Enora Becker
Luego de pasar la noche con Zack fuí a mis clases de música, había decidido que como no tenía mucho que hacer los fines de semana tomaría clases de piano los sábados, siempre quise aprender, creo que ya era hora. Las clases eran de 8 a 11, Zack sabía de mis clases al igual que los Aiken, no sé si Tiago estaba enterado, pero no me importaba.
Si que te importa.
Decidí ignorar a mi conciencia. Luego de la clase fui a mi habitación a ver a Tammy, la cual dormía plácidamente, toda una perezosa, dormía los sábados y domingo hasta medio día o más, yo creo que si fuera por ella ibernaria como un oso, era impresionante.
Traté de no hacer ruido mientras entraba y colocaba mis cuadernos, aún no tenia un piano, lo compraría, más adelante, o mas bien un teclado, los pianos son muy grandes, supongo que cuando tenga mi propia casa me lo compraré.
Pasaron 2 horas, la 1:30, Tammy aún dormía, así que pedí pizza. Cuando llegó la pizza mágicamente Tam revivió de su sueño profundo, claro comida.
—Muero de hambre y huele a pizza.
—Buenas tardes Bella Durmiente.
—Hola Nora ¿Qué tal tus clases?
—Bastante bien la verdad, ya sé tocar “estrellita”.
—"¿Estrellita dónde estás?" ¿la canción infantil? –me vio con los ojos entrecerrados pero con cara de confusión y burla al mismo tiempo.
—Esa misma. –dije toda entusiasmada.
—Eso es... –hizo una pausa, trataba de aguantar la risa- Impresionante. –no pudo más y comenzó a reír.
—¡¡No te rías!! –le lancé una almohada- es un gran avance para mí.
—Nora, es una canción de niños.
—Solo llevo cuatro clases, voy muy avanzada mas bien.
—Si tú lo dices. –volteó los ojos- Pásame un trozo de pizza.
—Pero es mía.
-Nora pediste dos pizzas, pásame un trozo… o una caja. –sugirió.
—Bien. –le pasé una caja a regañadientes, pero se la pasé.
Pasaron unos instantes cuando volvió a hablar.
—¿Ya no estás enfadada conmigo? –preguntó mientras comíamos.
—No podría enfadarme contigo ni aunque quisiera Tam, es una decisión que sale de nuestras manos, aunque ya me escucharán mis padres, los llamo mañana.
—Bueno habla con ellos, igual no tienes otra opción.
—Voy a tener que dormir con él Tam. –lo dije tirándome en la cama.
—No es para tanto, no te va a morder.
—¿Tú qué sabes? ¿Y si me mata mientras duermo?
—El moriría a las pocas horas, además, lo último que quiere es hacerte daño, créeme. –ella sabía algo que yo ignoraba, lo sé, la forma en la que lo dijo la delató.
—¿Sabes tú algo que yo ignore Tam? –la miré fijamente.
—Puede ser... -ocultó una sonrisa de saber más de lo que admitía, pero por su cara entendí que no iba a decírmelo- Pero no soy quien para contártelo, lo siento. –confirmó mis pensamientos y le hice puchero.
—No es justo.
—La vida no lo es.
—Bueno, supongo que tenemos que ir empacando ¿no? Después de todo nos vamos el viernes, hoy es sábado y entre semana las dos estamos muy ocupadas.
—Pues sí, busca las maletas, vamos a recoger lo que no usamos y lo que no vamos a necesitar esta semana.
Las dos nos pusimos manos a la obra, recogimos casi todo, dejamos un par de suéteres afuera, un par de zapatos, ropa íntima y cosas de higiene personal. Quedamos agotadas, se nos fue toda la tarde en eso, estaba muy cansada y me fui a dormir.
…
Domingo, un gran día para no hacer nada, dormí más de lo que esperaba, me sentí modo Tammy, son las 2 de la tarde. Tam y yo comimos algo y me dispuse a llamar a mis padres.
*Llamando a mamá*
—¡¡Vampirita!! ¡Que sorpresa! –dijo mi madre.
—Hola mamá, ¿cómo están por allá?
—Pues aquí todo bien, tu padre ha salido a comprar unas cosas y vuelve más tarde, yo le aviso que llamaste.
—Gracias mamá. –hice una mini pausa- ¿Sabes? El viernes en la noche me enteré que me voy a mudar con los Aiken.
—¡¿Enserio?! –de paso tenía el descaro de hacerse la que no sabia.
—Vamos ma, no te hagas, tu lo sabías todo, lo han hecho para hacer reducción de costos, pero por lo menos pudieron comentármelo ¿no? Me enteré así de la nada y por si no lo sabías, Tom tiene un compañero de piso ¿no te preocupa que viva con otro chico que no conoces?
—Hija, ya eres grande, además ese chico es increíble… -un momento, mi mamá sabía de ese chico?
—¿Cómo lo sabes? Ni lo conoces. –interrumpí.
—Es verdad no lo conozco, pero Tom nos hablo de él y sus padres lo conocen, es buena persona por lo que me han dicho, aquí la que me preocupa eres tú ¿a ti no te molesta vivir con él? –esto era personal, pero era una gran pregunta ¿en verdad estaba molesta por vivir con él?