Shooting Star

Capítulo 8

Enora Becker

Martes primero de febrero, ya había finalizado un largo mes donde habían pasado muchas cosas, a ver si las enumeramos podemos decir que:

1. Conocí al chico más guapo del mundo.

2. Nos besamos intensamente.

3. Me dijo que no podíamos estar juntos.

4. Me besé con mi compañero de trabajos y dormí con él.

5. Gracias a ese beso me enteré que estoy enamorada de un perfecto desconocido al que solo he besado una vez.

6. Fui a mi primera fiesta.

7. Tengo un lienzo en blanco y solo me quedan  5 meses para llenarlo.

8. Me enteré que la beca de Cambridge ahora es de un año.

Y creo que eso es todo.

Te enteraste que vivirás con el chico que te trae loca.

Oh si, casi lo olvido, este viernes, 4 de febrero me mudare a casa del chico que me gusta y de paso tenemos que dormir en la misma cama. Algo es seguro, si me voy a Cambridge no sería siendo virgen.

Así que bien , vamos a iniciar otro largo día donde haré lo mismo de siempre, estudiar, ver clases, ir a la biblioteca, tratar de encontrar ese algo en lo cual inspirarme, hallar mi musa para decirlo de una forma más… artística.

Clase de arte moderno, esta clase me gustaba, era interesante, era lo actual, era una clase muy dinámica, más que todo pintábamos, pues no hay nada mas moderno que lo que hagamos nosotros. Últimamente había estado pintando mariposas, flores, cosas que indicaban el cambio, también decían que estaba abierta a nuevas cosas, florecer, dejar de ser un capullo.

El día transcurrió igual de tranquilo que siempre, hice lo de todos los días y me fui a mi habitación cansada, estaba muerta y agotada, así que fui directo a la cama. Y así básicamente toda la semana, hasta el viernes claro.

—La semana paso rápido ¿no crees? –dijo Tam.

—Tam son las 7:30 de la mañana y estoy desayunando, aún estoy medio dormida, no tengo idea de que hablas. –le dije toda adormilada.

—Es viernes Nora. –dijo como si fuera obvio.

—¿Y? –era muy temprano mi cerebro no procesa nada hasta después de las 9:30.

—Hoy nos mudamos tontita.

—¿Qué? ¿Es hoy? –no lo podía creer, si había pasado rápido la semana.

—Si bobita ¿no estás emocionada? –dijo con mucho entusiasmo.

—Tengo muchas emociones revueltas en estos momentos a decir verdad. –era cierto, volví a la realidad, hoy lo vería, otra vez, y esta vez, hablaríamos, creo.

—Ay Nora, Nora, Nora –dijo suspirando- el amor si que transforma personas.

—¿De qué hablas? ¿Qué amor?

—¡Ay por favor! No te hagas, tu amor por Tiago, creí que ya lo habíamos superado ¿no? Ya lo habías admitido ¿volviste a cambiar de opinión?

—Pues no, o sea que si lo quiero y si me gusta, no es que haya cambiado de opinión ¿entiendes? –Tam me miro y se rió a carcajadas.

—Ay Nora –dijo ya llorando de la risa- de verdad que tu enamorada eres un punto y aparte. –y siguió riendo.

—No veo la gracia.

—Te pusiste nerviosa sola, nada más hice una pregunta sencilla y te pusiste toda nerviosa, ese chico no te gusta.

—¿Ah no?

—No, ¡¡¡TE ENCANTA!!!! –le volteé los ojos.

—Muy bien Tam, me voy a dar una ducha y luego a clases.

—Ajá. –dijo riendo todavía.

Me dí mi ducha de agua caliente, salí, me puse unos vaqueros grises, eran lindos, con un jersey negro y mis botas negras, eran mis favoritas y que mejor día que usar mis botas favoritas que hoy.

El día transcurrió igual que todos, fui a mis clases, a la biblioteca luego, pero hoy me fui antes, llegué a la residencia a las 4:30, se suponía que Tom nos buscaría para ayudarnos a Tam y a mí a las 5:30, así que teníamos hora y media para terminar de recoger todo.

—¿Ya guardaste todo?

—Aun no, me faltan las cosas del baño. –dije.

—A mi igual, tu ve por las cosas del baño que yo me encargo de lo que quede aquí. –sugirió Tam.

—Tam, aquí no falta mucho.

—¿Cómo que no? Hay que recoger las sábanas, aún faltan los libros que están afuera, un poco de ropa de los armarios…

—Bien –la interrumpí- faltan cosas, tu sigue, yo me encargo del baño. –dije dirigiéndome al baño y empezando a recoger.

—Si si y muévete, Tom ya no debe tardar, faltan 10 minutos. –dijo Tam desde la habitación.

—Lo sé, ya sabes lo irritante que es con la puntualidad.

—Sí, no lo entiendo, si ya sabe como somos para que exige la puntualidad.

—Bueno Nora, creo que lo dice es por tí, normalmente llego temprano, pero cuando voy contigo siempre llego tarde.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.