Santiago James
Al llegar a la fiesta las 7:15 con Tom buscamos a Barbie y la princesa que debía cuidar, pero nada, estuvimos buscando por 15 minutos y nada, así que Tom optó por llamarlas, tuvieron una conversación breve pero pude notar como casi atravesaba el teléfono para matarlas, eran unas impuntuales, no cabe duda y Tom detesta que lo sean.
Me aburrí un poco, así que fui a dar una vuelta, volví y nada, eran las 7:45 y esas niñas no habían llegado, podía notar la desesperación de Tom.
—Amigo ya van a llegar, ya sabes como son, chicas ¿no? Una eternidad para estar listas. –dije calmándolo un poco.
—Supongo que sí, de todos modos dijeron que antes de las 8 llegarían, así que a esperar un poco más.
—Seguro. Yo creo que iré a explorar la casa, tanta música me va a dejar sordo, ni siquiera ponen algo bueno, nos vemos en un rato, cualquier cosa me llamas.
—No te pierdas Tiago, recuerda que debes cuidar a Nora.
—Relájate amigo, tiene 18 ¿no? –asintió con la cabeza- Creo que sabe cuidarse sola, pero si te hace sentir mejor yo estaré pendiente de la princesa.
—Aún no entiendo porqué le dices princesa. –inquirió, le causaba curiosidad saber el por qué, siempre le colocaba apodos a las personas cada una tenía un motivo para hacerlo.
—Es una princesa, toda la vida ha vivido sin ir a una fiesta, seguro la cuidan de todo, si me piden que la cuide es como que tenga un guardaespaldas, toda una princesa. –dije volteando los ojos.
—Entiendo, ve a dar una vuelta, te aviso cuando lleguen.
Fui a dar una vuelta, exploré un poco la casa, aunque ya la conocía, era la casa de mi primo, Travis, el mejor dando fiestas en todo el campus, solo necesitaba caminar.
Habían pasado unos 15 minutos y me llego un mensaje de Tom.
*Ya llegaron, estamos junto a la mesa de ponche*
*Ken*
Si bueno, digamos que si Tammy es Barbie, Tom debía ser Ken, si se parecía, yo se que Barbie y Ken están juntos, pero por amor de dios, esos parecen familia más que novios, así que Barbie y Ken, solo llamaba a Tom así para molestarlo, era divertido.
Me dirigí a la mesa de ponche, pero para mi sorpresa solo estaban los hermanos Aiken.
—¡Hey, Barbie! Tiempo sin verte, ¿dónde está la princesa?
—Tiago no me digas así y Nora dijo que iría a tomar aire, se molestó porque se entero que la ibas a cuidar, el problema es que puede estar en cualquier lado y no tengo idea de donde, esta casa es enorme.
—Para empezar eres Barbie y así quedaste, segundo estamos al aire libre, que mas aire que este? Y tercero, si lo que quiere es estar sola, creo tengo una idea de donde puede estar, yo me encargo de encontrarla, si no vuelvo en dos horas me comió un lobo.
—Ja ja ja, muy gracioso, mejor ve a buscar a mi amiga y tráela.- asentí, para luego irme- Y Tiago. –murmuró.
—¿Si?
—Ella no es de esas chicas a las que usas, es mi amiga y la vas a ver mucho, no lo pienses con ella.
—Aja. –dije colocando los ojos en blanco.
—Lo digo enserio Tiago.
—Hermano, por favor, hazle caso, ella es como una hermana para mi.-cuando me lo dijo Tom pude sentir la sinceridad en su voz, muy bien no podía estar con ella.
Aguafiestas.
—Está bien. No haré nada que ella no quiera. –dije finalmente, si ella no quería, no pasaría nada, seguro estos dos ya le habían advertido de mi, así que no creo que ella quiera algo, yo no querría algo conmigo si me hubieran advertido.
Caminé un rato, seguro estaría en la pequeña colina, quedaba algo alejada, eran como 5 minutos caminando, cada vez más alejado de la fiesta, pero aún dentro de la casa.
Llegue y la vi, una chica de mediana estatura y cabello castaño, se parecía a solecito -la chica de esta mañana- que después me encargaría de buscar.
—¿Te importa si te hago compañía? –dije haciendo que se exaltara un poco, pero tardaba mucho en responder, ¿será que no me escucho?- ¿Y bien? -dije nuevamente, en un tono suave.
—Claro, ¿sabes? No deberías asustar personas mientras están en una colina. –y era ella, la chica de cabello castaño y ojos verdes de mediana estatura y cuerpo con proporciones perfectas para mí, era ella, solecito, aunque esperaba ver a la princesa, creo que encontré algo más interesante.
—Bueno solecito a la próxima me pongo un cascabel para anunciar mi presencia. –dije sarcástico, acercándome a ella, se ponía nerviosa cuando lo hacía.
—Así que decidiste decirme solecito eh? –dijo nerviosa y ya se le estaba notando el color a sus mejillas, la luz de la luna resaltaba sus ojos verde esmeralda.
Llevaba una camisa ajustada color rosa, unos vaqueros negros, una chaqueta negra y botines negros, lucía bastante bien.
—Por supuesto, te va el nombre, aún bajo la luz de la luna sigues brillando. –no pude evitar decirlo, era verdad, brillaba más que todas las estrellas juntas, más que el sol, por eso era solecito, además ahora brillaba y sus mejillas estaban coloradas.