Enora Becker
Después del 14 de febrero la semana siguió normal, claro que Tiago y yo andábamos más unidos, íbamos juntos a la cafetería en los recesos, llegábamos y nos íbamos juntos de la universidad, también me ayudaba a estudiar en casa y pues no nos separábamos.
Había pasado una semana y media desde nuestra cita romántica y carnavales estaba cerca, este fin de semana seria la fiesta de carnaval de la universidad y yo me encontraba en la habitación de Tam ayudándola a elegir su disfraz.
—La fiesta es mañana y no tengo disfraz. -dijo como si fuera el fin del mundo.
—Oh que horror. -dije con sarcasmo.
—Tal vez a ti no te importe, pero debería... Después de todo iras con Tiago como pareja ¿no?
—No tengo idea, aún no me dice nada. -me encogí de hombros.
—¿Cómo qué no? ¡Es mañana! Ustedes dos son bien raros. -señaló.
—Ajá. -puse los ojos en blanco- ¿Por qué no te disfrazas de Barbie?
—¿Es una broma? -negué con la cabeza- NO.
—¿Por qué no? Te quedaría bien, si te pareces un poco, además puedes ser una Barbie atrevida. -volteó a verme y puso esa cara de estar tramando algo.
—Muy bien, si yo soy Barbie tu eres una princesa.
—¿Cómo por qué sería yo una princesa?
—Así es como Tiago te dice, por algo debe ser, puedes usar un vestido amarillo como la Bella y una tiara, por supuesto.
—¿Y se supone que Tiago es la bestia? No me hagas reír Tam.
—¡Anda! Anímate Nora.
—¿De dónde se supone que saqué un vestido amarillo? -pregunté confiada sabiendo que no había forma de conseguir uno de un día para otro, pero me dio esa mirada de que tenía la vida resuelta.
—Oh Nora, mi dulce y pequeña Nora. -se me acercó lentamente, me daba miedo- ¿Recuerdas aquel día que fuimos de compras? -habla del 14 de febrero, asentí- Ese lindo y hermoso día te compré un vestido amarillo, te lo buscaré. -la forma en lo que decía tan suavemente era aterrador.
Se acercó a su closet y sacó una caja.
—Ten, pruébatelo, es tu talla. -me dio la caja.
Era un vestido amarillo largo, con tirantes, tenía forma de V y la mitad de la espalda descubierta, la falda del vestido tenía una abertura desde la mitad del muslo, esto tenía muchas partes visibles.
—No creo que vaya a funcionar. -dije mientras salía para que me viera.
—Claro que funcionara, es perfecto, solo nos falta la tiara, pero yo me encargo. -dijo Tam entusiasmada. ¿Y quién soy yo para romper esa ilusión?
Una persona que es muy buena para ser real.
Ya te extrañaba Cata.
Siempre estoy aquí.
Bien, hora de seguir viendo a Tam hasta quedarnos dormidas.
...
Sábado, genial, día de la fiesta, ayer Tam y yo terminamos un poco de tarde con la probadera de vestidos, al final se quedó con un vestido corto, rosa, ceñido al cuerpo que se le ve increíblemente bien.
Al despertar apagué el proyector de estrellas -aun no creía que tenía uno- me encantaba, simplemente era perfecto, igual que el chico que me lo dio.
Todo el día estuvimos hablando, pasando el rato, hasta que dieron las 4 de la tarde y Tam entró en crisis.
—¿A qué hora es que debemos llegar? -preguntó por milésima vez en el día.
—Inicia a las 8 hermanita. -le dijo Tom por milésima vez- Ya relájate, me causas ansiedad. -dijo alejándose de ella.
—Es que me tengo que arreglar.
—Faltan cuatro horas. -dije porque lo veía como mucho tiempo.
—Y también debo arreglarte. -recordó, me miró e hizo un gesto como si se fuera a desmayar.
—Yo puedo arreglarme sola. -le dije.
—No, vete a bañar, te espero en mi habitación cuando salgas. -la miré pero no me moví- ¡Ahora! -ordenó.
Que mandona.
Me levante rápido del sillón, estaba muy cómoda abrazada con Tiago quien me hizo un mohín cuando me paré y me tomo la mano dramáticamente para que no me fuera, pero para hacer más drama aún, me aleje lento haciendo que nuestros dedos se separaran poco a poco.
—Nos vemos después. -dije dramáticamente.
—¡Ya muévete! -dijo Tam llevándome por el pasillo, sin que Tiago pudiera decirme nada.
—Pesada. -murmuré mientras íbamos caminando.
—Viven juntos amiga, no es como que se fuera a morir. -eso es lo que no sabíamos, todo es impredecible.
—Eso no lo sabemos, un día estamos y al otro no, simplemente nos vamos. -puso sus ojos en blanco y me dejo en la habitación.
Me metí a bañar, me tarde como 45 minutos, me lavé el cabello, puse música, me depile toda y luego salí en toalla hasta el cuarto de Tam, todas las cosas que iba a usar ya las tenía ella.