Enora Becker
Tammy se estaba terminando de arreglar, ya íbamos tarde, se suponía que debíamos llegar a las 7, pero son las 7:15 y seguimos en la habitación, en fin, con nosotras es imposible llegar temprano -o por lo menos a tiempo- a algún lado. Escuché como el teléfono de Tam empezó a sonar.
—¡¡¡Tam!!! Es tu hermano- dije mientras se lo pasaba.
—Atiende tu, si tu le hablas no habrá regaño, a mi por otro lado me va a decir de todo, habla tu con él, dile que ya estamos en camino. –dijo haciendo un puchero, sabía muy bien que no podía decirle que no a esa cara.
—Bien, voy. –tome aire y atendí- Bueno?
—¿Cómo que bueno? Nora ¿en donde están y por qué Tammy no tomo el teléfono?
—¡Tom! Que gusto saludarte, yo estoy bien gracias por no preguntar, verás, ya estamos en camino, Tammy esta –vi como Tam me hacia una seña que no entendía, así que dije lo primero que se me ocurrió- viendo un grillo mientras cruzamos el campus y yo llevo su celular.
—¿Un grillo? Nora, tu y yo sabemos que mi hermana le tiene pánico a los insectos, no me mientas... Eres terrible haciéndolo, hasta un ciego puede ver tus mentiras, ¿no han salido verdad?
—Te odio. –dije entre dientes- y no, no hemos salido, pero ya casi lo hacemos, Tam está terminando con su cabello y relájate, solo vamos quince minutos tarde, no es como que la fiesta ya vaya a terminar, apenas y estará empezando, antes de las ocho estamos allá. Bye –dije y colgué.
—Enora Becker, ¡¿le acabas de colgar el teléfono a alguien?! –la cara de sorpresa de Tammy no era normal, para ser honestos me causaba cierta gracia.
—Si Tammy Aiken, le he colgado el teléfono a tu hermano, porque era eso o que siguiera haciendo preguntas, además, igual le tuve que decir la verdad, no me creyó – dije cruzando mis brazos bajo mi pecho y haciendo un puchero, tratando de verme como una niña malcriada cuando no consigue lo que quiere.
—¡Guao! Lo esperaría de cualquiera menos de ti amiga. Y no veo que te sorprende, eres un asco mintiendo –dijo mientras se terminaba de arreglar unas ondas de su larga melena rubia.
—No soy un asco.
—Claro que sí. –dijo casi riendo- Olvidas que en segundo año de preparatoria intentaste copiarte en un examen y saliste toda roja y con picazón por la ansiedad y la "adrenalina". -resaltó la adrenalina haciendo comillas con sus dedos y volteando sus ojos.
—En mi defensa...
—No tienes defensa Nora –me vio fijamente y meneando su cabeza de un lado a otro en negación- ya estoy lista, mejor vámonos.
—Yo creo que es lo mejor, por cierto, ¿es muy lejos?
—Nora es cruzando el campus, a las afueras de la universidad.
—Ya lo sé Tam, pero el campus es muy grande, esta mañana me perdí.
—¿Cómo te perdiste si tenias un mapa?
—Lo estaba viendo al revés y por andar distraída descifrando el mapa le eche la mitad de mi café a un chico que me dijo que tenía el mapa al revés –dije algo avergonzada y sonrojándome al recordar el momento.
*En la cafetería*
Vi como Zack me dejaba ahí en medio de la cafetería con mi café, al dirigirme a mi segunda clase, arte de las primeras civilizaciones, esta al menos sonaba más interesante, saque mi mapa del bolso, porque no tenía ni idea de donde quedaba el salón y Zack se fue muy rápido, antes de que pudiera preguntarle, no entendía el mapa, estaba raro.
Iba caminando mientras trataba de descifrar el mapa con una mano y con la otra llevaba mi café cuando sentí como mi café choco con alguien.
—Lo siento. –dije antes de ver a la persona.
—No te preocupes. –Escuche decir, era la voz de un chico, una voz bastante sexy, por dios santo, esa voz, me gustaba, era melodiosa, era arte- ¿Eres nueva?
—Sí. –dije y levante la mirada- y nuevamente lo siento, es que ya se me hizo tarde, otra vez y no quiero llegar tarde, no tengo ni idea de dónde queda el salón y me voy a volver loca, no entiendo este mapa del campus –era bastante atractivo, me puse nerviosa, seguro que ya me estaba sonrojando, pero lo peor fue que los ojos de aquel chico me miraban con expresión divertida, no parecía haberle molestado que le tirara la mitad de mi café encima.
Cabe destacar que gracias a eso su camiseta blanca se le pegó aún más y vaya que no está mal- genial, mi pervertida conciencia salió a luz, no es el momento.
—Sinceramente dudo que encuentres el lugar que buscas- dijo finalmente aquel chico después de lo que yo sentí, como una eternidad, luego de unos segundos de estarme observando- tu mapa está al revés –señaló el mapa y se acercó para darle vuelta, nuestras manos se rozaron y sentí el roce cálido de su piel con la mía, que seguro estaba helada, causando que me estremeciera y me ruborizara aún más, en cualquier momento me iban a ver los extraterrestres si seguía por este camino, necesitaba irme.
—Oh, gracias, ya encontré el salón que buscaba, gracias y lo siento, otra vez.- mentí, no había encontrado nada, solo necesitaba una excusa para irme, sinceramente, ahora el mapa lo veía más confuso que antes, yo como guía turística me muero de hambre.