Kazuki, estaba tan asustado que no sabía qué hacer, había regresado a su departamento con el corazón acelerado y bastante preocupado, ¡no sabía nada de Eider!, no sabía dónde vivía, ni el número de sus amigos o familia, sabía dónde estudiaba ¡pero tendría que esperar al lunes!, él no estaba para aquello, tenía que actuar ahora. El chico japonés daba vueltas por su pequeña sala, estaba desesperado, en la mesa estaba la leche chocolatada de Eider descongelándose por el clima del departamento. Comenzó a caminar más rápido que tropezó y cayó, se quedó un rato en el piso mirando el techo, ordenaba sus pensamientos, debía calmarse y pensar con claridad.
Miró algo moviéndose en el piso levemente, la curiosidad hizo que comenzara a gatear hasta aquello, era un papel doblado, lo abrió y como si fuera una señal divina comenzó a llorar, se levantó de un salto y fue al teléfono fijo, tecleó los números lo más rápido que pudo y después de unos timbres alguien contestó. —¿Hola?
—¡Akiyama-san! —dijo Kazuki inundado en lágrimas —Eider… Eider… ¡Se llevaron a Eider! —lloró.
—¿Eider?, ¡Voy para allá!
El profesor no tardó ni 10 minutos cuando arribó al departamento de Kazuki, el joven estaba en shook y tenía lágrimas en sus ojos, Kaito al instante se preocupó de que le hubieran hecho algo a él también, se quitó los zapatos rápidamente y dirigió al chico a su sala, se sentaron y Kazuki, un poco más calmado, comenzó a contarle lo que había pasado, Kaito no sabía qué sentimiento era más fuerte, si el de preocupación, el de miedo o el de enojo; dentro de él sabía que Nanami tenía algo que ver, dejó salir un suspiro de decepción, a pesar de que aun la consideraba su amiga, que hiciera aquello por segunda vez le hacía pensar que ya no lo era, o que ya no lo merecía.
—Está bien, está bien, Kazuki— le dijo Kaito mientras palmeaba su espalda, de verdad que era un buen chico, por lo que no le gustaba la manera en la que estaba reaccionando —No es tu culpa, estoy seguro igual de que Eider no quería meterte en esto, ella siempre se preocupa por los demás, así que está bien, de verdad —Kazuki asintió, igualmente las lágrimas seguían saliendo, sólo fue a la maquina expendedora. Él dirigió sus orbes a la mesa dónde se encontraba la bebida favorita de la chica de ojos verdes, el profesor también puso su vista ahí, dejó salir un suspiro y se agarró el cabello en una coleta mal hecha, tenían que actuar rápido, no quería que pasara lo mismo de la última vez.
Eran aproximadamente las 8:42 de la noche, Akiyama-san se había encargado de hablarle a los investigadores, a Rumi y Hiroto, decidieron quedarse en el departamento de Kazuki, pues sentían que podrían estarlos vigilando desde la casa de Kaito, en la de Hiroto e inclusive la de Rumi, no querían arriesgarse, y con el permiso del joven se quedaron allí. El departamento era pequeño pero eso no les impedía hacer lo que tenían que hacer, sin embargo, Kazuki se sentía un tanto incómodo, pues eran 6 personas y no tenía muebles, los sofás eran puff pues eran pequeños y fáciles de mover, tenía una mesa pequeña para sentarse y comer, definitivamente no cabrían todos ellos allí, se encogió un poco en su lugar, Rumi, quien se encontraba a su lado le dio una palmadita en su hombro y sonrió una vez que Kazuki le miró.
—Está bien, es muy cómodo, no tienes porque estar avergonzado— el joven japonés abrió los ojos sorprendido y después le sonrió, pues de alguna manera necesitaba aquellas palabras, además, pronto conseguiría otro departamento más grande, cumpliendo una parte de su meta.
—De acuerdo, tenemos que comenzar a buscar en este momento— dijo el otro investigador, no hablaban mucho con él pues el manejaba más la investigación con la policía, mientras que Takahashi se encargaba del trabajo de campo. —La última vez solo fueron 2 días, pero la chica terminó apuñalada— una corriente eléctrica recorrió a todos los presentes, pero Kazuki se quedó en shook.
—Vamos a movilizar el asunto, aunque estoy seguro de que no cometerá los mismos errores de la última vez— comentó por su parte Takahashi-san —eso no quiere decir que no hagamos un mayor esfuerzo, porque, lamentablemente, Luján-san puede perder la vida esta vez.
…
Pasaron cerca de 4 días y aun no había señales de Eider, eso tenía a todos con los nervios de punta, absolutamente todos, a pesar de que los estudiantes y los demás profesores no sabían lo que había pasado -ni siquiera Alex- el hecho de no ver a Eider caminando por ahí en esos días les tenía altamente preocupados. Por la mañana habría una asamblea estudiantil general, por lo que todos debían estar en el gimnasio, era la asamblea de actividades de último mes antes del siguiente año escolar, era meramente informativa así que las caras de aburrimiento no faltaron.
El director comenzó a hablar de los preparativos para ese último mes, además de las actividades como excursiones, maratones y festivales, después pasó al periodo de vacaciones, lo cual les hizo a los estudiantes emocionarse, la asamblea duró 20 minutos, el director daba sus últimas palabras —Eso sería toda la información, pueden regresar a sus actividades— todas las personas estaban a puto de dejar el lugar cuando el proyector comenzó a emitir un video extraño y las bocinas estática, llamando la atención de todos, pronto, en el video apareció una chica amarrada a una silla, tenía las manos atadas detrás de su espalda, al igual que sus piernas, sus ojos cubiertos con una tela negra; su ropa estaba hecha un desastre, la camisa café tenía rasgones en la parte del vientre y brazos, además de que mostraba parte de los pechos, los cuales se encontraban también heridos; su cara era pálida por lo que los tonos rojizos de la sangre y morados de moretones resaltaban más y en su cuello se veía una especie de collar de perro, todos sabían quién era esa chica, esa chica castaña y despeinada, por lo que los gemidos de terror e impresión inundaron el gimnasio, el director estaba con los ojos abiertos, incapaz de decir una palabra.