Shooting Star

Capítulo 6

Santiago James

Cuando llegamos de la fiesta no podía dormir, esto no era normal, nunca una chica me había quitado el sueño.

Bueno, supongo que es hora de ir por mi pudin a la cafetería.

Al llegar la ví, no iba a ir, ya la había rebotado hace un rato, tal vez este era el momento para hablar con ella.

—Buenas noches Sonia, ese pudín es mío. –ya conocía a Sonia, venía casi todas las noches por pudín, era mi excusa para comerlo dos veces al día, adoraba el pudín que esta señora preparaba.

—Lo siento Tiago, el pudín es para la señorita. –me dijo Sonia a modo de disculpa señalando a mi solecito. Esa era mi entrada.

—Solecito ¿Qué te trae por la cafetería a estas horas? –dije inocentemente, ella no se veía feliz.

—Tiago, que sorpresa, no podía dormir, así que vine a comer algo, tal vez así consiga que me dé un poco de sueño. –dijo algo antipática.

—Pues ya somos dos, aunque te acabas de llevar el último pudín, ese es mi favorito. –tal vez así se apiadaba de mí y me lo devolvía.

—Lástima, creo que hay más cosas en esta cafetería que pueden gustarte. –wow, esto no me lo esperaba y de paso se lo come en mi cara, esta me las va a cobrar.

—Solo hay una cosa más, pero no es comida precisamente. –y cobrado, se ruborizó toda y casi se ahoga en pudín, era gracioso de cierto modo.

—Eres un pervertido. –te sorprenderías mi querida Enora.

—Y tu una princesa. Perfecta combinación ¿no crees?

—Dime ¿dónde eso es una perfecta combinación? –realmente no tenia ni idea de donde, pero al menos ya teníamos una conversación establecida.

—En mi mente lo es. –realmente en mi mente tu y yo somos la combinación perfecta, me da igual si eres un monstruo, unicornio, princesa, oso polar.

Muy cursi amigo.

Tienes razón conciencia, ¿de dónde ha salido eso?

—Eres un tonto.

—Y tú una malcriada. –era cierto.

—No soy malcriada. –me puso los ojos en blanco, diosss me está empezando a dar calor, me gusta cuando se pone así.

—Ajá. –necesitaba calmarme, así que me dirigí a Sonia –una torta Sonia, por favor -ella me pasó la torta y nos vio a ambos con una mirada pícara, estaba claro que lo hacía por mí.

—Ven. –le dije sacándola de la cafetería.

—¿A dónde vamos?

—Camina y ya, no hagas preguntas.

La llevé al coche para llevarla a un lugar que me gustaba mucho, mi escape del mundo, no sé por qué, pero quería llevarla, sentía la necesidad de que viera más de mí.

Por alguna razón Nora pensaba que la mataría, si la mataba sería de placer, pero no pienso tocarla hasta que ella me lo pida, así que por hoy no será.

El camino era largo, al llegar estaba sorprendida, le gustó y a mí me gustó más ver su hermoso rostro bajo la luz de la luna.

Decidí poner música, Coldplay sin duda, mi favorito, pero la muy tonta no sabía que era, ella era extraterrestre. Coloqué una manta en el suelo mientras veíamos estrellas, le explique un poco sobre las constelaciones, desde aquí se veía Casiopea.

—¿Casiopea? –dijo curiosa.

—¿Te cuento la leyenda? –asintió- Casiopea era la esposa del Rey Cefeo, ella junto a su hija Andrómeda decían ser las ninfas más hermosas de todo el mar, un día se quejaron con Poseidón, provocando su ira y así amenazó con mandar un monstruo marino para destruir su tierra. El rey estaba desesperado, por ello consultó el oráculo, que le dijo que solo sacrificando a su hija Andrómeda la furia de Poseidón se calmaría un poco, pero justo en ese momento en el que Andrómeda se encontraba encadenada iba pasando Perseo, quien la rescató, pues quedo perdidamente enamorado de su belleza, mató al monstruo y se casó con ella.

>>Poseidón no iba a dejar a Casiopea sin castigo y se dice que la encadenó en el cielo, atada para recordarle a los demás que no se debía ser tan pretencioso y vanidoso. Así es como Casiopea término ahí, siendo una constelación más del universo.

Enora me miraba asombrada, era increíble lo fascinada que estaba, creo que nadie había estado así conmigo desde... bueno, mucho tiempo.

—Es increíble, me encantó, tienes que seguir contándome más historias.

—Cuando gustes princesa.

—Es increíble que aún me llames así. -dijo meneando la cabeza en negación.

—Pues lo eres, eres una princesa y eres un sol, mi solecito, eres radiante Enora. –la vi sonrojarse, mucho.

En ese momento empezó a sonar A Sky Full Of Stars, adoraba esa canción, la invité a bailar, no sabía, pero aún así insistí, solo quería estar con ella, quería este momento con ella. Nuestros cuerpos se juntaron, pude sentir la electricidad ante nuestro tacto, coloqué mis manos en su cintura y sus brazos alrededor de mi cuello, otra vez mis labios a pocos centímetros de los suyos, sentía su respiración y el calor de sus mejillas.




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