Enora Becker
14 de febrero 2022.
Desperté y había un ramo de flores de rosas y girasoles parecido al primero que me dio la primera vez, pero más grande- también unos chocolates en forma de corazón.
Demasiado cliché.
Es lindo, son las 7:15 de la mañana y yo estoy encendida como arbolito de navidad.
Lee la nota.
Oh si, la nota de las flores.
"Buenos días Solecito
Te deje las llaves del Audi, como prometí, sobre la encimera de la cocina, me tuve que ir antes.
No te preocupes me fui con Tom.
Espero te gusten las flores y los chocolates.
Te quiere.
James."
No puede ser, es lo más tierno del mundo. Y claro que me gustaron las flores y los chocolates, son mis favoritos, seguramente Tam ayudo con los chocolates. y probablemente con las flores la primera vez.
También te quiero amor mío. -murmuré para mis adentros viendo las flores y los chocolates una última vez antes de empezar a arreglarme.
…
Ya estaba lista para ir a la universidad, misma rutina que todos los días, solo que hoy lleve una falda corta de pliegues negra, un top blanco, un jersey rosa y botas altas negras mis favoritas.
Llegué a la universidad en el Audi y fui a mis clases habituales, era interesante todo lo que se veía y se aprendía de arte e historia para poder crear cuadros y obras espectaculares.
Luego de la primera clase fui al receso que se había extendido solo por hoy, porque el comité de la universidad pidió que por ser 14 de febrero debía ser más extenso y que se yo que tonterías habrán dicho para que accedieran a esa locura. Claro que cuando la presidenta del comité es la sobrina del director hay influencias.
—¡¡¡Norita!!! -me llamo Tam desde el otro lado del pasillo y venía corriendo hacia mi.
—¡Tammy! No hace falta que grites. -dije susurrando.
—¿Qué haces aquí? -me preguntó como si fuera novedad que estuviera en el pasillo.
—Estudio aquí. -dije obvia.
—Eso lo sé tonta, pero tienes que ir a un lugar. -dijo jalándome por el brazo para guiarme.
—¿Qué lugar? -la frené.
—Sin preguntas, solo sígueme. -me arrastró con ella hasta un jardín secreto.
Sí, era secreto porque primera vez que estaba aquí, además no había nadie.
—¡Bienvenida al jardín secreto! -dijo entusiasmada.
—¿Secreto?
Con que si es secreto de verdad.
Eso parece.
—Sí, solo lo conocemos Tiago, Tom y yo. -Tiago.
—¿Y qué hacemos aquí? -fruncí el ceño.
—Bailar mambo. -puso los ojos en blanco- Es un sorpresa, cierra los ojos. -ordenó.
Cerré mis ojos.
—Cuenta hasta tres y los abres.
1
2
3
Abrí mis ojos y James se encontraba parado frente a mí con un girasol.
—Hola. -me dijo suavemente.
—Hola. -dije mientras sentía como mis mejillas se iban encendiendo.
—¿Quieres comer conmigo? -señaló detrás de él.
¡Un picnic!
—Sí. -dije en un hilo de voz, la verdad es que moría de hambre, pero de los nervios se me estaba quitando.
Me tomó de la mano y me llevó hacia la manta que estaba sobre el césped debajo de un árbol, había de todo, chocolates, frutas, sándwiches, jugos y mil cosas más, yo solo veía como sacaba cosas de la canasta, mi pregunta es ¿Cómo entró todo eso ahí?
El secreto de las canastas, próximamente, solo en cines, también en 3D.
Muy bien ya pensaba tonterías, pero estaba nerviosa.
—Es mucho para 45 minutos.
—No tienes que comer todo, solo te traje opciones.
—Es muy lindo, gracias.
—Lo que sea por tí. -me guiñó un ojo.
—Hablando de lo que sea...
—¿Si? -enarcó una ceja.
—¿Me prestarías el Audi hoy? -dije mordiéndome el labio inferior y jugando con mi cabello- Es que Tam y yo iremos de compras, entonces quería saber si nos podíamos ir juntas y todo eso. -le hice ojitos de perrito chihuahueño.
—¿Puedo ir? -no esperaba esa respuesta.
—No James, es una salida de chicas.
—Hmm -dirigió su mano a su barbilla haciendo que se lo pensaba- Sí.
—¿Sí? chillé de la emoción.
—Claro princesa, es tuyo.
—No es mío James, es tuyo.