Enora Becker
¡¡Buenas noticias!!
Tiago y yo oficialmente éramos novios.
Por otro lado, en estos momentos nos encontramos camino a casa de sus padres porque Katie, su hermanita, cumple 10 años.
Estoy nerviosa por conocer a sus padres y también porque mis padres llegaron ayer a casa de los padres de él, Tiago les pago el vuelo.
—Relájate solecito. –me dijo al ver que repiqueteaba mis dedos sobre mis muslos- Solo son padres. –dijo natural.
—Si...-dije nerviosa- Solo son padres ¿Qué puede salir mal? –dije aún más nerviosa.
—Princesa, escucho los latidos de tu corazón hasta aquí, cálmate. –hizo una pausa doblando a la derecha- Es más, ya llegamos. –dijo y mi corazón dio un vuelco.
—¿Ya? Cinco minutos más aquí, por favor. –lo vi suplicante.
—Está bien, pero relájate, les vas a encantar, te lo aseguro. –me dio una sonrisa y una mirada cómplice.
Nuevamente sabe algo que yo ignoro.
Ya me cansé de averiguar qué es lo que siempre sabe.
—¿Nos podemos bajar ya? –dijo Tam- Me duelen las piernas.
Iba tan nerviosa que había olvidado que los Aiken habían venido con nosotros.
—Si Barbie te puedes bajar ya. –dijo Tiago volteando los ojos.
—No, yo espero a Norita, ¿verdad Norita?
—¿Eh? Si, vamos. –dije sin seguridad alguna.
Todos abrimos las puertas y nos bajamos del Audi, entre todos sacamos las maletas del auto y nos dirigimos a la entrada.
—Un segundo. –dije antes de que Tiago abriera la puerta y se detuvo- No puedo hacerlo.
Me alejé de la puerta y él me siguió, los chicos se quedaron de pie frente a la puerta.
—Hey, mírame. –me tomo de las mejillas para que lo viera directamente a los ojos- Todo va a estar bien, les vas a gustar, a mi me gustas.
—Soy tu novia, obvio que te gusto. –murmuré.
—Mmm... -okey Molly no venía a colación, pero ese silencio incómodo fue debido a ella- Mira, ya le hablé de ti a mis padres, además los tuyos están adentro, sinceramente de todos la que más me preocupa es Katie, nunca le agrada nadie, solo le agradan los diablillos Aiken. Así que relájate, si le agradas a Kat, todo va a estar bien. –me miró y me dio un corto beso en los labios- ¿Confías en mí?
—Sí.
—Andando entonces.
Me dirigió a la puerta y entramos.
—¡¡¡Hola!!! ¡Llegamos! –dijo Tiago haciendo eco en toda la casa.
—¡Cariño, en el patio! –se escuchó la voz de una señora, supongo que la de su madre.
Dejamos las maletas en la entrada y una señora apareció.
—¡Darla! –dijo Tiago alegre.
—Joven Tiago, bienvenido a casa.
—Darla ¿puedes subir las maletas por favor?
—Sí, yo le pido ayuda a Dan. –sonrió amable- Sus padres y los de la señorita Becker están en el patio.
—Nora por favor. –dije algo sonrojada.
Me sorprendió que la señora estuviera enterada de quién era yo.
Nos dirigimos al patio.
—¿Así que todos en tu casa saben quién soy? –le susurré a James.
—Sí, pero no hace falta que susurres. –dijo susurrando.
—Pero tú lo estás haciendo.
—Te estoy siguiendo el juego. –me guiñó un ojo- ¿Lista? –dijo frente a unas puertas francesas.
—No, pero ¿qué puedo perder?
—Nada, porque siempre voy a estar contigo. –me miró y me besó en la frente, tenía mi mano entrelazada con la suya y abrió las puertas.
Llegamos a un patio trasero increíblemente grande, había un bar, mesas, sillas, muebles, una piscina, mis padres, sus padres y una niña pequeña, que supongo que es Katie.
—Hola cariño. –se levantó la señora alta, rubia, de ojos azules.
—Mamá, ella es Nora, mi novia. –me presentó y mi corazón se aceleró.
Su novia.
Era la primera vez que lo decíamos en voz alta –a excepción de Tom y Tam que ya sabían todo.
—Un gusto conocerla señora James. –dije estrechando su mano.
—Querida, sin formalidades, dime Mercedes. –dijo y me abrazo- Me alegra al fin conocerte, Tiago habla mucho de ti. –me sonrojé al instante.
—Hijo. –dijo el señor James, levantándose de la mesa.
—Papá ella es...
—Enora Becker, pero prefieres que te digan Nora ¿no? –asentí- He escuchado mucho de ti, es un placer.
—Igualmente señor James.
—Dave, ahora eres parte de la familia. –me dio la bienvenida, el padre de James, también era alto, cabello cobrizo y ojos azules, ahora entiendo de donde Tiago saco todas esas cualidades.