Santiago James
*Octubre 2021*
—Hey.
—Hola.
—Necesito pedirte algo. –clavé la mirada en Tom- Mi hermana y su mejor amiga llegan en Enero. –empezó- No puedes seguir así. -me observó de arriba abajo- En ese estado.
—Creí que ya lo habíamos superado Tom, es mi vida.
—Lo es, pero resulta que ahora en tu vida no solo voy a estar yo, va a estar mi hermana y su amiga, no quiero que las metas en toda tu mierda.
—¿Y qué harás? ¿Echarme de mi casa? –me frunció el ceño y asintió- No puedes echarme.
—No Tiago, no puedo, pero si puedo hablar con tus padres para que te internen en un centro de rehabilitación.
—No lo harías. –me estaba amenazando.
—Escucha, no debería decirte esto, pero si de aquí a Diciembre en la cena familiar tus padres no te ven mejor, te enviaran lejos.
—¿No lo entiendes verdad? No puedo dejarlo, cada vez que lo hago el momento del accidente vuelve a mí una y otra vez, es como si ella se me apareciera y me recordara que toda la culpa es mía.
—Pero no fue así, no fue tu culpa ¿Cuándo lo vas a entender? Tu no le pediste que te siguiera y quien acelero fue Travis, no tu.
Era cierto, nunca fue mi culpa, si, discutimos, pero fue él, por su culpa ella ya no está.
—Lo voy a intentar. –Tom me pasó una bolsa negra- Pero con calma, aún no puedo deshacerme de todo.
—Si no lo tienes en casa no tendrás la tentación de querer consumir. –me fulminó con la mirada- A la basura, ahora. –ordenó.
Y después dicen que el mandón soy yo.
Volteé los ojos y empecé a botar todo con todo el dolor y la fuerza de voluntad que es llevaba.
Octubre fue una completa tortura, casi caigo como cuatro veces, en noviembre estuve más calmado y en diciembre vi a mi familia, por suerte pasé la prueba y todo bien para todos, claro que las ganas de querer consumir seguían ahí, solo que debía contenerme mucho, si estaba calmado todo iba a salir bien.
*Enero 2022*
Un día antes de iniciar clases.
Fui a casa de mi familia el último domingo antes de iniciar clases, es decir el 9 de enero. Disfrutamos de un rato juntos.
Tom había ido a su casa porque buscaría a su hermana y su vecina, así que nos veríamos en la noche.
La tarde con mis padres fue genial, hasta que llegó mi tía Ellie, no me malinterpreten, adoro a mi tía, pero no fue ella la que me molestó, si no con quien llegó.
Travis.
Volvió de Alemania.
Genial, yo que ya estaba mejor.
—¡Primito! ¿Me extrañaste? –me abrazó con hipocresía.
—Fue lo que menos hice en todo este tiempo. –dije entre dientes y me fui al patio trasero.
Necesitaba aire, sentía que todo lo que estaba bien volvía a estar mal.
Como que hace calor aquí.
—Me enteré de lo que te paso. –dijo Travis mientras se incorporaba a mi lado- No puedo creer que te afectara tanto, solo era una chica, van y vienen.
—Veo que sigues siendo un imbécil. –me hervía la sangre.
—Tu ahora no estás muy lejos de serlo, tomas drogas, sales con chicas todas las noches y luego las dejas. -hizo una pausa- Por como yo lo veo, eres exactamente igual a mí. –lo miré con rabia y lo tome de la camisa.
—Jamás en mi puta vida seré igual a ti, dejé las drogas hace un tiempo ya.
—Pero sigues con las chicas, una vez que lo pruebas no puedes dejarlo, es una adicción, así como las drogas, solo necesitas un empujón para recaer. –me dijo con soberbia.
Cálmate Tiago, no caigas.
—Eres un maldito imbécil Travis.
—Querido primo, también soy James, eso se lleva en la sangre, si yo soy un imbécil tu igual, somos iguales, mírate, eres justo como era yo hace dos años, impulsivo, drogadicto y con todas las chicas a su alrededor. –no lo miré, no podía decirle nada, de cierto modo tenía razón, me había convertido en mi peor pesadilla, ser como Travis James.
Pero no se calló ahí, siguió hablando.
—Dentro de poco conocerás a alguna chica a la que vas a querer igual que a Molly, van a terminar igual ¿no te das cuenta? Eres una bomba que está siendo contenida, pero en algún momento vas a explotar y lamentándolo mucho te la llevarás a ella contigo, la destruirás, pero ella será tu perdición y tú la de ella.
No pude más, debía irme de esa casa, no podía seguir escuchándolo, pero aún así no se detenía.
—James, mañana es mi fiesta por primer día de clases. Quien quita que conozcas a tu siguiente Molly.
—Te odio. –lo hacía, en verdad lo hacía- Es tu culpa que ella no esté, tu conducías.
—Lo hacía, pero tú fuiste quien se adelanto el semáforo, ella solo quería tu perdón, pero arriesgó su vida por ello y mira como terminó...