se infiltró en mis oídos, pero me forcé a no mirarlo.
—Debemos mantener la calma, Akiyama-sensei— el tono de mi voz era seria, era la señal de que todo se estaba volviendo un campo de batalla, era algo que yo ya sabía que pasaría, sin embargo, no tenía que convencerme de que estaba lista, porque sí lo estaba.
Estoy preparada para lo que venga.
…
Creo que era la primera vez que me sentía una investigadora real, me sentía una profesional, pasaba horas pensando en distintas situaciones y la manera menos alarmante de enfrentarlas, pero, si era verdad que Kamenashi-san estaba “aliada” con otra persona, debería conocer a esa persona primero, porque sabía cómo podía reaccionar la profesora y qué hacer, pero aquella persona desconocida no.
No sabía si esto ya era Pretty Little Liars o Sherlock. Pero lo que sí sabía era que estaba emocionada.
Primeramente, pasé por mi cabeza todas aquellas personas que, estando aquí en Japón han compartido algo conmigo, algo que hubiera dado un indicio de que me odiara como para hacerme esto. Obviamente estaban los chicos que me recibieron el primer día con golpes y después me los madreé, pero los eliminé en cuanto vinieron a mis recuerdos, los tres eran muy idiotas, no se veían tan listos, era prácticamente imposible; después estaba la chica de tercero que quiso golpearme cuando fue el maratón escolar, ella si se veía más amenazante, no sabía si era lo suficientemente lista para hacer aquello.
Estaba consciente de que para ayudar a Kamenashi-san, tenía que saberlo todo, que ella tenía un crush hacia el profesor, mis malas reputaciones con las peleas, mi “relación” con Kaito -entre comillas porque no teníamos una relación formal-, eran factores importantes, se debía de tratar de una mente maestra, alguien que ya sabe de qué va esto, alguien que… me conociera.
—No— me dije, apreté los labios mientras miraba el techo de mi habitación, pronto, una sonrisa apareció en mis labios —¿quieres jugar? Juguemos, Allyson.
Esmeralda
¡¿QUÉ?!
No puede ser
¡Eider! ¿Cómo?
Esa maldita
Tranquila Esmeralda, no es para tanto
Puedo con esto
Pero necesito ayuda extra
Las tres sabemos que el cerebro era yo
Y ella una simple neurona
Esmeralda
Ya estas
Te conseguiré la información
Creo que Samuel está dónde ella
Ya sabes cómo es él
Matanga dijo la changa*
Estaba muy consciente de que mi plan debía ser mejor, y que si ya estaban 1 paso delante de mí todo este tiempo, debía recuperarme e ir 3 kilómetros delante de ellas, era todo o nada, porque sabía que, en cuanto ellas tomaran acción, la menos perjudicada sería yo -que era algo que era bueno, pues echaría a perder los planes de ambas mujeres- los problemas más grandes eran: la reputación de la escuela, en todo, por la profesora, por mí, por Kaito y yo; Kaito, podría perder su trabajo, su vida, no lo verían igual; mi familia, ambas, los tacharían de malos. Yo no podía permitirme eso.