Shooting Star

Capítulo 11

Santiago James

Luego de comprarle las flores a mi solecito, salí a correr, no podía quedarme esperando a verla dormir, aunque ya lo había hecho un rato en la mañana antes de salir.

Al llegar me la encontré buscando no se qué, pero no quería que terminara de buscar nunca, esa mini falda se le veía muy bien...

Ok, lo mejor es que si pare de buscar.

Entendí que necesitaba un florero, pero en vista de que no tenemos -tendré que comprar uno- le di una jarra para las flores, la lleve a sus clases y luego volví a casa feliz sabiendo que le habían encantado, además no pude evitar acercarme a ella y dejarle un beso plantado en la comisura de los labios, sabía que si la besaba no me iba a detener.

En casa me acosté a dormir un rato más, hasta las 11:30, me había parado muy temprano para poder encontrar las flores.

Salí de la habitación y fui a la cocina, busqué una receta de panqueques en internet, teníamos que aprender a cocinar si ellas iban a estar aquí, que mejor momento que ahora para empezar a aprender.

Mientras leía la receta e iba mezclando los ingredientes, ví a Tom dirigirse con hielo a la habitación de Barbie, sé como va a terminar esto y no será nada lindo.

2 minutos luego de que Tom entrara en la habitación de Barbie escuché como él salía corriendo y detrás lo seguía una muy enojada y gritona Tammy.

—Esta me la pagas Tomas Alexander Aiken Díaz. -uhhh nombre completo, estaba furiosa.

—No si no me alcanzas Tammy Daniela Aiken Díaz. -esos dos se iban a terminar matando.

Claro que eso no iba a suceder hoy porque justo se abrió la puerta y pude ver a una Nora bastante sorprendida tratando de asimilar lo que estaba viendo, un par de hermanos persiguiéndose porque son unos insoportables, mientras yo ya estaba en la cocina, había hecho la mezcla de panqueques y los había colocado sobre la plancha desde hace 3 minutos y aún no se hacían, esta plancha debía estar dañada, aunque tendría sentido, nunca se ha usado, tiene como dos años ya.

La enchufé y desenchufé varias veces, entonces cierta personita se acercó a mí en la cocina y no pude evitar sonreírle y saludar.

—Hey -le dije con una sonrisa cálida y provocadora...

—Hola. -se sonrojó toda.

¿Ya pasó navidad no? Porque con Enora siento que aún seguimos en esas fechas, se enciende como árbol de navidad cada vez que le digo algo, supongo que es bueno.

Exacto, significa que las locuras que haces funcionan.

—¿Qué estás haciendo? -preguntó mientras yo seguía viendo los panqueques y pensaba en lo roja que ella estaba.

Me pregunto si estará así de roja cuando estemos haciendo...

¡CÉNTRATE!

Cierto, concentración.

—Panqueques -dije viéndolos, es algo obvio.

—¿Necesitas ayuda? -será que voy muy mal, porque hasta donde sé esta mañana aún estaba rara conmigo, pero después se sonrojó toda, me confunden mucho las señales de esta chica.

—No, estoy bien solecito. -iba bien, tampoco podía dejar que mi ego cayera por unos panqueques, yo podía con esto.

Soy Santiago James Covey, claro que puedo con esto.

—¿Seguro? Porque hasta donde sé, necesitas prender la plancha para que se cocinen. -esperen, ¿esto no era automático?

—¿Qué no solo se enchufa y ya se prende sola? -creo que debo parecer un idiota preguntando esto.

—No tonto -me gustaba que me dijera así, de cierto modo cuando lo hacía lo decía con ¿amor? O algo así. Inmediatamente se acercó a mi lado- Debes encenderla, así. -y giró una manilla que tenia la plancha a un lado.

Así que para eso era la manilla, por eso es que debería de leer las instrucciones antes de usar las cosas.

—Eso explica porqué tengo 5 minutos con estos panqueques aquí y no se cocinan. -comenzó a reír, se estaba burlando de mí, no lo puedo creer.- No te burles Enora, no es gracioso. -estaba de cierto modo enojado, aunque no podría enojarme con ella, verla reír era, es y siempre será lo mas hermoso que he visto en mi vida.

—¡Claro que lo es! ¿Cómo no vas a saber que eso se prende? ¿Qué nunca habías hecho panqueques? -ya estaba llorando de risa, ahora si le estaba dando un golpe bajo a mi ego, esto no se iba a quedar así.

—Pues no. -dije simulando tristeza.

Por la cara que puso era obvio que se sintió mal por lo que hacía, aunque no la culpo, yo también me hubiera reído de mí.

—Lo siento yo...-genial ahora ella me causaba remordimiento de conciencia, la intento hacer sentir que me hace sentir mal y ahora yo me siento mal por ella.

—Tranquila, no todos sabemos hacer panqueques. -la miré, le guiñé un ojo y dejé ver esa sonrisa entre pícara y perversa que hace que se sonroje- Además si eres taaan buena haciéndolo, ¿por qué no me enseñas cómo se hace? -acompañado de una sonrisa netamente perversa, claro que la intención era que tuviera ese doble sentido.

—¿Seguimos hablando de panqueques? -pude ver como tragó saliva sin necesidad de hacerlo, estaba nerviosa.




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